La pasión de Cristo nos debe impulsar a cargar el sufrimiento del mundo, de acuerdo con las autoridades de la Iglesia Católica. Al inicio de la procesión se leyó la lectura bíblica de San Marcos, en la que se relata la forma en la que Pilatos pregunta a los presentes qué querían hacer con el llamado rey de los judíos.
La respuesta de los presentes con gritos fue ¡crucifíquenlo, crucifíquenlo! Esa fue la condena de Jesús, luego de ser azotado. Así dio inicio el Vía Crucis en el centro de Tegucigalpa.
El acompañamiento del pueblo en el dolor de Jesús
La reflexión no se hizo esperar por parte del obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, Juan José Pineda, “Hoy, Tegucigalpa está en Siria y hoy Siria está en Tegucigalpa”, manifestó durante el primer momento de reflexión.
Cada hondureño debe cargar su cruz para salir adelante
Jesús comienza a cargar la cruz y da sus primeros pasos hacia la muerte. En esta estación, según el mensaje de la Iglesia Católica, se recuerda a los hombres y mujeres que con el sudor de su frente y los callos de sus manos se esfuerzan para salir adelante cargando de esta forma una cruz diaria.
Hay que dar aliento de vida a los enfermos en hospitales
En la Tercera Estación se recuerda que Jesús cae por primera vez como consecuencia del peso de la cruz.
Es esta caída la que se compara con las personas que caen enfermos en los hospitales, pacientes que necesitan de la visita de quienes les puedan transmitir el aliento de vida, dijo a manera de reflexión el obispo Juan José Pineda.
Hay que rescatar a la mujer de la esclavitud sexual
Una reflexión que hizo el obispo es que la misión por la que venimos al mundo es algo concreto y se debe poner en práctica, por eso las personas se deben comportar como El Cireneo para brindar ayuda a otras personas.
Con la reflexión se expresó un mensaje sobre la dignidad de la persona que es vendida, sobre la prostitución a la que se someten miles de mujeres y hombres en Honduras.
“Muchas veces son manipuladas por mafias escondidas, sin que nadie lo sepa, son mujeres que ya no anhelan vivir ningún tipo de amor. Este mundo de la prostitución es un mundo sin amor, que ve al hombre y a la mujer como una cosa”, expresó Juan Pineda, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tegucigalpa.
“Que a nadie le falte un lugar donde sea asistido”
En un sexto episodio del doloroso camino de Jesús antes de morir en la cruz, una mujer valiente le enjugó el rostro.
El religioso recordó las largas filas que hacen los enfermos y sus familiares para ser atendidos en un centro de salud con el fin de mejorar su dolor.
El obispo cuestiona a los padres irresponsables
En esta etapa del duro y cruel camino que tuvo que recorrer Jesucristo el obispo Juan José Pineda cuestionó a los padres y madres irresponsables que abandonan a sus hijos.
“En nuestra Honduras tenemos que decir madre e hijo por muchos padres irresponsables, pero también tenemos que decir padre e hijo por muchas madres irresponsables”, dijo el sacerdote.
A su vez, manifestó que es de reconocer la valentía de las madres o padres solteros que sacan adelante a sus hijos.
Una gran falta de amor existe en los corazones de los hondureños que no muestran piedad ni misericordia con el prójimo. En el Santo Vía Crucis, el obispo criticó la actitud de muchas personas ya que son insensibles e indiferentes ante el dolor de los hermanos.
Honduras necesita personas que ayuden a quienes buscan la libertad
La injusticia debe erradicarse del mundo ya que muchas personas inocentes sufren a causa de condenas sin fundamento. Pineda recalcó el testimonio de una mujer que se encontraba en el público, quien fue encarcelada injustamente, pero ella no perdió las esperanzas de recobrar su libertad y lo logró.
El sacerdote expresó que Honduras está sedienta de una verdadera justicia y que muchos casos que están en la impunidad sean resueltos por el bien de las familias afectadas.
No debe haber más hondureños crucificados
La ola de violencia tiñe de sangre la ciudad y el país con tantos asesinatos, abortos, secuestros y mutilaciones. El obispo que oficializó el Santo Vía Crucis en la capital lamentó que tantos hondureños pierden la vida por manos de otros hondureños.
A su vez criticó la actitud de desamor, envidia, soberbia y vanidad que tienen muchas personas. El obispo hizo un llamado a la población a tener compasión y misericordia con el prójimo, ya que no es justo que más familias sigan enlutándose por la violencia que azota el país.
Asimismo cuestionó que se está dañando el ecosistema por los incendios, se está acabando el agua por la mano humana.
Los jóvenes necesitan más oportunidades de empleo
A diario mueren jóvenes a causa de la violencia en el país y esto se tiene que frenar. Ese fue el mensaje central que envió el obispo Juan José Pineda en el desarrollo del Santo Vía Crucis realizado ayer en la capital.
Los jóvenes necesitan tener acceso a más oportunidades de empleo para recobrar sus esperanzas para seguir viviendo.
Justicia para las madres que han perdido un hijo
Así como la Virgen María sostuvo en sus brazos el cadáver de Jesucristo, muchas madres en Honduras lloran frente al cuerpo de sus hijos asesinados.
El obispo Juan José Pineda señaló que muchas madres lloran a diario a causa de la violencia que azota el país y pierden a sus hijos.
Pineda cuestionó que muchos hondureños aseguran estar con Dios, pero son indiferentes con el prójimo, lo que los hace ser hipócritas. El sacerdote pidió justicia para todas esas madres que han perdido a sus hijos por culpa de la violencia y cuyos crímenes se encuentran todavía en la impunidad.
Tenemos que demostrar el amor hacia el prójimo
Un enorme silencio cubre muchos hogares y cementerios de Honduras debido a la ola de asesinatos que ocurren a diario. La vida de las familias cambia completamente cuando pierden un familiar y queda un gran vacío.
Sin embargo, el obispo Juan José Pineda expresó que la muerte no es el final, sino que un nuevo comienzo.
Cristo debe resucitar en nuestros corazones
En medio de la oscuridad resplandece la luz y, tal como lo prometió Jesucristo, volvió a la vida al tercer día después de haber muerto crucificado.
Las personas que acudieron al Santo Vía Crucis demostraron su fe y devoción, quienes año con año viven de cerca la representación de la pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios. Al final se realizó la bendición de los fieles y les instó a vivir en paz y respetar al prójimo.