Nicaragua también se encarga de la salud de miles de hondureños
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus recorrió la cuenca del río Coco o Segovia -el más extenso de Centroamérica- en la frontera entre Honduras y Nicaragua para evidenciar el deprimente sistema de salud que obliga a miles de hondureños a buscar atención médica en el vecino país
El doctor nicaragüense Sergio José Sánchez realiza un ultrasonido a la hondureña Arely Laínez en el centro de salud San Andrés, localizado en la cuenca del río Coco o Segovia, del lado de Nicaragua. Foto: Emilio Flores
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SAN ANDRÉS, NICARAGUA.- -¿Hay hondureños en la fila?-, pregunta el doctor.
-¡Sí!, varios-, responde una voz al otro lado de la puerta.
-¡Qué pase el primer hondureño que esté!,- solicita el galeno.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus lleva cinco minutos en el consultorio del doctor Sergio José Sánchez en un centro de salud localizado en la comunidad de San Andrés, Nicaragua, fronteriza con Honduras, y la primera pregunta es: ¿Atiende hondureños?
El galeno, un tipo de mediana edad, con “barbita de chivo” canosa, pelo de lado y lentes, asomó la cara por la ventana de su consultorio y pidió al primer hondureño que estuviera en la fila que pasara.
La puerta se abrió y entró una muchacha en estado de embarazo.
Normalmente no pregunta por la nacionalidad de los pacientes, pero “ustedes quieren saberlo”, dice el doctor.
-¿Usted de dónde es?
La embarazada responde que de Plan de Gramma, una comunidad hondureña al otro lado de San Andrés, Nicaragua.
-Viste-, dijo el galeno.
-Aquí se atienden los hondureños todos los días del año y en todo momento-.
La consulta comienza, la hondureña se llama Arely Laínez, tiene cinco meses de embarazo.
Sánchez, un doctor de 20 años de experiencia con tres especialidades que llegó por primera vez a San Andrés en 2022 con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), le pide su carnet de vacuna del covid-19. Lo levanta y muestra.
-Esto es lo único que yo les pido a todas las personas que vienen a consulta, el carnet de vacuna con todas las dosis completas y refuerzos, porque a todo se les aplicó.
Irónicamente relata que en la pandemia Honduras no dejaba que ningún nicaragüense entrara al país, pero cuando salieron las vacunas, Nicaragua vacunó a todos de ambos lados del río.
-¿Es el primer embarazo que le atienden aquí en Nicaragua?-, le pregunta el periodista a la muchacha.
-No, mi hija mayor tiene tres años y desde el control hasta el parto fue aquí mismo.
-O sea, su hija tiene papeles nicaragüenses, ¿su esposo es hondureño?
-Los dos somos hondureños, vivimos al otro lado del río en Honduras pero Shely nació aquí en Jinotega (Nicaragua).
-¿Pero le va sacar papeles hondureños?, ¿por qué viene a control a Nicaragua?
La mujer sonriente explica que su hija ya tiene papeles nicaragüenses y no tendrá documentación hondureña, pues en Honduras no hay dónde ir al doctor porque no hay centros de salud.
El doctor acomoda la mujer en una camilla, enciende la maquina portátil de ultrasonido y la revisa.
Todo está en orden con el bebé de la catracha. Tras un un par de recomendaciones, la despacha.
Sánchez retoma la palabra. Cuenta que entre el 25 a 35 por ciento de “mis pacientes son hondureños y solo aquí se atienden más de 2,000 personas al mes, calcule ahí mas o menos entre todas las comunidades”.
Confiado, el médico explica que no tiene ningún inconveniente con atender hondureños y que incluso en algún momento lo tildaron de preferir atender a los connacionales, pero él los asistía primero porque venían de más lejos y les tocaba regresar.
En detalle, argumenta que el gobierno de Nicaragua les brinda atención integral, derecho a la atención de un doctor, de un laboratorista, enfermera y tratamiento. Además, Nicaragua no le cobra a nadie por la atención.
Seguro, afirma que en la ribera del río Coco o Segovia de su lado las autoridades tienen a disposición de la población nueve centros de salud, como el de San Andrés, atentido por él, y 31 casas bases para atenciones menores.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus pudo evidenciar en un recorrido de cuatro días en pipante -ida y vuelta- que del lado de Honduras no hay ningún centro de salud o un establecimiento para atenciones médicas.
Lo más cercano a la ribera del río Coco o Segovia es Trojes, El Paraíso, que está a dos días de camino entre pipante y vehículo.
EL HERALDO también reveló cómo ocurre lo mismo en temas educativos: los menores hondureños se forman en las escuelas del país vecino ante la carencia de centros escolares o las largas distancias para llegar a estas escuelas y colegios. De esta forma, prefieren estudiar en Nicaragua.
“La verdad, no podría decir porque Honduras no vela por su gente”, comenta Sánchez.
Con ganas de soltar un poco más, el doctor dispara: Hacen carreteras por todos lados, pero no aumenta la salud, “pero ese no es mi problema, es harina de otro costal, nosotros compartimos nuestros sacos con los hondureños”.
La atención de Nicaragua a los connacionales de las comunidades del Río Coco o Segovia no solo termina en la consulta.
Sánchez explica que incluso cruzan el río al lado de Honduras a buscar los niños en las jornadas de vacunación.
Asegura que la mayor parte, si no es que todos esos niños, nacieron en Nicaragua y son responsabilidad de su país, aunque sus padres sean hondureños y vivan en Honduras.
Lo mismo pasa con las mujeres y los controles de natalidad, pues también viajan a Honduras a realizar estas actividades. “Bueno, ahorita andan vacunando perros del otro lado contra la rabia”.
En un cálculo no oficial, el doctor comenta que del lado de Nicaragua en la ribera del río Coco o Segovia -mide 750 kilómetros y recorre los departamentos de Choluteca, El Paraíso, Olancho y Gracias a Dios- fácilmente hay unas 45 mil personas en su área de influencia y del lado de Honduras puede haber un número similar.
Solo en San Andrés, Nicaragua, actualmente se están atendiendo 50 embarazadas hondureñas.
“Nosotros hemos tenido embarazadas con complicaciones y nosotros gastamos 75 galones de combustible, 12 mil pesos solo por ir a dejarla, sin meter la atención, la llevamos a la hora que sea o venga, su atención es darle cobertura porque es una persona, el gobierno de Nicaragua ha mejorado su sistema de salud”, dice Sánchez.
Los traslados mencionados por el doctor se hacen a través de un pipante ambulancia que permanece estacionado a la orilla del río. La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus logró observarla y platicó con su conductor, un tipo tímido que se limitó a decir que estaba a la orden a la hora que sea.
En relación al gasto en medicamentos, al duplicar su cobertura con la atención a hondureños, el galeno afirma que aumentaron el techo para poder apoyar a todas las personas.
Entre risas, se queja que los pacientes hondureños nunca han ido a pegar una “limpiadiata” a las inmediaciones del centro de salud que él dirige, pero eso no impide que los trate de buena manera.
Las visitas a Honduras de los médicos nicaragüenses en la zona del río Coco o Segovia no son precisamente avaladas por los cuerpos de seguridad de su país, pues los doctores que pasan al lado catracho están desprotegidos.
“Nosotros, a pesar de todo, vamos, porque las necesidades que tiene Honduras a nivel de salud es mala, yo no miento, la población lo puede decir”, explica el doctor.
En relación a la cobertura sanitaria que posee Nicaragua en estas comunidades, el galeno comentó que en Bolinksi, Boca de Español (lado de Honduras), Yapalkanani, La Marrana, Somotignes, Plis, Auya Yari, Pankawas, Kilambé, Bocay y San Andrés se atienden a hondureños de manera gratuita todos los días.
Otro paciente toca la puerta, esta vez es un nicaragüense, el doctor se ríe y explica que de donde sea no le interesa.
Al salir al pasillo se puede observar más convalecientes, de los cuales muchos levantaron la mano al preguntarles si eran hondureños.
Se abandonó el lugar para trasladarse a otra zona de río Coco o Segovia y para sorpresa, al momento de zarpar en el pipante, Arely, la embarazada que hace unos minutos había asistido a su control natal, y su hija se acercaron para pedir jalón.
A ellas se sumaron otras personas que también habían llegado de Honduras a buscar atención médica. Cruzaron el río con el equipo de EL HERALDO Plus, agradecieron y se perdieron entre los estrechos camino de la cuenca.
En un mes les tocará volver a Nicaragua a control porque en su país las autoridades se olvidaron que eran su responsabilidad y se la trasladaron al vecino más cercano.
Opiniones
Karla Martínez (27 años, hondureña)
”A la hora de las vacunas de mi bebé, siempre han venido los doctores y enfermeras de Nicaragua hasta aquí, a Pueblo Nuevo, Honduras, para aplicárselas. Nosotros estamos muy agradecidos porque estas personas se encargan del tema de la salud de nosotros ya que de este lado del río no hay centros de salud disponibles, lo más cerca es Trojes, igual con las emergencias ellos prestan sus ambulancias para trasladar las personas sin importar si son hondureños, nosotros desearíamos que la atención medica de Honduras nos incluyera”
Bauth Picado (42 años, hondureña)
”Mi tercer hijo nació en Nicaragua, la atención es muy buena, por eso las personas cruzan, además que del lado de Honduras no hay nada. Otra cosa que se agradece es que a la hora de las emergencias estas personas de Nicaragua movilizan a los hondureños sin importarles el gasto, son distancias de hasta dos días de camino por este río y ellos lo hacen, por eso uno no se puede quejar en el tema de la salud, ellos le echan la mano a todas las personas sin importar de donde sean”
Sergio José Sánchez (45 años, médico nicaragüense)
”Nosotros le damos cobertura a todo paciente que viene, nosotros visitamos todas las comunidades hondureñas, nosotros no tenemos inconvenientes con los hondureños, le brindamos, atención integral, derecho a la atención de un medico, de un laboratorista, enfermera, vacuna, tratamiento. Nicaragua no le cobra a nadie por la atención, nuestra obligación es ir a buscar los niños y personas si no tienen asistencia, no deberíamos hacerlo pero vamos, el jefe de la Policía me ha recomendado que no me ande metiendo en Honduras porque si nos pasa algo ellos no pueden actuar, nosotros a pesar de todo vamos, porque las necesidades que tiene Honduras a nivel de salud es mala, yo no miento, la población lo puede decir”.
Arely Laínez (27 años, hondureña)
“Este es mi segundo embarazo que recibo atención aquí en Nicaragua, mi primer hija aquí nació, ellos se encargaron de todo, incluso las vacunas, ellos se las siguen poniendo, mi esposo es hondureño también, pero nuestros hijos llevarán papeles de Nicaragua, del lado de Honduras no hay atención medica, todo queda muy lejos y si no fuera por los doctores de Nicaragua fuera muy complicado para nosotros que vivimos tan lejos”.