Honduras es el tercer país de Latinoamérica donde más horas trabaja la población
Aunque Honduras aparece en la lista de naciones en la que sus empleados tienen una jornada más extendida por semana, no va acorde al salario, lamentan expertos
Honduras aparece como uno de los países de Latinoamérica donde los empleados trabajan más horas por semana. Incluso, un 28.9% de los trabajadores dedican 49 horas a la semana o más a sus labores.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con sus ojos cansados por la larga jornada que tuvo el día anterior, Alberto llegó nuevamente a la imprenta donde trabaja de lunes a sábado. Su horario, según el contrato, es de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, pero casi todos los días termina llegando a las 8:00 de la noche a su vivienda, luego de más de 10 horas de trabajo.
No todos los días son así, pero a veces le toca quedarse porque “hay un montón de trabajo por entregar y si no nos quedamos no salimos con la meta de cada mes”.
Su labor es crear diseños digitales que luego se imprimen en papel. Su extenuante horario casi nunca es remunerado como se debe, pese a que a la semana trabaja entre 45 y 50 horas, todo depende de la cantidad de asignaciones
Las horas que Alberto dedica a trabajar en la semana están por encima del tiempo estipulado en el Código de Trabajo de Honduras, pues en un turno diurno la normativa establece 44 horas a la semana, mientras que en horario nocturno no debe superar las 36.
Esta historia parece repetirse más de lo normal en Honduras, ya que la misma Organización Internacional del Trabajo (OIT) expone al país como una de las naciones de América Latina donde las personas trabajan más horas por semana.
El estudio de la OIT “Estadísticas sobre el tiempo de trabajo”, actualizadas hasta el 11 de enero de 2024, menciona que Honduras es el tercer país con el promedio de horas de trabajo más extenso (43.57 horas a la semana), solo después de Colombia (con 44.21) y México (con 43.72). Además, por cada diez empleados tres trabajan 49 horas o más.
El problema, según analistas y dirigentes obreros, no solo radica en las extensas jornadas laborales, sino en la remuneración económica porque -en muchos casos- no es acorde con las horas de trabajo.
Horarios extendidos en Honduras
Alberto a veces trabaja las ocho horas diarias que establece el Código de Trabajo, en otras ocasiones la jornada puede alcanzar las 10 horas, pero a veces, especialmente cuando hay cierre de mes, todos los empleados se quedan hasta el día siguiente para terminar con las entregas. Es decir, trabajan casi 24 horas corridas.
No siempre le pagan las horas extras completas, pero la necesidad lo hace quedarse el tiempo necesario. Temeroso de las preguntas que le hacía la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus, Alberto afirmó que ha buscado empleo en otros lugares, pero no salen o piden requisitos que no cumple, ya que aún no se gradúa de la universidad.
De acuerdo con la OIT, el tiempo de trabajo adecuado debe ser parte crucial y representa un elemento clave de las condiciones laborales. Además, debe tener un impacto en los ingresos, el bienestar y las condiciones de vida de los trabajadores, pero en Honduras no ocurre así.
Los datos indican que el país está entre las naciones que tienen un promedio de horas de trabajo mayor en Latinoamérica, incluso, si hacemos la comparación en Centroamérica ocupa el primer lugar. Esto significa que el promedio de trabajo por día en el país es de 8.71 horas.
Seguidamente está El Salvador, donde el promedio semanal es de 43.18 horas (8.6 horas diarias); en Costa Rica es de 42.46; en Nicaragua el promedio es de 36.45 y en Panamá 36.16.
Estos dos últimos países se posicionan como los que tienen en promedio una jornada menos extensa, tanto a nivel centroamericano como en Latinoamérica.
Lastimosamente, el horario laboral no siempre va acorde con la remuneración económica, uno de los retos más grandes identificados por la OIT. Honduras no es la excepción, porque muchos de los acuerdos solo quedan establecidos en papel.
De acuerdo con Benjamín Vásquez, secretario general de la Central General de Trabajadores, la normativa hondureña es clara, pero no siempre se cumple, especialmente en la empresa privada que “tiene un tipo de déficit que va de un 34% que no paga este tipo de beneficio del trabajador”.
Citando el Código de Trabajo, Vásquez recordó que de lunes a viernes se trabajan 8 horas, mientras que el sábado son 4 horas. “Esto complementa más que todo 44 horas, pero el pago que se hace es un pago por 48 horas. O sea, le pagan los seis días completos y el séptimo día que va de acorde un beneficio que se consiguió con el decreto 30, entonces le pagan lo que son 7 días en la semana”, explicó.
Lamentó que el desempleo es una de las causas, ya que la normativa establece 8 horas de trabajo diarias, pero algunas personas acuerdan trabajar 12, 13 y hasta 15 horas con una remuneración de 8 horas. Bajo este análisis consideró que hay un 34% de las empresas que no cumplen con los convenios que están pactados entre los trabajadores y el patrono, al menos en Honduras.
Para la OIT, este problema ocurre a nivel general, aunque también viene acompañado de otros retos que van desde las horas de trabajo excesivas, la necesidad de proteger la salud y la seguridad de los trabajadores limitando las horas de trabajo, el no proporcionar períodos adecuados de descanso y recuperación -incluidos el descanso semanal y las vacaciones anuales pagadas-.
Todas estas garantías están consagrados en las normas internacionales del trabajo, pero no llegan a concretarse por múltiples factores; la expresidenta del Colegio de economistas de Honduras, Liliana Castillo, lo relacionó con el exceso de mano de obra, la pobreza y la desigualdad.
En el caso de Honduras, la situación es completamente crítica, porque hasta 2023 había 250,668 personas desocupadas, 1.9 millones de personas subocupadas y 162,595 que forman parte de la fuerza de trabajo potencial. Esto significa que 2.3 millones de personas tenían problemas de empleo, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Superan las 49 horas
La OIT no solo midió el promedio de horas laborales en los países, sino también el porcentaje de trabajadores que dedicaban 49 horas o más a sus actividades semanales.
En este caso, Honduras aparece como una de las naciones en las que 3 de cada 10 empleados trabajaba 49 horas a la semana o más.
Alberto es un claro ejemplo, ya que algunas semanas le tocaba laborar entre 45 y 50 horas. Esto lo llevó a cancelar la única clase que tenía matriculada en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
“Casi nunca me quedaba tiempo de ir o llegaba tarde, por eso decidí cancelarla; espero poder matricular más clases el próximo periodo para no retrasarme en la carrera”, comentó con voz pausada y temerosa.
Según los reportes de la OIT, la proporción de personas en Perú (el país que se posiciona en primer lugar bajo esta medición) que trabajaba 49 horas o más cada semana era del 32%, mientras que en El Salvador era de 29.4%, en Honduras 28.9 y México 27.6.
Aquí observamos que aunque Colombia y México encabezaban como los países en los que el promedio de horas laborales a la semana era mayor, al verlo en la proporción de personas que trabajan 49 horas obtienen otra posición por debajo de Perú y El Salvador. En el caso de Honduras siempre ocupa el tercer lugar.
La economista Liliana Castillo lamentó que este tipo de situaciones sean comunes, especialmente en países donde hay demasiado desempleo y pobreza. En el caso de Honduras afirmó que el 23% de la población vive en pobreza.
Afirmó que el empleo formal es completamente limitado, sin embargo, el 62% es empleo que le llamamos precario, que trabajan media jornada o una jornada.
En el primer caso lamentó que las personas reciban menos del salario mínimo, ya sea por media jornada o una jornada completa, mientras que en el segundo caso dijo que con las negociaciones se acordó que el salario mínimo promedio sería de 13,156.53 lempiras mensuales, aunque tampoco se cumple a cabalidad.
“Aquí en Honduras tenemos un exceso de manos de obra en busca de empleo, entonces, al tener ese exceso, los empleadores se aprovechan para pagarles menos, bueno, si nos estamos recibiendo trabajo formal o decente, cómo le llamamos, entonces los contratan pagándoles por lo menos un salario mínimo”, mencionó.
“Las micro, pequeñas y las medianas empresas, hay como 50% que no hace el ajuste del salario mínimo”, cuestionó, al sugerir mayor rigurosidad de alguna institución externa independiente que se encargue de vigilar que realmente se cumplan las leyes.
Impacto en la población
La pobreza, la falta de empleo y el esquema de remuneración sin tomarse en cuenta la escolaridad tienen un impacto negativo en la población que se refleja en la migración masiva de talentos, consideró el economista Rodulio Perdomo.
“El esquema de remuneración tiene que cambiarse para que se utilice el esquema según la escolaridad y según la experiencia... la experiencia es la certificación de las capacidades técnicas que tiene la persona”, dijo.
Afirmó que el país invirtió más de 400 mil millones de lempiras en la estrategia de reducción de la pobreza, lastimosamente gran parte de ese dinero terminó en asistencialismo y “el asistencialismo no resuelve la pobreza”.
Recordó que las personas deciden emigrar porque el dinero que mandan sirve de sustento en los hogares, especialmente cuando en Honduras lo intentaron, buscaron empleo, e incluso, tuvieron uno donde les pagaban por horas laborales sin tomar en cuenta la preparación académica.
Esta opinión fue compartida por la expresidenta del Colegio de Economistas de Honduras, quien aseguró que “el mito es que aquí no trabajamos pero la verdad es que los hondureños son bien trabajadores. Lo que pasa es que no hay oportunidades de trabajar y como no hay oportunidad de trabajar aquí, se migra, se van a trabajar a otros países en esos países”.
Dijo que la mano de obra de los hondureños en otras naciones era excelente porque “han aprendido un oficio aquí y allá lo van a perfeccionar y trabajan fuerte y son mejor remunerados obviamente”, especialmente cuando hacen horas extras.
En Honduras el pago de horas extras está establecido en el Código de Trabajo, pero en la vida real se ve plasmado a cuentagotas, pues las empresas, según Castillo, se aprovechan de la necesidad de las personas para explotarlas, porque tienen miedo de perder el empleo.
Esta versión fue confirmada por Alberto, quien cada día resiste a un empleo al que dedica hasta 10 horas de su tiempo, sacrificando a su familia y estudios por un paupérrimo salario que está por debajo del ingreso promedio establecido.