Niños y adolescentes hondureños, víctimas de enemistades y crimen organizado
Unos 2,500 menoresde edad han muerto de forma violenta en Honduras en la última década, según un análisis de EL HERALDO Plus
Aunque las cifras vienen en descenso, en Honduras todavía se registra una significativa cantidad de homicidios de menores de edad.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Nunca en mi vida lo olvidaré, mi primer, y más horrible, día que me asaltaron”, aseguró Ever Martínez al recordar la ocasión en la que pudo haber sido asesinado cuando tan solo tenía 16 años.
Para el joven, era una mañana normal y rutinaria, en ruta al Instituto Tecnológico San José de la ciudad capital. Mientras caminaba por la conocida Calle Real de Comayagüela, a la altura del puente Bailey, sujetos en un carro lo obligaron a subirse, sin dar más explicaciones.
“Me anduvieron por todo el mercado y cercanías del puente de La Isla. Como dos horas y media anduve con ellos”, comentó.
Ever memorizaba el recorrido, pero no el rostro de los individuos, ya que prefirió no verlos por miedo. El vehículo se estacionó cerca de un basurero situado detrás de un banco a inmediaciones del río Choluteca. Este fue el momento de mayor terror para el estudiante.
“La última petición de ellos fue que me querían ver desnudo para ver si no tenía tatuajes”. Cuando llevaban a Ever al basurero, le dijeron “ándate”. Sin conocer el motivo de esas palabras, Ever aprovechó para huir y regresar al colegio.
Ever cuenta la historia con detalle, la tiene fresca. Sin embargo, miles de adolescentes y niños no han corrido con esa fortuna. La Unidad de Datos de EL HERALDO Plus analizó las cifras de homicidios contra menores de edad en los últimos diez años y medio (de 2013 a la fecha), lapso durante el cual han fallecido un total de 2,534, según información de la Secretaría de Seguridad brindada a través de la solicitud SOL-SSSS-1927-2023.
Los años más violentos se registraron entre 2013 y 2016, aunque 2014 fue el más brutal con 391 muertes (más de un fallecimiento violento por día).
Enemistades y pandillas
Tras escapar, Ever llegó al instituto a eso del mediodía. El entonces adolescente se sentía paralizado, mientras que compañeros y el director se encontraban consternados y preocupados porque no sabían del paradero del muchacho.
“Hasta que vi a mi papá en el colegio sentí una paz”, dijo entre risas, mostrando que, a pesar de lo ocurrido, solo quedó como una muy mala vivencia.
Martínez nunca estuvo vinculado con actividades ni organizaciones ilícitas, pero aún así ese día de 2016 pudo convertirse en uno de los tantos adolescentes que han perdido la vida de forma violenta.
¿La causa de ese encuentro? Nunca lo supo. El misterio rodea ese momento y también es un enigma el motivo de la mayoría de muertes violentas contra menores en el país.
El 55 por ciento de los homicidios aún siguen en proceso de investigación. Es decir, 1,383 de las 2,534 muertes totales, indican los datos de Seguridad.
Dejando por fuera este abultado margen, las enemistades personales están detrás de la mayoría de crímenes, afirma la Policía en sus reportes. Por este motivo mataron a 465 menores de 2013 a la fecha, por lo que se ha mantenido como la causa más frecuente durante una década.
Se entiende por enemistad cuando existe algún conflicto entre dos o más personas, una relación que puede conllevar a tomar represalias contra el individuo. Estas represalias no solo son directamente contra la persona en conflicto, sino que también se busca causar daño a las personas de su círculo cercano, como familiares, hijos y amigos.
Eso explica por qué, aunque resulte impactante, a 38 menores entre los 0 y 12 años de edad les arrebataron la vida por disputas personales. Ese mismo motivo es alto en el rango de adolescentes (de 13 a 17 años), con 427 homicidios.
Las disputas no son en contra de los niños, pero ellos pagan el precio. “La venganza del ser humano llega a un nivel en el que no le basta vengarse de los adultos, sino que también asesinan niños o infantes para crear terror, un miedo excesivo tanto a los familiares como a la sociedad misma”, apuntó el criminólogo Gonzalo Sánchez.
Crimen organizado y pandillas
Se ha vuelto muy frecuente que los adolescentes sean captados por estructuras del crimen organizado, como maras y pandillas. De 275 muertes atribuidas a esta causa, 267 víctimas eran personas entre los 13 y 17 años, es decir, más del 90%.
Para el criminólogo, esto es una consecuencia directa de la desintegración familiar. “Recordemos que muchas madres, padres o ambos se van del país en busca de mejores oportunidades”, señaló.
Los niños quedan bajo la tutela de otros familiares como abuelos y tíos y pierden el vínculo con sus progenitores que migraron con el fin de brindarles un mejor futuro, pero los años pasan sin volver a verlos. “Esto hace que los muchachos se sientan solos y son presa fácil de estas estructuras, que les prometen darles seguridad, cariño, solidaridad”, indicó Sánchez.
El reclutamiento de menores de edad trae grandes beneficios a estas estructuras criminales, pues los utilizan para el cobro de extorsión, venta de droga o, incluso, como sicarios, ya que “como son inimputables de acuerdo con nuestra legislación, los menores de edad no van a las cárceles, sino a centros especiales”, recordó el criminólogo.
Por otro lado, la tercera causa de los homicidios de menores fue la venta de drogas, la cual ha dejado 68 muertes. Además de las enemistades personales y el crimen organizado, la inseguridad generalizada también tiene un impacto, pues 66 menores murieron en intentos de robo.
Como quinto motivo de muerte más frecuente se ubican los problemas pasionales, con 61 casos.
La mayor cantidad de homicidios se concentra en los departamentos de Cortés y Francisco Morazán, el primero con 795 muertes y el segundo con 665. No obstante, a nivel de municipios, el Distrito Central es el más mortífero, con 601 muertes.
La razón por la cual Cortés se ubica como el departamento con más muertes radica en que San Pedro Sula registra 470 homicidios y Choloma 185, mientras que en Francisco Morazán, a excepción de la capital, no hay otro municipio que se acerque a las 50 muertes de menores.
Descenso insuficiente
A partir de 2017 las muertes contra menores de edad no volvieron a acercarse a los 300 casos. En ese año, se reportaron 238 homicidios. La tendencia siguió disminuyendo en los años siguientes, hasta que en 2021 no se volvieron a alcanzar las 100 muertas.Sánchez atribuye este descenso a los esfuerzos de la Policía Nacional con acciones como operativos y allanamientos.
No obstante, el experto invitó a no reducir el análisis a cifras, pues decenas de niños y adolescentes continúan muriendo de forma violenta cada semana.
Por ejemplo, el pasado 13 de julio una masacre en Choloma cobró la vida de tres adolescentes, en pleno estado de excepción y con el municipio bajo saturación policial y militar.
“No puede ser que estén asesinando niños”, condenó el experto en criminología.
Sánchez manifestó que se debe trabajar en la prevención del delito y en la unidad familiar. “Esa migración hacia países como España, Estados Unidos y otros nos ha traído un grave problema, la pérdida de ese vínculo, ese afecto importantísimo para el desarrollo de la personalidad”.
En adición, opinó que aumentar las penas no reduce la criminalidad, pero en el caso de aquellos que le quitan la vida a un bebé (140 murieron en la última década), consideró que se les debería dar cadena perpetua. “El que asesina a un infante, ¿qué se puede esperar que pueda causarle a un adulto?”, comentó.