Si bien con los esfuerzos mexicanos - redoblados mes y medio atrás bajo amenaza de sanciones comerciales de Washington- ha amainado la escalada migratoria, el tránsito de indocumentados continúa con más riesgos para ellos, siguiendo rutas más peligrosas hacia Estados Unidos y pagando más dinero a traficantes de personas.
José Contreras, hondureño de 31 años, salió de San Pedro Sula hace ocho días, y pagó 26 dólares para que lo trasladen por un tramo de los 33 km que separan El Naranjo, en Guatemala, del cruce con México.
Una vez allí, la tarifa subió hasta 42 dólares por 62 km hasta Tenosique, localidad mexicana donde pasa el tren conocido como 'La Bestia', al que trepó pasada la medianoche con unos 50 hondureños más hasta llegar a Palenque, destino popular entre turistas por sus vestigios arqueológicos.
'Ellos dicen que está 'chingo' de ley (numerosos agentes de seguridad) y que nos van a agarrar y así le meten miedo a uno', dice Contreras al relatar el argumento de los 'polleros' (traficantes de personas), para sacarles más dinero.
'Ahí va perdiendo uno todo lo que lleva, anillos, relojes, ahí tiene que dejarlo', lamenta este albañil, que por cuarta ocasión intenta cruzar porque quiere apoyar a su esposa y a sus cuatro hijos de 2, 6, 8 y 10 años.
- Por selva y montañas -
La luz cegadora de 'La Bestia' en la que viajó Contreras y el rugido de sus fierros rompen la atmósfera tibia y onírica del amanecer en Palenque. El cielo rojizo de la antigua ciudad maya, a unos 100 km de Guatemala, es telón de fondo para los migrantes que caminan al lado de los rieles tras bajarse de los vagones.
'¡Fuerza catrachos!', grita uno de ellos, con un entusiasmo que contrasta con los rostros cansados y adustos del grupo de hondureños.
Vea además: Peligrosa travesía, así arriesgan sus vidas los migrantes hondureños a bordo de 'La Bestia'
Cargan mochilas, empuñan botellas de agua y su fatiga es evidente. 'Cruzamos por ríos, montes', dice José Ramón Fuentes, el gritón que intentaba animar a sus compañeros.
'La misión, varón, es pegarle para el otro lado, si Dios lo permite', añade Fuentes, de 37 años, quien se aventura por primera vez hacia Estados Unidos en busca de trabajo para apoyar a su esposa y tres hijos.
'Muchos tienen que meterse más a la selva, a la montaña, para poder llegar hasta aquí, porque tanto la policía como los delincuentes los van estafando, les van quitando lo poquito que tienen', dice Sor María Tello, directora de la Casa del Caminante, albergue cercano a la parada del tren en Palenque.
Cientos de hondureños viajan con sus pequeños con la esperanza de lograr el 'sueño americano'... ??????#Migrantes #Migranteshondureños #Rutamigratoria #Hondurasmigración #Hondurasmigrantes #Sueñoamericano #EHrecorridomigrantes #Historiasdemigranteshttps://t.co/qColA5KeAY
— Diario El Heraldo (@diarioelheraldo) June 27, 2019
Fundadora y responsable de la casa desde hace siete años, Sor María explica que con estas rutas evitan ser víctimas de autoridades corruptas y delincuentes, pero asegura que desconoce los trayectos.
'Aunque lo supiéramos tampoco lo diríamos porque es arriesgarlos a ellos', confiesa la religiosa.
- 'Revolver el avispero' -
Sor María explica que las nuevas rutas hacen que los migrantes lleguen 'muy lastimados y cansados' por caminatas más largas, además de deshidratados y con enfermedades virales.El gobierno mexicano asegura que las nuevas medidas migratorias contemplan dar un trato digno a las personas que llegan de manera irregular, cuidando su integridad y sus derechos humanos.
Los hondureños tienen dos opciones al llegar a la ciudad: cruzan el río Bravo o esperan meses por una cita en un albergue ??????#Migrantes #Migranteshondureños #Rutamigratoria#Hondurasmigración #Hondurasmigrantes #Sueñoamericanohttps://t.co/oZmBzJqrrw
— Diario El Heraldo (@diarioelheraldo) June 29, 2019