TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Quién iba a creerlo que las extradiciones por narcotráfico y lavado de activos de altivos hondureños hacia Estados Unidos frenarían sus ricas vacaciones por Miami –la tierra del sol- a donde iban como ir de paseo a Valle de Ángeles. De gastar “pinches cuarenta mil dólares” en Miami Beach a perdurar fugitivos y en cuarentena no por el coronavirus, sino por capos.
La extradición al norte paró eternos y onerosos viajes de poderosos catrachos que –serenos- jamás idearon ser rociados por peligrosos narcos que siguen cantando con lujo de detalles sus irrompibles amoríos para transar droga hacia el imperio con la ayuda de políticos, empresarios, policías y militares de alto y mediano rango. Así sus líos.
Unos cuantos tratan de hacer mella y chasco con nuestras letras. Hasta “acrisolados” periodistas protegidos de “empresarios” y del gobierno, nos tildan de cizañeros, pero los hechos hablan por sí solos. Aquí, otros acostumbran a escupir la justicia local y cuando por razones obvias, la ley se tuerce, se deja secuestrar o retrocede, la honran porque socorre sus infamias.
¿Recuerdan cómo hace diez años salían por los aeropuertos de Toncontín y el Ramón Villeda Morales rumbo a Miami? Presumían –muy eruditos- sobre economía siendo narcos'. |
Prole
La reñida “ley de extradición” fue aprobada a regañadientes en el período del pulcro Porfirio Lobo Sosa quien, igual que su otrora amigo y actual gobernante Juan Orlando Hernández Alvarado, fue afectado con las capturas de Fabio Lobo y “Tony” Hernández, hijo y hermano respectivamente. Uno sentenciado a casi 30 años y el otro en espera por sus ligas al narco.
No hay tales de que los gringos se andan por las ramas. Cero mimos al castigar y dar una lección a la “clase política y empresarial” quemadas por el cachiro Devis Leonel Rivera Maradiaga, los Valle y otros capos como Wilter Neptalí Blanco. Este último era visto como el “rey” en el Cuartel de Casamata por varios oficiales de Policía aún libres por estos lares.
Y aunque buen mazo de trajeados intente negar sus mixturas con los narcos, pronto caerán por el norte, aunque aquí se abran altivos y castos a punta de insondables delitos cometidos al son de la cocaína. ¿Recuerdan cómo hace diez años salían por los aeropuertos de Toncontín y el Ramón Villeda Morales rumbo a Miami? Presumían –muy eruditos- sobre economía siendo narcos.
Media vuelta
Ahora ni en sueños van a la tierra del sol porque unos no tienen visa y, otros, saben con seguridad que los dejarán entrar, pero no podrán salir por picaritos. Por si no lo sabían, hace un año aproximadamente, a los hijos de un expresidente los regresaron a su casa desde el Toncontín. Con todo y papi les anularon sus visas. ¿Quieren saber sus nombres? No, y para qué, si ustedes ya saben sus veredas.
Tantos chismes y echadas de agua bendita de los “pulcros” que ni pío dijeron con el regreso fresco de un poderoso que estuvo preso en Estados Unidos. Lo deportaron como a cualquier mortal. Llegó mojado de la cárcel. Hoy está derrumbado en su palacio. ¡Adiós Miami! Así es el juego silencioso, pero efectivo de los gringos. No se la tiren de santos que conocemos de sus andanzas. Busquen a sus picos caros y queridos para que los “limpien” porque del infierno no se salvan.