Por Melissa Eddy/ The New York Times
Szegeds, Hungría.- La frondosa ciudad de Szeged, con amplias avenidas y villas ornamentadas, parece más una reliquia del imperio Habsburgo que la ubicación del futuro automovilístico de Europa. Pero en una obra de construcción de 300 hectáreas, las excavadoras se preparan para lo que será la primera planta de ensamblado europea de BYD, el principal fabricante de automóviles de China.
La Unión Europea decidió el 30 de octubre si aumentaba los aranceles a los vehículos eléctricos que ingresan al bloque desde China. Los aranceles, encima del arancel existente del 10 por ciento, oscilarían entre el 9 por ciento y el 35.3 por ciento y permanecerán en vigor durante cinco años. Eso es menos que los aranceles del 100 por ciento impuestos por EU y Canadá, pero llegan al tiempo que los chinos están ansiosos por ingresar al mercado europeo.
BYD está trabajando con distribuidores en 19 países de la UE para ofrecer modelos eléctricos e híbridos.
“Tienen planes muy ambiciosos”, dijo Sandor Nagy, subalcalde de Szeged, sobre la planta de BYD, que la compañía planea abrir el próximo año. “Obviamente tienen un incentivo muy fuerte con los aranceles”.
Otros fabricantes automotrices chinos también están buscando formas de evitar los aranceles. Chery, una armadora china, anunció en abril que comenzaría a producir vehículos eléctricos en Barcelona en colaboración con Ebro EV Motors. Stellantis, cuyas marcas europeas incluyen Peugeot, Fiat y Opel, anunció en mayo que se asociaría con Leapmotor de China, y la producción de vehículos eléctricos en Europa comenzará este otoño.
Zhejiang Geely Holding, que adquirió a la armadora sueca Volvo Cars en el 2010, también está buscando un posible sitio de producción en Europa.
A los funcionarios de la UE les preocupa que China presente una amenaza para la industria automotriz europea, que representa casi el 7 por ciento de la producción económica de la región. Dicen que Beijing no ha ofrecido una solución que aborde suficientemente sus preocupaciones de que años de apoyo gubernamental han otorgado a los fabricantes de automóviles chinos una ventaja injusta.
Los analistas dicen que la industria automotriz europea ganaría empleos y acceso a tecnología de punta, mientras que los productores chinos ahorrarían en aranceles y costos de embarque.
Las marcas chinas representaron el 3.7 por ciento de todos los vehículos eléctricos vendidos en Europa en el 2023, en comparación con el 0.4 por ciento cuatro años antes.
Pedro Sánchez, el Primer Ministro de España —el segundo mayor fabricante de automóviles de Europa— instó recientemente a la UE a reconsiderar su postura sobre aranceles.
“No necesitamos otra guerra, en este caso una guerra comercial”, dijo Sánchez.
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