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Mario Benedetti, poeta de versos cálidos y sencillos

El escritor y dramaturgo uruguayo, perteneciente a la generación de 1945, universalizó
la lengua castellana con una exquisita literatura de corte versátil y de textos diáfanos y eficaces.

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30.06.2012

Poeta, ensayista, dramaturgo, crítico y escritor, es una de las figuras más relevantes de la literatura uruguaya y latinoamericana del siglo XX. Mario Benedetti era uno de los últimos representantes de la “generación de 1945”, a la que también pertenecían Juan Carlos Onetti y la poetisa Idea Vilariño.

Con su muerte, la literatura Hispanoamericana pierde uno de los mayores exponentes de las letras.
Benedetti universalizó aún más la lengua castellana, y hoy por hoy su exquisita obra la disfrutamos y la atesoramos.

Su literatura se caracteriza por su acostumbrado estilo sencillo, directo y bello, lleno de textos inteligentes, cálidos, muy versátiles y claros; son los habitantes comunes quienes le inspiran, y por ello su escritura es ciudadana, y puede comunicarse así con sus lectores. Podemos apreciarlo en este párrafo de su poema “Quimera” de su libro de poemas “Yesterday y mañana”: “¿Por qué las luces de la casa quedaban tan remotas/y sentía en la nuca aquel aliento inmundo/ de ESO que me pisaba los talones?/Por qué aquel pánico que me impedía/junto al mutismo de los álamos/vencer el sortilegio/y verle el rostro a la verdad/que los perros husmeaban?/” El poeta maneja un bello y simple lenguaje poético lleno de una cotidianeidad apasionada.

El escritor Emir Rodríguez Monegal, amigo de Benedetti, se refiere a él en estos términos: “No solo es un escritor, sino una vasta y compleja literatura con su pluralidad de géneros y su unidad secreta”.

La vida itinerante desde su juventud le permitió enriquecer su estilo y ser un escritor comprometido con su pensamiento. Desde 1945 inicia sus publicaciones con el primer libro de poemas “La víspera indeleble” combinando con sus colaboraciones críticas en revistas literarias y publicaciones opositoras a los sistemas políticos del momento. En la década de los 50, Benedetti incursiona en el estilo narrativo con su primera novela “Quien de nosotros” publicada en 1953, la que fue bien recibida por la crítica, pero casi desapercibida por el público.

LA NO POESíA. En 1956 publica “Poemas de la oficina” que fueron un éxito, inserta una temática considerada en aquel momento no poética, como ser la burócrata clase media, manejándola de una forma sencilla, directa y coloquial, utilizando versos o secuencias de versos con un sentido de relación entre sí, o entre el texto y el título en forma de oposición, contradicción y negación, mostrando la ironía y la paradoja, clásicas de los “Anti Poemas” Parrianos en una forma menos estridente.

Veamos un párrafo del poema “Verano”: “Voy a cerrar la tarde/se acabó/ no trabajo/tiene la culpa el cielo/que urge como un río/tiene la culpa el aire/que está ansioso y no cambia/ se acabó/no trabajo/ tengo los dedos blandos/ la cabeza remota/tengo los ojos llenos de sueños/yo se que veo solo paredes/se acabó/”.

En 1960 publica su famosa novela “La tregua”, que supuso la consagración definitiva del escritor y el inicio de su proyección internacional (la novela tuvo más de un centenar de ediciones, fue traducida a diecinueve idiomas y llevada al cine, el teatro, la radio y la televisión), el autor hace una denuncia y una toma de conciencia frente a una sociedad uruguaya en crisis que culminaría con el golpe de estado en 1973 y sus consecuencias. En esta novela Benedetti ahonda narrativamente en el enigma de las relaciones humanas, en la pregunta sin respuesta en torno a nuestra convivencia.

El deseo, el poder, el amor, el odio, la envidia, la enfermedad, la frustración, la alegría, la plenitud, la amistad, la juventud, el dinero, el aburrimiento etc. conforman la materia incesante de la vida que plasma en historias cotidianas de personas concretas. El autor maneja la narrativa como un arte de la memoria representado por letras que son imágenes y acciones. Los poderes de su prosa hacen que ningún sentimiento le sea ajeno y ninguna tierra extraña.

Explora la naturaleza humana y retrata a la clase media, en particular a los burócratas.
Los sucesos políticos y sociales que inician en la década de los 60 en algunos países de Latinoamérica cambiaron todos los esquemas, e hizo que los intelectuales buscaran y encontraran, dentro de su propia área vital, motivaciones, temas y hasta razones para la militancia ideológica; y a raíz de todo esto, Benedetti escribe su primer texto explícitamente comprometido, “El país de la cola de paja” (1960). Desde entonces aumentará su participación política y vivirá unos tiempos de intensa actividad intelectual, colaborando como crítico y humorista, siendo miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas de La Habana y funda y dirige allí el Centro de Investigaciones Literarias hasta 1971).

POESíA CONTRA LA GUERRA. Uruguay vivía una difícil situación política y social desde 1960, en donde Benedetti planteaba su posición opositora a través de su producción intelectual, y en 1973 tras un golpe de Estado, es expulsado de su tierra natal, yéndose a residir a Buenos Aires, Argentina, posteriormente a Perú, Cuba y España. Fueron diez años de vida itinerante lo que hizo a su literatura formalmente más audaz, en su obra poética se ven reflejadas las circunstancias políticas y vivenciales del exilio uruguayo, y finalmente el regreso a casa (1983).

Ya de regreso, continúa incrementando su producción poética como “Vientos de exilio” 1981, “Preguntas al azar” 1986, “Yesterday y mañana” 1987, “La vida ese paréntesis” 1998, “El mundo que respiro” 2001, “Testigo de uno mismo” 2008, entre otros. En narrativa por ejemplo: “La barra del café” 1992, “Andamios” 1996, entre otros. En los últimos años Benedetti repartirá su tiempo entre Uruguay y España, después de la muerte de su esposa, entrega parte de su biblioteca personal a la Universidad de Alicante en España, que lleva su nombre. Muy resentido de su salud, muere en Montevideo el 17 de mayo de 2009.

Leer a Mario Benedetti es una hermosa experiencia literaria, pero leerlo profundamente y encontrarle su intencionalidad y esencia, es un disfrute incomparable que se logra a través de sus textos diáfanos y eficaces.

El mismo autor lo confiesa cuando dice:

“Me consta, y sé, nunca lo olvido, que mi destino fértil voluntario es convertirme en ojos, boca, manos para otras manos, bocas y miradas”.
No estamos frente a un escritor difícil y complicado, estamos ante un ser humano y artista que logró armonizar coherentemente su quehacer humano y su trabajo como literato.

Como resultado de esta armonía, el verdadero lector aprecia sus escritos, y hasta agradece al autor la oportunidad de saborear ese banquete artístico.

Sobre Benedetti. Hortensia Campanella, autora de la Biografía “Mario Benedetti, un mito discretísimo” dice: “Podemos estar contentos de que la obra de Benedetti llegó a su plenitud hace ya algún tiempo y de que tanta gente en el mundo puede admirarla y sentirse acompañada por sus versos y por sus palabras”.

Finalmente, Benedetti venció todos los obstáculos al actualizar la totalidad del ejercicio literario que practicaron los grandes escritores de otros siglos. Supo crear un público que lo sigue en muchas partes, de libro en libro, en periódicos, en escenas, en discos, etc. Benedetti es actual, su obra permanece, como escribió él mismo: “Después de todo la muerte es solo un síntoma de que hubo vida”.