Trabajadores informales, los que más trabajan, pero ganan menos de L 5,000 al mes

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Vender en una pulpería fue el sustento doña María toda su vida. Al morir, el negocio lo tomó su hija, Marcela, pero ahora -con la inflación- es más difícil mantenerlo.

De las ganancias en ese negocio vive ella, su esposo e hijo, sin embargo, al no “ajustar”, su marido se vio orillado a tomar un trabajo como guardia de seguridad en una empresa dedicada a ese rubro.

El pago que recibe su esposo está por debajo del salario mínimo (14,886 lempiras), pero les ayuda para terminar limitadamente el mes, sobre todo porque la tienda cada vez está más desabastecida.

En Honduras la población económicamente activa es de 4.1 millones, pero más de la mitad trabaja en el sector informal, así como lo hace Marcela, quien abre la pulpería a las 5:00 de la mañana y la cierra a las 9:00 de la noche.

Trabaja cada día 16 horas diarias, el doble de las establecidas en el Código del Trabajo, pero como forma parte de las estadísticas de trabajadores informales, no le queda más que seguir con su rutina diaria.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), los empleos relacionados con la agricultura, pesca, con actividades del hogar (como las empleadas domésticas) y la explotación de minas reciben un salario promedio por debajo de los cinco mil lempiras, es decir, su remuneración no es ni la mitad del salario mínimo.

“Las actividades que menos salarios tienen son las que son masivas en generación de empleo”, explicó la economista Liliana Castillo, al mencionar que muchas de las personas contratadas en estas áreas no cuentan con ningún beneficio laboral, más que el paupérrimo salario.

La expresidenta del Colegio de Economistas de Honduras también detalló que las personas que laboran en áreas financieras, telecomunicaciones y energía reciben un mejor salario, tal y como evidencian las cifras del INE.

El salario promedio en Honduras es de 6,054 lempiras, pero puede ser superior o inferior de acuerdo con la actividad económica.

¿Qué significa? Bueno, si las personas trabajan en el rubro de la pesca, ganadería, silvicultura u ocupaciones elementales tienen un ingreso promedio de entre 3,015 y 3,517 lempiras. En números brutos, tomando en cuenta el aumento autorizado para este 2023, el salario en estas actividades va desde 8 mil hasta 15 mil lempiras mensuales.

Al promediarlos, estos empleos forman parte de los que reciben un salario por debajo de los cinco mil lempiras. Sumado a esto, -en la mayoría de casos- no tienen derecho a seguro social, vacaciones pagadas y pago por aguinaldo o décimo cuarto salario.

Dentro de este combo también entran los casos de hondureños que laboran en la explotación de minas, actividades de servicio o del hogar, como empleadas domésticas, aseadoras, jardinería, entre otros.

“La realidad es que una de cada dos personas trabaja en la informalidad, que suele estar acompañada de inestabilidad laboral, bajos ingresos, sin protección social”, lamentó Claudia Coenjaerts, directora regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe en la presentación del informe “Panorama Laboral 2022 de América Latina”.

La OIT destacó en el documento que la tasa de informalidad regional superó para ese año el 50%, pero en naciones como Honduras es mayor.

El mismo informe menciona que los trabajadores informales tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres, lo que está estrechamente relacionado con sus ingresos.

Por ejemplo, en el país los empleados mejor remunerados trabajan en actividades financieras, comunicaciones, de enseñanza y gerencias. Aquí también destacan los profesionales, trabajadores de áreas científicas y técnicas.

En estas áreas los salarios oscilan entre 13 mil y 18,047 lempiras, en promedio. Si revisamos la tabla de salarios aprobada en 2023, el salario mensual va desde los 11 mil hasta 15 mil lempiras.

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“Hay que recordar que aquí en Honduras, alrededor del 65% de las personas que tienen un empleo consiguen esos empleos precarios que solo ganan 3,000 o 4,000 lempiras y a veces tienen que trabajar la jornada completa; a eso se le llama subempleo visible”, cuestionó Castillo.

Señaló que en el subempleo invisible muchas personas ganan lo mismo, pero solo los contratan por media jornada y trabajan mucho más.

“Ese es el principal problema que tenemos en Honduras, que dos terceras partes o alrededor del 65% son empleos precarios donde les dan la mitad del salario mínimo o menos; segundo, no tienen seguridad social; tercero, los despachan de los empleos y no les dan prestaciones”, condenó.

La economía en Honduras está dividida por sectores. Por un lado, están los empleados públicos, quienes son los mejor remunerados a nivel nacional, de acuerdo con los datos del INE.

Seguidamente están los empleados de la empresa privada, quienes en promedio reciben un ingreso mensual de 6,385 lempiras, menos de la mitad de lo que perciben los empleados públicos.

El salario promedio de los empleados domésticos es mucho menor: 3,372 lempiras, mientras que los que trabajan por cuenta propia el promedio de ingresos es de 4,883.

Estos salarios también varían de acuerdo con la actividad económica, pero en la mayoría de los casos quienes laboran para el Estado tienen mejor remuneración.

La excepción son los empleos de actividades relacionadas con suministros de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado, quienes tienen un ingreso promedio con 7,000 lempiras si al trabajar con el Estado, pero en la empresa privada es de 8,647. Lo mismo ocurre con las actividades de servicios administrativos.

Según los datos del INE, la situación empeora si la persona trabaja por cuenta propia o es contratista dependiente, pues el ingreso es mucho menor y, en la mayoría de casos, forman parte de las estadísticas de empleados informales, quienes trabajan de sol a sol sin tener una remuneración adecuada.

Esta situación también varía según el grado académico: entre mayores estudios tenga una persona, mayor es el salario. En cambio, si nunca estuvo en la escuela o colegio, el ingreso promedio no le alcanza ni siquiera para cubrir el costo de la encarecida canasta básica.