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Tegucigalpa, Honduras.- El adagio popular sostiene que hacer ejercicio en ayunas por las mañanas y desayunar después del entrenamiento es la fórmula ideal para quemar grasa y perder peso, bajo la premisa de que el organismo utiliza la grasa acumulada como su principal fuente de energía.
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No obstante, esta idea, aunque extendida y aceptada, no es del todo precisa. Si bien existe una base real detrás de esta afirmación, no es tan definitiva como se ha popularizado.
Puntos a considerar
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Según Ronerd Zaldaña, entrenador personal y coach de vida, entrenar en ayunas —especialmente con ejercicios cardiovasculares— puede favorecer la utilización de las reservas de grasa como fuente de energía debido a que los niveles de glucógeno e insulina en el cuerpo son significativamente bajos tras un ayuno prolongado de 8 a 10 horas.
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No obstante, advierte que el organismo podría recurrir a la masa muscular como combustible en sesiones prolongadas de cardio, lo que resulta contraproducente para quienes desean conservar su musculatura.
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“El cuerpo utiliza primero las reservas de glucógeno, pero si estas se agotan, recurre a las proteínas de los músculos para obtener energía. Es importante no confundir la quema de grasa con la pérdida de masa muscular al ejercitarnos en ayunas”, explica Zaldaña.
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El especialista señala que, a pesar de estos matices, el ejercicio en ayunas ofrece notables beneficios. Entre ellos, la mejora de la flexibilidad metabólica, el aumento en la eficiencia energética y la regulación de los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre.
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Además, entrenar sin haber ingerido alimentos previene problemas asociados con la diabetes, ya que optimiza la sensibilidad a la insulina, un factor clave en el desarrollo de esta enfermedad y de la obesidad.
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Asimismo, el cuerpo aprende a utilizar las grasas como principal fuente de energía, volviéndose menos dependiente de la glucosa.
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Esto promueve un incremento en la capacidad de los depósitos de glucógeno y estimula la creación de nuevas mitocondrias —las “baterías” de nuestras células—, lo que se traduce en un mayor rendimiento energético a largo plazo.
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Zaldaña concluye que las personas pueden realizar ejercicio en ayunas de manera segura, siempre y cuando se haga con moderación y en sesiones suaves que permitan la adaptación del cuerpo a esta modalidad de entrenamiento. Así se podrán aprovechar sus ventajas sin comprometer la masa muscular ni la salud general del organismo.
Tenga precaución
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Se recomienda una adaptación progresiva antes de realizar ejercicio en ayunas, con un plan nutricional adecuado. No es recomendable realizar entrenamientos de fuerza en ayunas sin una preparación previa.
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Personas con bajo porcentaje de grasa corporal, niños, adolescentes, embarazadas y quienes tienen problemas de diabetes o tiroides deben evitar entrenar en ayunas. Consulte a su médico.