Sobreviviente a la masacre en Comayagüela: “Era la primera vez que llegaban desconocidos”
Un testigo confió a EL HERALDO que la principal víctima de la masacre llegó acompañada de desconocidos que estuvieron un par de horas, pero que se fueron disgustados por el trato recibido en su estadía
Este inmueble, convertido en prostíbulo, posee 18 habitaciones. Casi todas eran reservadas por prostitutas que ofrecían sus servicios sexuales.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Tres noches hospedado en el Hotel Venecia de la primera avenida, séptima calle del barrio Concepción en Comayagüela, llevaba Jorge Arnulfo Cerrato, identificado también como Santos Arguijo y conocido en las calles como “Kosovo”, cuando sicarios de la pandilla 18 lo llegaron a acribillar.
Junto a él, seis personas más perdieron la vida: Arely Johana Bustillo (27), Suyapa Gabriela Maradiaga Otta (33), Manuel Antonio Maradiaga Otta (34), Yahaira Eilec Hernández (29), Gisell Eskarleth Avila (23) y Kelvin Gerardo Godoy Carmano (30). Este último llegó con vida al Hospital Escuela, pero no sobrevivió.
“Kosovo” no era un cliente nuevo del Hotel Venecia. Al menos tenía cinco años de visitarlo cuando venía de Estados Unidos, sus estadías variaban desde 4 hasta 15 días en los que cerraba las puertas del inmueble solo para él y disponía de las 16 prostitutas que vivían permanente en el inmueble para sexo, alcohol y drogas.
El sujeto ante los ojos de las sexoservidoras y drogadictos se presentaba como un contador de una importante empresa en Estados Unidos. Lo llamaban “Kosovo”, porque así les decía él a las piedras de crack, las cuales en sus alocadas noches de fiesta pedía de 100 en 100, sin contar las grandes cantidades de dinero que le llevaban personas desconocidas mientras estaba hospedado en el inmueble.
En esta última visita, “Kosovo” encontró la muerte, aunque muchos detalles sobre la terrible masacre y las últimas horas de vida de las victimas no habían sido reveladas hasta ahora que la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se internó en las calles de Comayagüela para hablar con los sobrevivientes del Hotel Venecia.
Acompañantes
Kelvin Gerardo Godoy ya estaba identificado entre los inquilinos del Hotel Venecia como amigo cercano de “Kosovo”, pues en diferentes oportunidades llegaron juntos al inmueble donde se hospedaban por días. Su amistad se arrastraba desde las calles de la Kennedy, específicamente de la zona denominada “El Bronx”.
Nadie en el edificio, o por lo menos las personas con las que habló la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, tenían idea que Godoy tenía un hermano fiscal. Ese tema nunca se tocó, a él lo miraban como un amigo y jamás comentó de su vida privada.
”Nosotros nos damos cuenta ya ahorita que está asesinado que era el hermano del fiscal, entonces, realmente no sé si el el objetivo era él o el objetivo era el otro, porque se supone que había uno que era testigo protegido de no sé qué”, comentó una fuente.
Cuatro días antes de la masacre llegaron juntos con el mismo plan de siempre: consumir drogas, alcohol y disponer de las prostitutas, solo que por primera vez “Kosovo” incluyó en la visita a tres personas más.
“Él llegó con tres muchachos que nunca en la vida habíamos visto, jamás había llegado acompañado con alguien extraño, era la primera vez de tantos años que ha llegado que iba con desconocidos, porque él eran años los que tenía de llegar a visitarnos”, sostuvo el entrevistado.
Las cinco personas se registraron en la recepción. “Kosovo” recibió la habitación número 9, ese cuarto lo había utilizado durante años.
Ese inmueble, convertido en prostíbulo, posee 18 habitaciones. Al menos dos estaban libres para huéspedes: la 4 y la 9, mientras que en las otras 16 vivían la misma cantidad de sexoservidoras que pagaban un alquiler diario de 250 lempiras, más 100 lempiras por cada uno de los clientes que llevaran.
El inmueble, que resultó dañado durante el huracán Mitch, mide 700 metros en total divididos en tres pisos. Actualmente está a la venta por un monto de 5.2 millones de lempiras negociables según las conversaciones que entabló la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus con sus vendedores en una empresa de bienes raíces.
La habitación 9 era considerada un poco más exclusiva que la 4 por estar apartada y tener un espacio tipo patio que fue donde se perpetró la masacre. Por lo demás, el cuarto solo tenía una cama y una mesa para que los huéspedes pusieran sus pertenencias.
”Kosovo”, Kelvin y las otras tres personas se fueron a la habitación 9, donde inmediatamente comenzaron a llegar las prostitutas.
Ubicados en el espacio, la víctima comenzó el pedido de bebidas alcohólicas, cigarros, cocaína y piedras de crack. Todo era cortesía del contador, aunque a las personas no dejaba de llamarles la atención los tres jóvenes que por primera vez pisaban el inmueble.
”Eran raros, porque no eran tan viejos, eran jóvenes, pero el chiste es yo conozco varios policías, sí, entonces sé cómo se tratan y sé que hay una palabra que siempre dicen, porque la mencionan entre ellos y ellos la utilizaban, hasta incluso a mí uno de ellos me decía la palabra, pero no me acuerdo precisamente cuál es”, relató el testigo.
Patrocinados por “Kosovo”, los tres muchachos tuvieron relaciones sexuales con las mujeres disponibles. Estuvieron durante un par de horas, pero mostraban incomodidad, específicamente cuando se trataba de repartir el alcohol, las drogas y el dinero que le estaban llevando.
”Terminaron pidiendo pisto para irse, entonces vino él y se sacó dinero, pero nos dio dinero a todos, porque él a cada rato mandaba a pedir pisto, no sé a dónde pu..., pero él mandaba a pedir, se lo llevaban, esos tres niños se fueron enojados, miraron de que nos trataba súper mejor a todos nosotros que a ellos que andaban con él, entonces ellos se malearon y le pidieron, entonces vino él y les dio 500, para que fueran a la mier...”.
Luego de la salida de los muchachos, la fiesta continuó en la habitación número 9 por tres largas noches. A diferencia de la hipótesis inicial sobre que los sicarios anduvieron cuarto por cuarto sacando personas, todas las personas estaban en la habitación acompañando a “Kosovo” que presuntamente se iba hospedar por un buen rato.
”Yo estuve bebiendo con ellos, pero no aguanté la loquera de estar tres días sin dormir y nada, me fui para mi cuarto la última noche, ya el día de la masacre recuerdo que una lesbiana, de las que estaba arriba en el último piso que no mataron, me fue a tocar la puerta porque me andaba buscando un hombre, lo recibí”, relató la fuente.
Recuerda bien cada detalle antes del múltiple crimen: “Después subí y me llamó una alera de la habitación ocho, esa man no bebe, solo trabaja y me dijo, perra invitame a comer y cómprame dos Neurobión xr, se río y me dijo, allá siguen loqueando aquellos, ahí estaban todos los que mataron, me metí a saludar a la nueve, a joder a todo mundo porque yo había dormido, ellos andaban a ver... y desvelados, me terminaron corriendo, cagados de risa, de volada me fui a traer las pastillas y la comida”.
Llegó el mediodía del sábado 4 de marzo, Kelvin le dijo a “Kosovo” que tenía que salir un momento, comenzó a bajar las gradas. Cuando ya estaba cerca de la recepción, los sicarios lo interceptaron y lo hicieron subir a la habitación nueve. Después, los criminales se dirigieron donde estaba “Kosovo” para liquidarlo junto con los demás huéspedes.