Tampoco esperaba incluir mascarilla y protector facial en su uniforme diario, pero desde el 16 de marzo -con el confinamiento- el coronavirus trajo nuevas reglas. Menos creyó que ser portadora del virus porque no presentaba ningún síntoma, pero el 3 de julio la mandaron a cuarentena.
Ese día, ella y otros dos compañeros resultados positivos por covid-19, a pesar de que ninguno reportó el cuadro clínico más común: ni tos ni fiebre ni dificultad respiratoria. ¿Por qué, entonces, las pruebas? Una empleada se había contagiado y el banco movió ficha rápido para testear a los trabajadores de esa agencia.
Al aislar a estos casos positivos, la acertada acción frenó la transmisión. No solo cortó la cadena de contagios en la familia de cada empleado (digamos cuatro personas en promedio por hogar), sino que evitó que Gissela y sus dos colegas se convirtieran en supercontagiadores (solo ella atiende a casi 100 personas a diario).
Este hecho ilustra el papel que juegan los asintomáticos y presintomáticos en la transmisión del covid-19, o mejor dicho, el plan que deben seguir las autoridades sanitarias en tratar de localizarlas y aislarlas.
Tras un análisis a una base de datos de pruebas PCR obtenida de forma exclusiva, la Unidad de Datos de EL HERALDO detectó que apenas el 10.5% de los test aplicados a nivel nacional correspondían a personas que no presentaron síntomas.
La revisión de este medio demuestra que las autoridades sanitarias aplicaban pruebas, como prioridad, a personas con síntomas al inicio de la pandemia en Honduras y fue hasta mediados de mayo que empezaron a testear a los ciudadanos asintomáticos con más rigor.
En busca de los asintomáticos
A través de la solicitud de información SOL-SDS-1543-2020, la Unidad de Datos de EL HERALDO obtuvo de la Unidad de Vigilancia de la Salud una base de datos de pruebas PCR de cuatro meses, aplicadas desde el 12 de febrero al 12 de junio.El documento carece de una información sustancial, como el resultado de cada examen, por lo que no se puede saber si la prueba dio positivo o negativo. Por lo tanto, es eso: una base de datos de pruebas PCR.
Sin embargo, nos aproxima a conocer datos importantes sobre el rastreo de asintomáticos en Honduras, a pesar de que la información tiene dos meses y medio de desfase.
La tabla contiene el registro parcial de 24,623 pruebas PCR, lo que no coincide de manera exacta con el registro público del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), un tema que falta por aclarar.
Del número anterior, un total de 2,579 tests se aplicaron a personas sin síntomas, lo que representa el 10.5%.
A la par de este dato se da otro preocupante: en el 44.3% de las pruebas no se conoció si tenía sintomatología. ¿Cómo planear una estrategia con esta carencia de información?
Ya los expertos coinciden en la necesidad de rastrear al virus silencioso, llámense asintomáticos y presintomáticos, para frenar la cadena de contagio.
“Las personas asintomáticas y presintomáticas tiene un papel peligroso en la sociedad, porque pese a que ellos no manifiestan síntomas, siempre pueden contagiar a alguien más, y no necesariamente este puede ser un asintomático”, declaró Mario Mejía, coordinador de la Unidad de Epidemiología de Sinager.
No obstante, las autoridades sanitarias y a cargo de la emergencia no concentraron sus esfuerzos en localizar a este tipo de paciente al inicio de la pandemia en Honduras. La estrategia era clara: ir solo tras las personas con síntomas.
Al menos así lo indican los registros analizados por la Unidad de Datos de EL HERALDO, que demuestran que hasta mediados de mayo, dos meses y medio después de entrar el virus a Honduras, los exámenes se aplicaban principalmente a aquellos pacientes con síntomas notables.
Incluso, EL HERALDO conoció que en las primeras semanas las pruebas se destinaban para los pacientes hospitalizados, por lo que el porcentaje de enfermos graves era más alto que en otros países.
El punto de inflexión fue, específicamente, el 14 de mayo, desde cuando la cuota de asintomáticos testeados empieza a notarse en la cantidad de pruebas diarias, como lo muestra el gráfico siguiente.
Este cambio coincide con muchos hechos: entra en operación consolidada el laboratorio de San Pedro Sula, se hacen más pruebas y salen brigadas médicas casa por casa para tender cercos epidemiológicos.
“Se está trabajando mediante el diagnóstico epidemiológico, que es una pesquisa epidemiológica vivienda a vivienda, en los hogares, procediéndose a interrogar al paciente, a un posible paciente, al jefe o jefa de familia”, explicó el viceministro de Salud, Nery Cerrato.
Clave para el combate
En un estudio de luz reciente se evalúa el papel de los asintomáticos en la transmisión del covid-19.Titulado “La contribución de las infecciones asintomáticas por SARS-CoV-2 a la transmisión en el crucero Diamond Princess”, se analizan los casos ocurridos en el barco, que fue puesto en cuarentena por dos semanas tras detectarse 10 contagios.
En el crucero se diagnosticaron al menos 712 pasajeros y tripulantes con covid-19, pero el modelo del estudio estimó que el 74% de las infecciones (tres de cada cuatro) ocurrieron de forma asintomática.
El análisis también da insumos sobre el temor de cómo se pasan por alto a los asintomáticos: “A pesar de las pruebas intensas, el 53% de las infecciones no se detectaron, la mayoría de ellas asintomáticas”.
A juzgar por los datos a mano, Honduras no se acerca a esas dimensiones. Un informe de Salud señalaba que los asintomáticos representaban el 14% de los casos hasta abril pasado.
Tampoco hay región que ponga tanta énfasis, pese a que los municipios del norte de Honduras estaban a la cabeza en la detección de asintomáticos.
Por ejemplo, Las Vegas (Santa Bárbara) había aplicado el 28% de sus pruebas a habitantes sin síntomas. Es el municipio con el porcentaje más alto entre aquellos donde se habían hecho más de 30 exámenes. San Pedro Sula tenía nivel en 20%.
Y esos números contrastan con lo que había hecho el Distrito Central, cuyas autoridades creían mantener bajo control la pandemia, pero que hasta mediados de junio apenas había destinado el 3.6% de sus pruebas PCR a los asintomáticos.
El llamado del doctor Daniel Fernández y otros expertos es claro: “Deben aplicar más pruebas”. Así no se vive el espejismo de la capital.