Julio Enrique Calderón es un dreamer hondureño que estampó en letras doradas su nombre en la lucha a favor de los indocumentados en la capital del sol, en plena era de Donald Trump.
Originario de La Ceiba, norte de Honduras, Calderón migró en el 2005 hacia Miami, Estados Unidos, cuando apenas tenia 16 años, sin imaginarse que 12 años después recibiría uno de los más grandes honores que puede ser otorgado a un habitante: las llaves de la cuidad.
'Se nos reconoció a un grupo de seis inmigrantes por nuestro trabajo o liderazgo. El reconocimiento se hizo el 1 de mayo, Día internacional del Trabajador, irónico ya que en EEUU no se trabaja ese día, sin embargo, me alegró que el alcalde de Miami (Tomás Regalado) nos hiciera ese reconocimiento' dijo el dreamer.
Calderón añadió que 'para mi fue una manera de decir a esta administración que como inmigrantes, ya seamos con documentados o indocumentados, somos parte de la sociedad y merecemos una oportunidad. Para mí fue un orgullo y espero demostrar que los hondureños somos una parte vital de este país también'.
'Sueño americano'
Según Julio, la falta de oportunidades y recursos le obligaron a él y a sus dos hermanos a cruzar la frontera en busca del anhelado 'sueño americano'. Fue así como dio inicio esta historia de éxito y superación.
'Llegar siendo un adolescente de 16 años me dificultó aprender el inglés. Aparte, siempre pensé que no podría estudiar más allá de la secundaria, ya que aquí (Estados Unidos) las universidades son demasiado caras, más aún si eres indocumentado', confesó el galardonado.
Además, dijo que 'no tener licencia de conducir o una identificación limita mucho, pero gracias a Dios esto no ha sido un obstáculo para cumplir mis deseos educativos'.
Enrique expresó que hubo un tiempo en el que tenía que pagar muchísimo en la universidad, por las tarifas de fuera de estado, pero que en unos cuantos meses gracias al activismo lograron cambiar la ley.
'Trump ha hecho muchos cambios en las leyes migratorias, las cuales nos pone a todos como prioridad. Durante la administración del presidente Obama se podía esperar algo mejor, pero hoy el miedo es demasiado con Trump', confesó el joven.
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Inicio de su lucha
'Tuve la suerte de entrar a un colegio, que es casi como universidad, se llama Miami Dade College y fue allí donde mi vida cambio completamente. Conocí de una organización de 'sonadores' -conocido como los dreamers- y me involucré', recordó.
Resumió que 'ya son casi ocho años de activismo y podría decir que lo demás es historia. He tenido la oportunidad de participar en conferencias estratégicas, incluyendo una donde se hizo y formó la estrategia que al final nos ayudaría a ganar el Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), programa que ofrece un permiso de trabajo a muchos jóvenes que llegaron a corta edad'. Hoy 13,000 hondureños tienen esa oportunidad en Estados Unidos.
'Sigo siendo indocumentado y sí podría decir que el miedo es más real con Trump, pero la peor lucha es la que no se hace. En el año 2014 fuimos hasta Tallahassee a luchar por una ley que permite que los estudiantes indocumentados paguen tarifas como los residente y ciudadanos, esa es otra de las victorias que llevaré hasta donde me ajuste la memoria', contó con orgullo.
Además, manifestó sentirse afortunado por 'haber conocido muchos líderes buenos, son ellos los que me han ayudado ha estar donde estoy'.
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