Terrabella es una lámina de techo, con base de acero y recubierta de piedra ceramicada que aparenta ser producto natural similar al barro y la madera. Hecho en Honduras por la empresa Alucom; este producto ha logrado aumentar su presencia en el exterior.
En los últimos tres años su participación de mercado ha crecido un doble dígito en Estados Unidos y Canadá. También crecen las exportaciones al Caribe y que ha comenzado a “coquetear” con el mercado africano.
Terrabella forma parte de la carpeta de productos para la construcción (techos y estructuras de metal, aluminio, vidrio y vidrio templado), que produce la empresa hondureña Aluminios Comerciales (Alucom).
Marca líder
“Terrabella es la marca que hemos salido a proponer al mundo”, dijo Henry Paz, gerente de negocios internacionales del Grupo Alucom, con operaciones desde Miami. Es un producto complicado de hacer, muchos entran a su producción y son muchos los que fracasan. “Tiene mercado global realmente”.
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Pero también están incursionando en este mercado con productos como el vidrio templado, el vidrio laminado, ventanas y productos estructurales de aluminio, los que se producirá en el nuevo plantel de la empresa en Choloma, Cortés.
La producción de Alucom se genera casi en un 100% en las fábricas de producción de San Pedro Sula, aunque también cuentan con un plantel de producción en Nicaragua. La mano de obra es hondureña.
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“Tenemos un acopio global, realmente no estamos buscando precios, nada más, sino que hacer relaciones estables con nuestros proveedores”.
Paz considera que la participación de la empresa con estos productos será más fácil para la compañía porque Terrabella ya allanó el camino. “Estos son los hijos menores que el hermano mayor les paga la universidad”.
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Sobre los volúmenes de venta dijo que “en el mercado norteamericano nosotros estamos calibrando más o menos entre los 25 y 35 millones de dólares al año” lo que no es nada malo para una empresa hondureña pequeña compitiendo en mercados que en teoría le quedan grandes”.
Alucom ha llegado a África y exporta a cuatro países. El proceso ha sido difícil por la lejanía de los mercados, diferencias culturales, de idioma y legislación. “Hay que aprender cómo piensan ellos (...), es un campo minado que hay que caminar con mucha precaución porque uno se para en una mina y mete la pata”, dijo.
