Tecnología

La feria CES busca robots ni demasiado humanos ni demasiado máquinas

El mayor evento tecnológico como lo es la Feria CES sigue a la espera de robots con apariencia confiable y familiar para facilitar la convivencia con ellos
11.01.2024

LAS VEGAS, ESTADOS UNIDOS.- La Feria de Electrónica de Consumo, (CES por sus siglas en inglés) busca un robot estéticamente agradable para brindar confianza a las personas con las que interactúan.

De ojos grandes y expresivos, orejas de elfo y un adorable balbuceo, Miroka y Miroki podrían ser una representación de los dibujos animados. Pero detrás de su simpática fachada, estos robots son todo sensores e ingeniería, diseñados para realizar las pesadas tareas de apoyo en hospitales u hoteles.

“¿Por qué vivir con máquinas feas?”, cuestiona Jerome Monceaux, director de la “start-up” parisina Enchanted Tools, que estuvo presente en la presentación de ambos dispositivos en la feria tecnológica CES de Las Vegas, en Estados Unidos.

“Podría cortarles la cabeza y borrarles los colores, pero no estoy seguro de que quisieras compartir tu vida diaria con ellas”, prosigue.

Varias empresas emergentes están trabajando en robots que parezcan familiares y ayuden a los humanos, sin hacerles sentir incómodos o inseguros.

Amazon está probando actualmente a Digit de la compañía Agility, un androide de dos piernas que no desentonaría en el universo de “Star Wars”, para transportar cubos de plástico en sus almacenes.

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La francesa Enchanted Tools también ha apostado por robots que trabajan en equipo, diseñados para aliviar al personal de tareas repetitivas.Pero además de ayudar, Miroki pretende aportar un toque de “maravilla” al lugar de trabajo. “Es una forma de celebrar algo muy bello que hay en nosotros y evitar convertirnos nosotros mismos en máquinas”, afirmó Monceaux.

Su empresa espera producir 100,000 robots en los próximos 10 años.

”Dan miedo”

A los humanoides bípedos, móviles y autónomos aún les queda mucho camino por recorrer antes de salir del laboratorio.

Pero algunos de sus precursores han conseguido al menos salir del CES, como Moxie o Aura, un robot muy antropomórfico que entretiene a los clientes de The Sphere, el nuevo recinto esférico de conciertos de Las Vegas.

“Recibo muchas preguntas, como cuántos años tienes, cuál es el sentido de la vida, quién va a ganar la Super Bowl...”, dice Aura a los curiosos espectadores, mientras acentúa sus respuestas con bromas, risas exageradas e incluso encoge los hombros.

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Para Monceaux, los robots muy antropomórficos corren el riesgo de “provocar una reacción epidérmica”. “Crean confusión entre nuestra humanidad y su naturaleza robótica, y dan miedo”.

Sobre todo, “crean una expectativa de comportamiento similar al nuestro”, añadió, y por tanto “un riesgo de decepción”, porque el robot no ve ni entiende el mundo como los humanos, “y no lo hará en muchos años”.

Para Jonathan Hurst, cofundador de Agility, su robot Digit tendría un aspecto extraño sin cabeza y asustaría a las personas.

“Tuvimos muchas conversaciones al respecto internamente en la empresa” y se conservó la cabeza aunque no aportara ningún propósito técnico significativo, contó.

En el CES, Adam, un robot barista de Richtech Robotics, sirve café a los encantados asistentes y ahora puede hacer bromas, gracias a la IA generativa.

Pero para rellenar la máquina de café con leche, sigue necesitando a los humanos.

Ataques de robots

En una de las compañías de Elon Musk -CEO de Tesla- se presentó el ataque de un robot hacia uno de los ingenieros que lo programaba.

Según se informó, el hombre comenzó a trabajar en tres robots, pero no se percató que uno de ellos se encontraba encendido.

La máquina lo habría inmovilizado contra una superficie y hundió sus garras en el cuerpo del hombre lo que le habría provocado heridas en su espalda y brazo.

Este hecho se hizo público hace unas dos semanas, pero sucedió en 2021 en una fábrica ubicada en Estados Unidos.

Otro hecho se registró en 2017 cuando por un fallo en la programación de un androide provocó que este agarrara por la cabeza a Wanda Holbrook -técnica en mantenimiento de larga de data- y la presionara contra la línea de montaje.

“Wanda sufrió una muerte terrible y dolorosa, ya que fue consciente de todo lo que ocurría. Ese robot no debió entrar en su sección. Hubo un fallo de programación y de los sistemas de seguridad”, aseveró su esposo, Willian Holbrook cuando se suscitó la tragedia en una fábrica estadounidense.

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