Tegucigalpa, Honduras
Luchó contra la adversidad durante 25 largos días, pero su historia estaba escrita: el domingo expiró en una sala de cuidados intensivos del Hospital Militar.
Su partida deja una gran consternación entre decenas de hondureños a quienes les cambio la vida gracias a sus conocimiento en la rama de la nutrición.
Se trata del doctor José Ramón Solórzano, un reconocido especialista de la salud que expiró la madrugada del domingo producto de un paro cardiorrespitorio tras permanecer hospitalizado por casi un mes.
El destacado galeno fue víctima de un atropellamiento el pasado 15 de marzo cuando intentaba cruzar el bulevar Suyapa, a inmediaciones del paso a desnivel entre el bulevar La Hacienda, mientras realizaba ejercicios físicos.
Tras ser embestido violentamente por el vehículo cayó sobre el pavimento con lesiones severas en varias partes del cuerpo.
El automotor que atropelló a Solórzano es un Hyundai Elantra color gris, con placas P 571245, de origen salvadoreño y cuyo conductor se dio a la fuga pese a que fue identificado y hasta entrevistado por medios de comunicación.
Joana Molina, esposa del extinto doctor, expresó a EL HERALDO que “él hacía grupos diferentes de ejercicios, pero ese día decidió salir solo a ejercitarse”.
Con tristeza recordó que “era superafectivo, dedicado, a todo le ponía una sonrisa y siempre le buscaba el lado bueno a las cosas”.
A las 2:30 de la mañana le sobrevino un paro cardiorrespiratorio, le dieron resucitación, pero no respondió, explicó la señora Joana Molina.
Incansable estudioso
Era originario de Tegucigalpa. En sus 56 años de vida procreó cuatro hijos, tres hijas con su primer pareja y un menor de seis años con su actual esposa.
Se graduó de médico general en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) a finales de los años ochenta y siempre en la máxima casa de estudios años después obtuvo la especialidad en actividad física para la salud.
Laboraba como coordinador de la clínica actívate en el Hospital General San Felipe, labor que venía desempeñando desde hace aproximadamente un año, en el horario matutino.
Por la tardes su dedicación al trabajo lo llevaba a atender a sus pacientes en su clínica privada en el Hospital y Clínica Santa Lucía, siempre en la capital. El presidente de la República, Juan Orlando Hernández, reaccionó consternado por la partida del galeno.
“Hoy perdimos una gran persona, gran profesional que cambió la vida de miles de hondureños, dejándoles el legado de una vida saludable”, escribió el mandatario en las redes sociales.
