Tegucigalpa, Honduras.- Con lágrimas en sus ojos y un amargo recuerdo de su pasado, Silvia Mencía, madre de Isy Obed Murillo, joven asesinado en el marco del golpe de Estado de 2009, defendió el nombre de su hijo tras las acusaciones de la hija del general en condición de retiro, Romeo Vásquez Velásquez.
La mañana del domingo 5 de enero del 2025, Vásquez Velásquez y otros dos exmilitares fueron detenidos por la muerte de este hondureño.
Silvia denunció que tras la detención, María Fernanda Vásquez, hija del exjefe militar, se refirió a su hijo como a un “perro”, y que tras su muerte, su padre ha sido “víctima de persecución política”.
“Ha dicho que desde que mataron a ese perro comenzó la persecución política de su papá. No era un perro, era un ser humano, era mi hijo al que mataron. Y, aunque se trate de un perro, también tienen necesidades, pero él no lo era”, alegó.
Aseguró que con la detención Vásquez Velásquez no buscan una venganza, pues solo desean justicia por su muerte.
“Le cortaron la vida cuando tenía 19 años, él tenía una vida por delante, tenía tiempo para vivir, tenía vida para dar más a este pueblo”, lamentó
Hoy, su madre, siente cómo la herida vuelve a abrirse y recuerda ese 13 de septiembre en el que el cuerpo de su hijo fue exhumado para poder realizar análisis de investigación.
“Si lo han requerido, es porque pruebas ha habido. No creo que esa herida del 13 de septiembre cuando hicieron la exhumación del cuerpo de mi hijo sea en vano, para que iba a volver a abrir una herida en mi corazón”, recordó.
¿Qué pasó el día de la manifestación?
La tarde del domingo del 5 de julio del 2009, día en el que se tenía previsto el regreso del expresidente Manuel Zelaya, tras ser expulsado del país luego del golpe de Estado el 28 de junio, Murillo Mencía fue asesinado.
Versiones del Ministerio Público (MP) indican durante una manifestación, militares llegaron con acciones “brutalmente desproporcionadas”, y dispararon de manera indiscriminada con fusiles de alto poder y grueso calibre (M16) contra ciudadanos que ejercían su derecho a manifestarse de manera pacífica.
Ese día, el joven Murillo murió abatido por un disparo en la cabeza presuntamente por el ejército de Honduras, mientras que Alex Zavala sufrió varias lesiones en su cuerpo.
“Ahí en su conciencia Romeo Vásquez Velásquez se siente culpable, aunque ahorita diga que no lo es. Claro que sí tiene culpa”, denunció.