Columnistas

Construcción en Islas del Cisne

El discurso de la izquierda se apega a la lucha de los derechos de los más desprotegidos, busca darle voz y garantizar el goce de sus derechos a los grupos minoritarios, así mismo, la izquierda es abanderada de la lucha de los derechos ambientales y los derechos de las comunidades indígenas. Ya hemos visto que, en el pasado, varios miembros del partido Libertad y Refundación han criticado algunos proyectos impulsados por los que antes gobernaban.

Una de las cosas que llama la atención es que diversos especialistas están criticando la construcción de la cárcel de máxima seguridad que el gobierno de la República propone en Islas Cisne, resulta curioso, que, por parte del secretario de Estado de Recursos Naturales y Ambiente en lugar de defender la flora, fauna que existe en este lugar está allanando el camino para que el gobierno pueda cumplir su promesa -de última hora- de construir esta megaobra para albergar “delincuentes de máxima peligrosidad”, creo que nadie se opone a la construcción de un centro penal de máxima seguridad, el problema radica en el lugar donde se está pensando desarrollar este proyecto.

Es apremiante que las autoridades del gobierno escuchen todos los sectores, los afectados, los especialistas ambientales y dejar de catalogar como miembros del -crimen organizado- a quienes se oponen a la construcción de este centro penitenciario, es lamentable apreciar la poca tolerancia de algunos servidores públicos.

Algo que, sí me parece aberrante y bochornoso, es como el político en el poder pierde su esencia y hasta origen, los que ahora quieren que esta cárcel se construya en esta área protegida - Islas del Cisne - son los que en el pasado “defendían” nuestros recursos naturales, el poder les hace perder sus convicciones y hasta ideales.

Si esto fuese otro gobierno quien lo estuviera impulsando ya tendríamos tomas de carreteras y las instalaciones de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna) cerradas por las protestas, sin embargo, nadie hace algo, lo que si será necesario es escuchar a los técnicos y especialistas conocedores y reconsiderar la decisión del gobierno en Islas del Cisne, eso es lo que haría un gobierno que se preocupa por el pueblo y por sus recursos ambientales.

El caso de Islas del Cisne es un ejemplo de cómo en el ejercicio del poder y los intereses que existen en el mismo hacen que las personas cambien su naturaleza, algunos hasta se obnubilan y creen que pueden hacer lo que quieran, como si Honduras fuese de ellos y no del pueblo hondureño.