San Marcos de Colón, Honduras
San Marcos de Colón es una ciudad admirada por su belleza, por su clima y por su gente, sin embargo posee algunas contradicciones históricas: entre sus primeros pobladores había negros, de los cuales no hay descendientes, mientras que su población celebra una feria en honor a un santo que no es su patrono.
Otra contradicción de esta joya sureña es que la mayoría de sus calles son pavimentadas, pero no circulan muchos carros, como ocurre en otras ciudades. Estas características hacen de San Marcos de Colón una ciudad diferente.
La última semana de julio de cada año, el pueblo celebra su feria patronal en honor a Santa Ana y no precisamente a San Marcos. Tiene la categoría de ciudad declarada por el Congreso Nacional en 1927.
La ciudad posee monumentos históricos como el propio edificio municipal, su atractivo parque y antañonas casas que han servido de morada a muchas generaciones.
En el centro, a un costado de la iglesia, se levanta imponente La Francia, considerada un ícono del municipio por sus antecedentes históricos.
Wilfredo Chajín hace memoria de lo que le contaban sus padres. Entre 1888 y 1939 “la hacienda de don Pedro César Abadie (francés), mejor conocida como La Francia, fue uno de los negocios más grandes del sur de Honduras.
Se dedicaban a cultivar, procesar y exportar café a Europa e importar finos vinos, perfumes, porcelana, cristalería, mercadería, (eran) dueños de muchas valiosas propiedades dentro y fuera de San Marcos”.
La Francia, cuenta Chajín, “tenía un centro de importación y exportación en Amapala”. En la parte alta de la ciudad está el Fuerte Pérez, que sirvió en el pasado como santuario de las facciones nacionalistas y liberales que se alzaban en armas para poner o quitar gobiernos.
En su obra “Verde, limpia y bonita”, Mario Vallejo Larios resalta la posición geográfica apetecida por los caudillos que venían de Nicaragua o se dirigían hacia este vecino país.
Vallejo explica las razones por las cuales los negros que llegaron por primera vez a San Marcos no dejaron descendientes.
“Los segundos pobladores vinieron de los sitios de Comalí, Jamailí y Germania, situados al oeste de lo que hoy es San Marcos de Colón. Estos terrenos pertenecían en tiempos primitivos a unos frailes, quienes hicieron venir “negros” para que les ayudaran en las labores agrícolas. Desgraciadamente, los recién llegados resultaron adictos a las bebidas alcohólicas, llegando al extremo de faltarle el respeto a sus patrones, siendo despedidos por este motivo”.
Los negros abandonaron la zona al quedar sin empleo. San Marcos de Colón, pues, tiene historia y tiene un patrimonio que le pertenece al mundo.