Crímenes

Trozados por el socialismo burgués

En Venezuela, la pobreza crece a pasos gigantes al igual que la criminalidad. Los empleos se vinieron a pique. Miles pelean un trozo de pan ante la escasez de víveres

11.06.2016

La medicina sale peor que la enfermedad cuando “doctores” en política resultan iguales o peores de bandoleros que sus rivales. Esto ocurrió con millones de venezolanos al coronar al extinto Hugo Rafael Chávez Frías como su “salvador”. Los encandiló con su presumido socialismo del siglo XXI que los dejó billonarios a lomos de un pueblo empobrecido y sumiso.

Jurando impulsar “alternativas democráticas”, Chávez Frías tomó las riendas de Venezuela el 2 de febrero de 1999. “Voy a liberar a Venezuela del yugo imperialista”, juró a casi veinticuatro millones de ciudadanos que soñaron mejores entornos de vida e igualdades con su Movimiento Quinta República fundado en 1997. Su “revolución socialista” los tiene en locura, al borde de una ruina total.

Capitalista

Nacido en familia de clase obrera, repudiando el “capitalismo salvaje”, Chávez fue mostrando año a año una creciente metamorfosis económica. En diez años de “revolución”, él junto a su familia, fue estimado uno de los más “poderosos” del mundo. De peones a ricachos, vitoreados por un mar de adeptos ciegos por una doctrina liderada a lo perverso.

Nacionalizó las industrias nacionales y extranjeras, expropió tierras, casas y todo tipo de empresas de sus “adversarios políticos” para trasladarlas al Estado y a sus islas de poder. Lejos de prosperar quebraron en manos de sus cercanos y familiares que ahora son archimillonarios, viviendo en mansiones provistas de seguridad oficial, carros pompa, aeronaves.

En Venezuela, la pobreza crece a pasos gigantes al igual que la criminalidad. Los empleos se vinieron a pique. Miles pelean un trozo de pan ante la fatal escasez de víveres. Con Chávez hubo un repunte económico entre 2003 y 2007. Al final de su aciaga regencia, las bolsas se demolieron. La inflación se disparó. Siendo derrochador, exigió ahorro en todo. Recetó cárcel a todo aquel que se bañara con más de un cubeta de agua. ¡Vaya socialismo!

Bajo el lema “Refundar la República” (palabras de aquél de aquí) tuvo un excesivo gasto público, controló precios, cerró fábricas, puso bozal a periodistas y clausuró medios de comunicación por “alarmar” sobre la inocultable situación. Las masas se agitaron y desde entonces persiste una cruel e indetenible delincuencia. La corrupción se volvió galopante. Todos roban menos nosotros, dicen sus funcionarios. ¡Felicitaciones!

Mortal

Electo para el período 2007-2013 (no concluyó) anunció en el Capitolio Federal frente a la Asamblea Nacional que pondría en marcha su amado socialismo del siglo XXI, lanzando la frase “Patria, socialismo o muerte” (parecida a “patria, restitución o muerte” del aprendiz hondureño). En 2009, siendo país petrolero, sumergió a la nación en una insuperable crisis energética.

Creyó que regalando dinero por doquier, comprando conciencias de sumisos gobernantes de países amigos se volvería invencible, inmortal. Tras maldecir la tierra de Israel, Chávez fue tocado por el cáncer. En sus últimas apariciones públicas se vio agotado, visiblemente lloroso, besó un crucifijo y le pidió a Dios una “segunda oportunidad” que no llegó, pero delegó el trono a Nicolás Maduro, otro iracundo.

Maduro tiene colapsado el país que ahora cuenta con más de 31 millones quinientos mil habitantes. Nos hay medicinas, más del 80 por ciento de alimentos (teniendo ellos las industrias) desaparecieron de los estantes en supermercados. La aerolínea alemana Lufthansa cerró operaciones entre Frankfurt y la capital Caracas.

Bendito

No hay venta de divisas. Hay saqueos a tiendas, a camiones cargados de comestibles. Maduro decretó que los venezolanos solo podrán trabajar lunes y viernes. El resto de días es para ahorrar energía y combustibles. La nación está descuartizada. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una inflación del 500 por ciento para finales de 2016.

Están viviendo de la caridad. Colombia recién les donó 96 toneladas de medicamentos, mientras Maduro, como toda cara dura, niega la crisis en el sistema hospitalario. El tiempo se le termina al sucesor de Chávez. Tiene los meses contados en la presidencia. ¡Gracias a Dios que nos quitamos al del sombrero!