Honduras

Honduras: En el olvido escolares de montañas de Danlí

En abandono Niños del caserío Plan de San Antonio de Guambuco reciben clases en un aula improvisada fuera del sistema. Piden apertura de un centro básico

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28.01.2019

DANLÍ, HONDURAS.- Aprender a leer y escribir es uno de los más grandes retos que tienen al menos 28 niños que residen en el caserío Plan de San Antonio de Guambuco, sector fronterizo del municipio de Danlí con la República de Nicaragua.

Desde 2015 y en el transcurso del año escolar, los niños recorren a diario unos tres kilómetros para poder asistir a la escuela más cercana, pese a que la misma no existe de manera legal en el sistema educativo nacional.

La necesidad de contar con un centro educativo en la zona, que tiene un alto nivel de analfabetismo, motivó a la maestra Jessy Lizeth Ponce y a padres de familia a impartir clases en la comunidad y funcionar como un anexo de la Escuela Lucila Gamero de Medina, ubicada en el caserío de Villa Nueva, siempre en el sector de Guambuco, a 4.5 kilómetros de distancia del sector de Plan de San Antonio.

“No ha sido un proceso fácil, en el 2015 la Alcaldía habilitó un presupuesto para un docente que quisiera dar clases en alguna comunidad y fue así como decidí venir a Plan de San Antonio y nos encontramos con múltiples dificultades que hemos ido resolviendo con el apoyo de los padres de familia y amigos”, declaró la maestra.

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En sus inicios, el centro escolar, que no tiene nombre oficial, funcionaba en el pasillo de una vivienda hasta que un ciudadano nicaragüense gestionó recursos con la organización con la que trabaja y logró que el centro tenga un aula y el terreno para ampliar el plantel en el futuro.

“El pasillo es bien grande y nos sirve para darle clases a los adolescentes que se han quedado en rezago escolar, aunque ellos no tendrán un certificado educativo, pero al menos saben leer y escribir”, apuntó la maestra.

Los padres de familia han hecho una solicitud formal a las autoridades de la Dirección Departamental de Educación en El Paraíso para que se cree el centro educativo y abra una plaza a la maestra.

“Para nosotros ha sido de gran bendición poder contar con la maestra, ella ha puesto su mayor esfuerzo para sacarlos adelante”, dijo Santos Matute, padre de familia.