Tegucigalpa

Protección de cuencas, materia pendiente de municipalización

A la fecha solo se ha concluido el plan de manejo para la cuenca del río Guacerique. Otras fuentes productoras del agua, como la montaña de Yerba Buena, sobreviven con el mero esfuerzo de la población.

FOTOGALERÍA
11.10.2012

La capital de Honduras no tiene fuentes productoras de agua y depende, para atender la demanda de 1.5 millones de habitantes, de las fuentes de municipios cercanos para abastecer sus tres embalses.

Los municipios de Lepaterique, Ojojona, Valle de Ángeles y San Juan de Flores son los que suministran el vital líquido a las ciudades gemelas.

La sed de los capitalinos se cubre principalmente con la cuenca del río Choluteca, que conforman las subcuencas de Guacerique, Río del Hombre, Sabacuante, Río Grande (La Concepción), Tatumbla y el Parque Nacional La Tigra.

El 30 por ciento de los capitalinos se abastece del agua que llega de la reserva biológica de La Tigra.

Otra de las mayores fuentes de agua que produce el 64 por ciento del vital líquido para la capital es la reserva biológica Montaña de Yerba Buena, ubicada en el municipio de Lepaterique.

Esta extensa selva de 3,586 hectáreas produce 64 millones de metros cúbicos de agua.

En su bosque nublado nacen los ríos San José, Choluteca, Guajire, Quiscamote y Guacerique, que son los afluentes que llenarán los nuevos embalses de Río del Hombre y Guarique II.

La protección de estos nacimientos de agua es uno de los requisitos que debe cumplir el Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillado (SANAA) para realizar el traspaso del suministro a la municipalidad.

Lento avance

Según la Unidad de Gestión de Agua y Saneamiento (Ugasam), en más de 50 años operando, el SANAA hasta este año tiene concreto un plan de manejo de la cuenca del río Guacerique.

Prácticamente dejarán solo en papel este proceso cuando la municipalidad asuma la administración del servicio de agua y saneamiento.

Mario Murillo, titular del Departamento de Protección y Manejo de Cuencas Hidrográficas, asegura que gracias a la cooperación internacional se ha logrado avanzar en el proceso de manejo y protección de cuencas.

A un costo de 120 millones de lempiras financiados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) se pretende cumplir el plan de manejo de Guacerique en un plazo de siete años.

Este proceso incluye la reforestación e instalación de un sistema de saneamiento básico para las comunidades que habitan en los alrededores de la cuenca.

El proyecto tiene 12 fases que están en ejecución en un 20 por ciento, pues se realiza una licitación con las empresas interesadas en desarrollar los sistemas.

“Esta iniciativa tiene un des fase de seis meses, pero estamos trabajando con las comunidades para empoderarlas en el manejo del agua”, aseguró Murillo.

Los únicos avances significativos se observan con las alianzas con patronatos, juntas de agua, organizaciones comunitarias y comités de amas de casa para evitar que la deforestación avance.

Empero, con una producción agrícola que representa el 70 por ciento de las hortalizas que ingresan a la ciudad, si no se involucran otras organizaciones como la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), todo este esfuerzo quedará en saco roto.

La larga espera de apoyo gubernamental ha generado que la deforestación y el crecimiento desmedido de la frontera agrícola destruyan esta fuente de abastecimiento.

A corto plazo, Murillo anunció que se prepara un manejo en todas las subcuencas con fondos para adaptación del cambio climático que ofrece el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En este proyecto se incluye un catastro de las comunidades que rodean la cuenca del río Guacerique.

“Este proceso se está coordinando con el Instituto de la Propiedad (IP) y nos permitirá desarrollar planes de manejo”, indicó.

Realidad de Yerba Buena

Otra de las cuencas que perdió gran parte de su bosque es la montaña de Yerba Buena.

Hace cinco años se anunciaba que la reserva biológica había perdido 500 hectáreas debido al sobrepaso de la frontera agrícola.

Esta situación ya fue superada, pues las 278 familias oriundas de zona que habían sobrepasado el límite de sus cultivos en más de 150 metros a ambas orillas del cauce de los ríos -que es la medida aceptable-, ahora son los guardianes del bosque.

Actualmente los 1,484 pobladores de la zona son los encargados de preservar toda la riqueza hídrica.

Pero este trabajo no lo desarrollan de la mano del gobierno, sino de organizaciones como los Voluntarios para la Asistencia Técnica de Honduras (Vita-Honduras).

Para conocer su realidad EL HERALDO se internó en la reserva y realizó un recorrido con los habitantes.

Héctor Midence, director de Vita, informó que los pobladores de las comunidades aledañas a la reserva ahora ocupan menos del uno por ciento del terreno del área.

“Ellos desarrollan su actividad agrícola de una manera responsable, gracias al respaldo técnico que han recibido de organizaciones, pero aún así la capital les debe realizar un pago por servicios ambientales”, dijo.

Los aldeanos que viven en los límites de la reserva protegen un recurso que apenas consumen y que beneficia a la principal ciudad del país.

Desde hace un año esperan la instalación de un sistema de riego tecnificado que contribuiría a evitar que los fertilizantes contaminen los pequeños afluentes que bañan los ríos.

Este método permitiría además ahorrar un 70 por ciento el recurso hídrico que al final se sumaría a los embalses de la capital.

El proyecto nunca se concretó y permanece pendiente.
Santos Martínez, uno de los habitantes de la zona, asegura que el respaldo del gobierno es mínimo. “Necesitamos que nos ayuden a desarrollar de una forma sostenible nuestros cultivos para mantener Yerba Buena protegida y mantener el caudal de agua”, aseguró el campesino.

El crecimiento demográfico, la actividad productiva a nivel comercial, la tala desmedida, la migración del campo a la ciudad y la utilización de químicos, entre otros, son los depredadores de las cuencas y aún no se crea el pelotón de batalla para erradicarlos.

Tags: