Una marejada de vendedores volvió a invadir ayer el centro histórico, ante la falta de acciones por parte de las autoridades competentes.
El problema, que se agudizó desde hace dos semanas, parece incrementar cada día, mientras los organismos competentes tratan de definir un plan estratégico de desalojo.
Un centenar de vendedores ambulantes y carretilleros entran como pedro por su casa e incitan al desorden.
En reiteradas ocasiones, las unidades de la policía municipal han intentado desalojar a los mercaderes sin un resultado definitivo. El hecho se ha vuelto un círculo vicioso, pues la Policía Nacional espera la orden del alto mando de la institución para proceder al desalojo.
Retroceso
Permitir la presencia de vendedores ambulantes significa, según la Alcaldía, retroceder 12 años y hacer a un lado todos los esfuerzos que se han hecho para la recuperación de este espacio.
Alejandro Argucia, gerente de Orden Público de la comuna, informó que continúan los operativos en los que participan la Policía Municipal e inspectores a fin de que los buhoneros no se apoderen de las calles y aceras del casco histórico.
Asimismo, se ha sumado personal de las Fiscalías de las Etnias y Patrimonio Cultural, Delitos Comunes y Derechos Humanos
“Estamos a la espera de llevar a cabo el proceso legal y jurídico para que sean efectivos los operativos con los vendedores”, declaró Agurcia.
A criterio del gerente de Orden Público, los más de 200 carretilleros son quienes más problemas causan en este emblemático espacio debido a que están confabulados con delincuentes.