“Ya voy a ver a la profe”, dijo, refiriéndose a la maestra que le da clases desde que tenía cinco años. Su alegría era entendible, pero después de ese anuncio la escuela sigue cerrada. Las nuevas autoridades de Educación dieron la orden para que este 2022 todos los niños regresaran a clases de forma presencial, pero las palabras sobran cuando se hace una radiografía del estado de los centros de enseñanza pública: algunos no tienen ni acceso al agua.
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El principal problema está en el presupuesto asignado a Educación, ya que en 2021 de los más de 32,234.9 millones, al menos el 90% se destinó al pago de salarios.
En 2022 la cifra pasó a 33,545.5 millones, pero la mayor parte de ese dinero también será utilizado para los sueldos y salarios de más de 56,400 plazas, dejando nada o casi nada para mejorar las escuelas o la bioseguridad de los niños.
Indicadores
De acuerdo con el plan maestro de infraestructura de la Secretaría de Educación de 2020, el 14% de los 17,525 inmuebles del país necesitan atención urgente. Al evaluar los preocupantes problemas que tienen en electricidad, agua potable, mobiliario, situación hidrosanitaria e infraestructura, Educación les dio una calificación de 0 a 30%.Esta cifra puede ser incluso superior, ya que muchos centros educativos resultaron afectados con el paso de los huracanes Eta y Iota, pero Educación -más de un año y dos meses después- todavía no tiene un dato concreto de los daños.
Según el plan maestro de infraestructura, un 75% de los centros educativos también están en condición regular, es decir que tuvieron una calificación de 31 a 70% en los mismos indicadores. La Escuela Jorge Roberto Maradiaga es una de ellas, ya que necesita mejorar algunos problemas de forma inmediata, pero no urgente. Además, apenas un 11% de las escuelas (solo 1,928) tienen indicadores aceptables (de 71 a 100%).
Según la Secretaría de Educación, que los centros de enseñanza cumplan con las condiciones hidrosanitarias y de infraestructura es la principal condición para que los estudiantes vuelvan a las aulas, mientras esto no se cumpla, los niños seguirán con clases virtuales. Incluso el mismo ministro de Educación, Daniel Sponda, aseguró que a través del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) “tenemos ya a disposición 73 millones de dólares para reconstruir la infraestructura escolar”.
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Para Mario Alas, coordinador del Observatorio Universitario de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), no se puede esperar a que todas las escuelas abran cuando “tengan agua, aulas perfectas, pizarras en buen estado, porque en la historia de Honduras nunca ha ocurrido”.
El experto en educación recordó que muchas escuelas, especialmente en el área rural, tienen infraestructura dañada y mobiliario en mal estado desde antes de la pandemia.
“Si nos ponemos a exigir que esas condiciones estén óptimas para retornar, entonces no vamos a retornar este año tampoco, y eso es destruirle el futuro a los niños y jóvenes”, advirtió.
Problemas
Educación evalúa la situación de las escuelas en seis indicadores: mobiliario, servicios básicos, amenazas naturales y sociales, condiciones hidrosanitarias e infraestructura. Como lo mencionamos anteriormente, la calificación depende de cada centro educativo, pero ¿qué significa?El equipo de EL HERALDO Plus evaluó la situación en los 17,525 inmuebles educativos del país. Según los análisis, el 17% de los centros educativos no tienen acceso al agua, ni siquiera a través del servicio público, ríos o pozos, como usualmente ocurre en varios municipios de Honduras.
Además, siete de cada diez escuelas no cuentan con almacenamiento de agua, como pilas, tanques o barriles. Otro de los problemas son los días en los que llega el agua potable, ya que hay más de 700 centros educativos que solo reciben agua una vez a la semana y más de mil que tienen acceso al vital líquido dos veces cada siete días.
Al cruzar los datos de las escuelas que no tienen dónde almacenar y que apenas reciben agua una vez a la semana, la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus encontró que son 617 centros educativos con este problema, contrario a los 6,239 que reciben agua potable todos los días.
“Tenemos 18 mil planteles, de esos 18 mil, 6,000 no tienen acceso al agua, pero hay 12 mil que sí tienen, entonces esos son los que pueden volver a clases”, aseguró Dennis Cáceres, asesor educativo de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ). El experto dijo que en los centros que no cuentan con acceso al agua potable se deben buscar formas de almacenamiento, como barriles, tanques y hasta baldes, para no dejar espacio al contagio del covid-19.
Pero esos no son los únicos problemas, Educación menciona que 914 instituciones de enseñanza pública no cuentan con lavamanos. Además, de cada diez escuelas tres no tienen acceso a un sistema de tratamiento de aguas residuales y cinco accedían a través de fosas sépticas.
De los 17,525 edificios para centros educativos del país, solo 2,221 trataban las aguas residuales a través del alcantarillado público, especialmente en zonas donde el servicio es más accesible, contrario a colonias denominadas marginales o ubicadas en municipios aledaños.
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Infraestructura
La infraestructura escolar ha sido el eterno problema del sistema de educación en Honduras. Hasta 2020, cuatro de cada diez escuelas no tenían electricidad.Además, unos de 3,200 centros de educación fueron calificados de 0 a 30% por su infraestructura, es decir que las condiciones no son nada favorables, al contrario, son alarmantes y prácticamente necesitan ser reconstruidos. En 9,732 la infraestructura está entre un 31 y 70% (regular), y solo 4,502 alcanzan entre el 71 y 100%.
Según Dennis Cáceres, estos indicadores no deberían afectar en el retorno a clases, ya que con la pandemia los centros educativos se han deteriorado más y si siguen abandonados, la situación será peor.
Cáceres puso de ejemplo a países como El Salvador, Guatemala y Uruguay, donde optaron para el regresar a las clases presenciales para que la infraestructura escolar se mantenga y, además, que los niños amplíen sus conocimientos. Según el experto, con la pandemia el “aprendizaje de los escolares que están en tercer grado es como el de los de primero y los de sexto como los de cuarto grado”, por eso el retorno a clases se ha convertido en una emergencia, que muchos niños celebran después de estar casi dos años recibiendo clases virtuales.
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