Tegucigalpa, Honduras.- ¿Alguna vez se ha sentido no merecedor de sus logros? ¿Suele atribuirle a la suerte lo positivo que le ocurre? ¿Siente que en cualquier momento alguien va a exponerlo como un fraude? No es usted, es el síndrome del impostor haciendo lo suyo.
Este trastorno se atribuye a la creencia persistente de que la persona no es lo suficientemente capaz, a pesar de tener evidencia de su competencia. Quienes lo padecen sienten que no merecen el éxito, que están engañando a los demás o que, en cualquier momento, serán “descubiertos”.
Aquellos que viven con este síndrome siempre encuentran formas de minimizar sus logros o atribuirlos a factores externos. Pero, ¿cómo saber si lo está experimentando?
Algunos signos frecuentes incluyen: dificultad para aceptar cumplidos o reconocimientos, percepción de que el éxito se debe a la suerte o al azar, el miedo constante a ser descubierto como un fraude, la autoexigencia de la perfección en todo, las comparaciones constantes con los demás y la dificultad para pedir ayuda por miedo a exponer debilidades.
Ahora bien, el origen de este síndrome suele ser diverso. Entre las distintas raíces predominan: estilos de crianza muy exigentes o contradictorios, entornos competitivos o con altos estándares de desempeño, falta de representación (por ejemplo, ser la única mujer, persona joven o miembro de una minoría en un equipo), dificultades para internalizar el éxito o una baja autoestima persistente.
De sentirse identificado con varios de estos puntos, tenga presente que no está solo; millones de personas atraviesan esta experiencia, que puede comenzar a combatir en el momento en que lo decida.

¿Cómo combatirlo? Según una experta
El primer paso para combatir este síndrome es ponerle nombre: usted no es un fraude, solo está lidiando con un impostor. La psicóloga Diana Lozano comparte una guía.
Realidad. No trate de compensar lo que usted no es, ni idealice la perfección humana; Recuerda que no somos robots.
Entendimiento. Valide sus propias emociones como parte de la naturaleza diaria, sin enfrascarse en los días malos porque habrá otros más favorables.
Nueva etapa
Sin competencia. Evite las comparaciones porque medirse con los demás nunca será algo conciliador; solo obtendrás mayores inseguridades.
Apertura. Compartir lo que siente con personas de confianza puede ayudarle a ver que no está solo y que sus pensamientos pueden estar bastante distorsionados de la realidad.
Evidencia. Anote sus éxitos, proyectos terminados, elogios recibidos o momentos donde se superó o cumplió una meta. Manténgalos a la mano y vuelva a leerlos cuando empiece a dudar.
Enfoque profesional. Un psicólogo puede ayudarle a trabajar estas creencias desde la raíz y a desarrollar una autoestima más realista y sólida que le permita avanzar.

¿Más mujeres víctimas?
“En el proceso terapéutico he visto este síndrome más presente en mujeres sumamente exitosas, puesto que la sociedad tiene mayor cantidad de exigencia e idealización hacia la figura femenina, al punto de llegar a sobrexplotarla. Además lo he logrado visualizar en aquellas personas que evitan el conflicto, que generalmente padecen de mucha culpa, huyen de la soledad y se esfuerzan por ser complacientes", compartió la experta.