La llaman, no contesta; llaman a sus amigos, no saben de ella; llaman a la Policía, pero les dicen que seguramente se fue con el novio o un amigo... Se imaginan que esas sean las palabras de aliento que reciben esos padres, pero a los tres días se enteran que aquella joven, “víctima de una sociedad machista”, aparece tirada en una hondonada, en medio de matorrales. ¿Se imaginan si fuera su hija, hermana o madre?
Suyapa Flores no lo tuvo que imaginar, lo vivió en carne propia. Aún lo vive. El dolor no cesa y su nieta -cuando le pregunta por su mamá, Anny Carolina Montecinos- le recuerda ese día en el que encontraron el cadáver en la aldea El Lolo de la capital.
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“Un femicidio más que queda en la historia, porque aquí (en Honduras) no hacen nada”, lamentó Flores con voz entrecortada, ahoga en llanto y dolor.
Su hija sumaba una muerte más, una entre las 305 que desde enero hasta el lunes se registraban en el país. Ya son 305 casos, 305 historias, 305 personas que murieron por su condición de mujer, según datos del Centro de Derechos de Mujeres (CDM).
Los casos tienen decenas de historias: fueron secuestradas y luego las mataron, su pareja las asesinó o, simplemente, no se sabe quiénes son los culpables de acabar con su vida, de cortar sus sueños...
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Temer hasta de desconocidos
Aunque ya son 305 los femicidios registrados hasta el lunes, la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus tomó como referencia 174 casos que sumaban hasta el 5 de agosto. Los reportes tabulados por el CDM, a través del monitoreo de medios, especifican las muertes por departamento, mes, edad de las víctimas y hasta quiénes son los agresores, aunque muchos son catalogados como desconocidos.Según Hellen Ocampo, coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos del CDM, hace cinco años la mayoría de femicidios eran cometidos por parejas de las víctimas, pero en los últimos reportes muestran que no existe relación entre víctima-victimario.
De los 174 femicidios reportados hasta el 5 de agosto, 21% fueron ejecutados por parejas, mientras que el 79% (ocho de cada diez casos) fueron cometidos por un desconocido, es decir, una persona de la que no se sabía nada, ni siquiera el nombre.
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Un ejemplo claro es el de Glenda Patricia Canales Rivera, quien murió a manos de un hombre identificado -días más tarde- como Jhonny Ariel López Mejía, un miembro activo de la pandilla 18. El crimen ocurrió a inicios de agosto, cuando Glenda Patricia iba caminando por una calle de la populosa colonia Villa Nueva, en la capital. Fue secuestrada por un desconocido (porque nadie en la familia de la víctima sabía quién era) que detuvieron e identificaron gracias a las cámaras del 911.
¿Cómo se sabe que fue un femicidio? Bueno, el Código Penal establece este delito cuando el agresor mata a la víctima “en el marco de relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres basadas en el género”.
Es como cuando una persona mata a una mujer porque “asume que tiene el poder de tomar decisiones sobre la vida de ella y la agrede de esa manera por ser mujer”, explicó Ocampo.
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El femicidio también puede ser identificado por lo que dijo el victimario al momento del crimen (frases como “no servís para nada por ser mujer”) o la violencia y crueldad con que el agresor mató a la fémina (moretones, si estaba semidesnuda, quemada, la cantidad de disparos y en qué parte del cuerpo los realizó).
Bajo estos parámetros, en Honduras no solo parejas o desconocidos han cometido femicidios, pues los reportes también registran casos perpetrados por familiares, amigos y hasta exparejas.
La normativa establece penas de 20 a 25 años de cárcel para el victimario, solo si se le comprueba el delito, pero en Honduras de cada 300 casos apenas 10 o 20 son judicializados, según el CDM.
Se repite el patrón
El perfil de las víctimas de femicidio en el país no es el mismo, pero hay características que se repiten desde hace diez años: la edad (de 10 a 59 años), la forma en la que mueren (con arma de fuego) y el lugar en el que se registran más casos.Por ejemplo, los reportes del CDM muestran que no hay consideraciones en cuanto a las víctimas, pues en este 2021 cinco menores de 0 a 9 años murieron a manos de femicidas, mientras que siete mayores de 70 años lamentablemente también perdieron la vida por un agresor.
La mayoría de víctimas (seis de cada diez ) fueron mujeres de 10 a 59 años, es decir, niñas, adolescentes, jóvenes y adultas.
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“Esa es una de las constantes, la otra constante es que la mayoría de mujeres murieron por arma de fuego”, mencionó la coordinadora del observatorio de Derechos Humanos del CDM.
Los datos muestran que de cada decena de casos reportados, seis fueron con arma de fuego, mientras que uno fue en con arma blanca. En los registros también hay ocho femicidios por estrangulamiento y uno por explosivos.
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Incidencia
En Honduras hay cuatro departamentos que tienen mayor incidencia: Cortés, Francisco Morazán, Olancho y Atlántida. En años anteriores Yoro también figuraba como uno de los que tenía más reportes.Según análisis de la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus, de cada diez femicidios reportados en Honduras cuatro ocurrieron en Francisco Morazán y Cortés, uno en Olancho y uno en Atlántida. De los 18 departamentos solo Gracias a Dios y Valle no registraron ningún femicidio, al menos no hasta el 5 de agosto de 2021.
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“Eso no ha cambiado mucho en los últimos diez años, la diferencia es que a veces Francisco Morazán está en primer lugar y luego Cortés”, comentó Ocampo.
La experta también afirmó que cada mes en promedio se reportan 25 casos, algunos como el de Anny Carolina Montecinos o Glenda Patricia Canales Rivera que transcienden en los medios de comunicación, pero pocas veces en los tribunales, porque no hay justicia.