La formación técnica en Honduras se presenta como una alternativa para los jóvenes y un medio para ganarse la vida ante las consecuencias que han sufrido producto de la crisis educativa en la que está sumida el país.
La actual situación de la juventud hondureña es preocupante y necesita canales para ser encausada hacia una realidad más aceptable.
La cifra de 800,000 jóvenes, el 10% de la población, que no estudian y no trabajan podría llegar a ser anecdótica con respecto al futuro del país, si el estudio realizado por el demógrafo Manuel Flores, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), es realidad y la valoración que hace el economista Josiel Sánchez, de que Honduras no está preparada tanto en educación como en capacitación laboral, resulta ser cierta.
“Es necesario que empresa privada y jóvenes venzan esta barrera, porque el desempleo produce mucha frustración”, de acuerdo con César Díaz del Valle, de la fundación MIDEH (Mejorando el Impacto al Desempeño Estudiantil de Honduras), que apoya a institutos educativos que ofrecen oportunidad de nivelación y capacitación a jóvenes con desventajas educativas.
+ Honduras necesita un plan nacional para la educación
Las cifras a dejar atrás
Actualmente, 7 de cada 10 desempleados en el país son jóvenes y 6 de cada 10 menores de 30 años no asisten a un centro formativo para mejorar su perfil de empleo, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Por el otro lado, 6 de cada 10 hondureños que regresan a Honduras deportados tienen entre 12 a 30 años de edad. Esto refleja que la juventud se encuentra en necesidad de encontrar oportunidades y considera el peligroso camino de la inmigración ilegal como una alternativa a quedarse en el país.
Este resultado es especialmente importante para jóvenes que viven en riesgo social. De acuerdo a Carlos Hernández, director de la organización que trabaja con jóvenes en riesgo social Transformemos Honduras, para mejorar la situación en el país es necesario rescatar a esta juventud en riesgo y darle la oportunidad de estudiar, o por lo menos nivelarse y capacitarse para tener un oficio.
+ De escuela técnica a exitosa universidad
Jóvenes con base débil
La falta de conocimientos básicos, que deben ser enseñados en la educación primaria y secundaria, afecta el desempeño de los jóvenes hondureños egresados de la formación básica una vez que deben realizar tareas mecánicas o de habilidad, como la soldadura o la carpintería, y no poseen una base matemática lo suficientemente fuerte como para desempeñar su trabajo de forma adecuada.
Hay que recordar que los resultados promedio en español y matemáticas, como ha mostrado
El Heraldo
esta semana, hacen que Honduras tenga un verdadero desafío para la nivelación y capacitación de los jóvenes egresados del sistema educativo público. Si recordamos, el egresado promedio de sexto grado obtiene un 60.3% en español y un 30.7% en matemáticas.
Los resultados empeoran cuando salen de secundaria. El alumno promedio domina 59.0% de sus conocimientos en español y 33.7% en matemáticas.
Para los alumnos que llegan a graduarse de tercer ciclo de secundaria, por el otro lado, puntúan un 62.7% en español y un 32.4% en matemáticas.
Ingreso al mercado
De acuerdo con una encuesta realizada a 212 empresas por la fundación META, que apoya a instituciones hondureñas centradas en la formación técnica de estudiantes en riesgo social, “los empleadores reportaron que muchos de los nuevos entrantes a los puestos de nivel inicial carecen de las habilidades esenciales para el éxito laboral”.
Según los realizadores de esta encuesta, en la mayoría de las competencias (18 de 21), que los empleadores consideran como “muy importantes” para el éxito laboral, el nivel de preparación es considerado como “deficiente”, y solo en tres de estas competencias los empresarios calificaron los niveles de preparación de los nuevos entrantes como “adecuadas”.
Por esta razón, organizaciones como META trabajan en conjunto con institutos como el San Juan Bosco de Tegucigalpa para ofrecer a los jóvenes una formación de dos años donde adquieran, además de conocimiento en una destreza como mecánica industrial, automovilística o tapicería; los conocimientos necesarios en escritura y matemáticas para realizar este tipo de trabajos.
De acuerdo con César Díaz del Valle, de la fundación META, “la capacitación y formación en competencias laborales básicas para jóvenes que tienen un nivel educativo insuficiente es algo básico para mejorar sus posibilidades de vida, porque les prepara para desempeñar un oficio.”
Según Díaz, es importante que los jóvenes encuentren un apoyo ya sea en su familia o en alguien que se implique en su futuro, por algo llamado el “factor de esperanza”: Estos muchachos necesitan alguien que le diga, “Mire papá, tiene usted una meta, la puede alcanzar. Tiene nuestro apoyo”.
En el caso del San Juan Bosco, encuentran en este lugar oportunidad. De acuerdo a su directora, Kimberly Martínez, “no hay una credibilidad en el sistema educativo. Más bien los muchachos dicen ‘voy a iniciar mi camino hacia el desempleo. En la formación del San Juan ven la oportunidad de iniciar un negocio familiar”.