Si me conviene, sí

  • 24 de marzo de 2025 a las 17:31

Analizando el panorama electoral, vemos que las reformas electorales necesarias para garantizar procesos democráticos son únicamente una urgencia dependiendo la posición que tengan nuestros políticos. Es decir, si son oposición, señalan lo malo del marco normativo nacional, critican la Ley Orgánica del Poder Legislativo, sugieren nuevas reformas, penales, electorales, incluso, constitucionales.

Sin embargo, cuando el político deja de ser oposición, o sale de la posición desventajosa, hace uso de las leyes tal cual están porque sacan su provecho, entonces si en ese momento la Ley ya no le perjudica, mejor no dice nada. Es como los fanáticos del fútbol, cuando su equipo tiene una buena racha y ganan continuamente y ningún otro equipo puede meterle goles, pues los hinchas del equipo no critican al director técnico, tampoco a los jugadores, porque todo les está saliendo bien, pero cuando el equipo comienza a perder, el primero en irse es el entrenador y si no hay mejoras comienzan a marcharse jugadores, la gente comienza a pedir la incorporación de otros jugadores al equipo para ver si así mejoran.

Lo mismo sucede en política, ahora vemos algunos que producto del proceso electoral reciente, los resultados no les favorecen y critican al oficialismo (siendo del mismo partido al que denuncian), el uso del poder público a favor de la línea de gobierno, que la maquinaria estatal está a favor de apoyar a X o Y candidato (a), algunos, incluso, denuncian que han obligado a los empleados públicos a votar por algunas personas si quieren conservar su trabajo.

¿Esto es algo que ya habíamos visto en el pasado, cierto?, solo que ahora lo denuncian porque les perjudica, y realmente, para que alguien denuncie algo, es porque le genera un perjuicio directo, de lo contrario, se llaman al silencio, ese silencio que al final termina convirtiéndose en complicidad, ese silencio que, a la larga termina haciéndole aún más daño a Honduras, porque muchos hondureños optan por la comodidad del silencio que los mantiene en una posición “neutral”.

La gente deja ese silencio a un lado hasta que ve que el agua comienza a meterse a su casa, hasta ese momento critican y denuncian, hasta ese momento exigen reformas, hasta ese momento exigen la aplicación de la Ley, aunque en el pasado hayan criticado esas mismas leyes y prácticas. Como dijo Frederic Bastiat: “La ley ya no es el refugio del oprimido, sino el arma del opresor”. No esperemos que algo nos cause un daño “directo” para cuestionar y exigir lo correcto, seamos honestos y buenos hondureños siempre, Honduras debe ser primero antes de cualquier “líder”, de cualquier partido, sino servimos como hondureños tampoco serviremos como servidores públicos.

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En un Estado donde las máximas autoridades hacen lo que quieren, los gobiernos transmiten el mensaje equivocado a la población hondureña

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