Tegucigalpa, Honduras
“Yo tengo una vecina que le puede colocar esa inyección, ella tiene buena mano. No, no es enfermera, pero sabe de esas cosas...”. Seguramente ha escuchado comentarios de este tipo en más de una ocasión, sin embargo, quizá desconozca los riesgos que implica someterse a un procedimiento médico bajo estas condiciones.
La mala praxis en inyectables es por lejos el caso más común de negligencia dentro del campo de la enfermería. Consiste en la inapropiada aplicación de medicamentos a través de una jeringa, ya sea por falta de controles de higiene o por desconocimiento del procedimiento correcto.
“Para poner una inyección en el glúteo se necesita incluso identificar una medida denominada cuadrante superior derecho, establecida en los parámetros del personal de salud en general; médicos, enfermeros y auxiliares de enfermería”, indicó la especialista Ana Laura Rico.
En consecuencia, si un medicamento es suministrado en una zona fuera de esta, podría originarse un absceso, que consiste en una acumulación de pus infecciosa que posteriormente tendría que ser drenada por medio de cirugía menor.
No obstante, la enfermera informó que además de esta complicación, la consecuencia más grave de la mala praxis en inyectables intramusculares recae en la posibilidad de que al momento de introducir la jeringa en el glúteo esta haga contacto con el nervio ciático, lo que posteriormente podría generar dificultades en el paciente al momento de caminar.
Pruebas de medicamentos
Otro factor imprescindible al momento de pensar en aplicarse una inyección es realizarse pruebas previas para evitar reacciones alérgicas por algún medicamento. “Esto aplica en algunos antibióticos como la penicilina, tanto benzatínica como procaínica, debido a que muchas personas no son compatibles con sus componentes”, comentó Rico.
El examen se realiza por medio de una inyección diluida en 1 ml con una jeringa de 1 cc que luego se aplica en la epidermis del antebrazo. Con una pequeña dosis del antibiótico se puede detectar si el paciente muestra signos de erupción cutánea, enrojecimiento, calor en el área, entre otros síntomas.
“Aconsejo a las personas que no se arriesguen, lo ideal es visitar el establecimiento de salud más cercano si desean suministrarse algún medicamento. Una mala decisión puede llevarlos a sufrir consecuencias graves que muchas veces no son reversibles”, apuntó la experta.
“Yo tengo una vecina que le puede colocar esa inyección, ella tiene buena mano. No, no es enfermera, pero sabe de esas cosas...”. Seguramente ha escuchado comentarios de este tipo en más de una ocasión, sin embargo, quizá desconozca los riesgos que implica someterse a un procedimiento médico bajo estas condiciones.
La mala praxis en inyectables es por lejos el caso más común de negligencia dentro del campo de la enfermería. Consiste en la inapropiada aplicación de medicamentos a través de una jeringa, ya sea por falta de controles de higiene o por desconocimiento del procedimiento correcto.
“Para poner una inyección en el glúteo se necesita incluso identificar una medida denominada cuadrante superior derecho, establecida en los parámetros del personal de salud en general; médicos, enfermeros y auxiliares de enfermería”, indicó la especialista Ana Laura Rico.
En consecuencia, si un medicamento es suministrado en una zona fuera de esta, podría originarse un absceso, que consiste en una acumulación de pus infecciosa que posteriormente tendría que ser drenada por medio de cirugía menor.
No obstante, la enfermera informó que además de esta complicación, la consecuencia más grave de la mala praxis en inyectables intramusculares recae en la posibilidad de que al momento de introducir la jeringa en el glúteo esta haga contacto con el nervio ciático, lo que posteriormente podría generar dificultades en el paciente al momento de caminar.
Pruebas de medicamentos
Otro factor imprescindible al momento de pensar en aplicarse una inyección es realizarse pruebas previas para evitar reacciones alérgicas por algún medicamento. “Esto aplica en algunos antibióticos como la penicilina, tanto benzatínica como procaínica, debido a que muchas personas no son compatibles con sus componentes”, comentó Rico.
El examen se realiza por medio de una inyección diluida en 1 ml con una jeringa de 1 cc que luego se aplica en la epidermis del antebrazo. Con una pequeña dosis del antibiótico se puede detectar si el paciente muestra signos de erupción cutánea, enrojecimiento, calor en el área, entre otros síntomas.
“Aconsejo a las personas que no se arriesguen, lo ideal es visitar el establecimiento de salud más cercano si desean suministrarse algún medicamento. Una mala decisión puede llevarlos a sufrir consecuencias graves que muchas veces no son reversibles”, apuntó la experta.