TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Dentro del marco laboral se puede presentar una extraña y persistente duda y sensación de inseguridad que le hace pensar que no es merecedor de logros y crecimiento, y que, eventualmente, será tildado como un “fraude”.
Y es que la mente tiene el poder de levantarlo o bien, de arrollarlo de pensamientos intrusivos que afectan el rendimiento y bienestar emocional, a través del síndrome del impostor.
Es por eso que la psicóloga Helen Maradiaga aborda algunas técnicas efectivas para superar estas sensaciones y fortalecer la autoconfianza dentro de su trabajo.
“Todo siempre empieza desde la aceptación, se puede comenzar a determinar al hablarlo con sus colegas de confianza para poner en perspectiva estos sentimientos”, inició la experta.
No dé espacio para que su mente ahonde en pensamientos negativos, cuando surjan, reemplácelos inmediatamente con afirmaciones positivas sobre sus logros y fortalezas. Como usted se perciba así lo hará el resto del mundo.
Si le es muy difícil enfocarse en lo bueno, Maradiaga sugiere tener un diario en donde pueda anotar sus logros y cumplidos que ha recibido para que al revisarlos pueda recordar sus capacidades y lo que le hace ser diferente al resto, lo que nos lleva a la siguiente técnica que es dejar de compararse con los demás.
“Cada colaborador tiene su propio ritmo y camino, enfóquese en usted y en cómo puede mejorar continuamente. Al único que tiene la obligación de superar es a usted mismo, aunque suene a cliché”, finalizó.
¿Cómo identificarlo?
Sentir que no es lo suficientemente bueno a pesar de evidencias de éxito es el principal síntoma; al igual que creer que sus logros se deben a la suerte o a circunstancias externas y no a su competencia.
Invertir cada día más esfuerzos por obtener un nivel de perfección enfermizo e incluso inalcanzable, que puede terminar en una combinación de síntomas del burnout o agotamiento profesional.
Tener estándares extremadamente altos y castigarse a usted mismo por no cumplirlos evitando asumir nuevos retos profesionales por temor a no estar a la altura y que desencadenará bajo rendimiento laboral.
Si siempre siente que sus capacidades están en desventaja frente a sus colegas, generando una sensación de inseguridad y afectando de forma negativa en cómo se relaciona con ellos y sus superiores.
Si siente incertidumbre ante su desempeño, que se traduce en un desgaste emocional afectando su bienestar.