TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En medio de la severa y sentida crisis económica, el jugo de lempiras sirve para que inocentes soldados velen a inútiles públicos y, de paso, sean sus “domésticos”, cargando sus víveres, lavando sus carros y recogiendo su basura.
En estas tierras todo mundo miente en campaña. “Vamos a eliminar impuestos... vamos a bajar el precio de los combustibles... vamos a quitar el peaje...”, y, al final, la misma paja en otras bocas que con dominio se rodean de picos lisonjeros pidiendo treguas para acomodar lo que incomoda a personajes vistos de grandilocuentes siendo vagos exigentes de lo ajeno.
LEA: Artículo de Octavio Carvajal: Factura final
DATOS
Con cifras que pueden ser reales o no, el “Tasón” fue visado en tiempos del bienaventurado Porfirio Lobo Sosa. A nuestro juicio, no es más que otra partida íntima en manos del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad que la manosea a su antojo y discreción. Un portal poco decente oficializó en 2021 unos 15,000 millones de lempiras en sus guacas.
Este bocado de billete lo aporta casi el 92% de cuentas bancarias y el resto, servicios de telefonía móvil, casinos, préstamos y tarjetas de crédito, entre otros rubros cargados con este tributo. No sabemos si está gravada la contaminación que tragamos y el uso de retretes del gobierno central, de entes autónomos y de los recintos militares donde el tufo lo perfuman.
La pila de pisto, según los dignos que lo tocan tersamente, va, en su mayoría, para combatir a todos aquellos (as) que operan perversamente, entre pandilleros de calle y los de traje a quienes les quitan fuertes bienes y dinero lavado y secado. Curioso que sus dueños no caen en sendos operativos contra el crimen organizado. En uno de los más recientes llamado “el magnate”, el peligroso fugitivo quedó intacto.
SINIESTROS
Miles de policías y militares son, como siempre, quienes ponen el pecho frente a grupos de tatuados que nos sitian en callejones de barrios y colonias, pero es grave delito cuidar tiernamente a parásitos oficiales acusados de valer y cometer atracos sanitarios, de “construir” un remedo de carreteras y de hacerse ricos “reduciendo” la pobreza en mapas.
El fin esencial de la Tasa de Seguridad es reforzar todos los entes que luchan por engrillar maleantes in fraganti o señalados ante cualquier tribunal y, además, para proteger a jueces, magistrados, legisladores (si amerita) y a secretarios de Estado comprometidos contra el bajo mundo.
Sin embargo, como era de esperarse, a una nutrida tropa del Ejército, la “superioridad” -sin pudor- la designa sencilla y vulgarmente para calmar locuras de parásitos estatales y particulares.Si el país está en harapos y, de remate, con alto costo de carburantes, con víveres por las nubes, sueldos ofensivos y un futuro incierto, ¿por qué el abuso continúa? Injusto e inaceptable que soldados -bajo fuero de medidas cautelares- también sirvan para asistir periodistas. Cuando te toca, aunque te quites y si no te toca, aunque te pongas. Claros y descarados.
ES DE INTERÉS: Artículo de Octavio Carvajal: JOH... ¡está solo!
LLAMAS
José Manuel Zelaya Rosales, no el presidente, sino su sobrino, secretario de Defensa, debe “meterle fuego” a estas canonjías, revisar exhaustivamente la “ronda” de militares en casonas, apartamentos, oficinas públicas y privadas. Verificar si sus inquilinos son o no funcionarios en peligro, liados a combatir el crimen organizado y a perseguir prófugos estatales. Al toro por los cuernos.
Todo ojo mira al verde olivo “atendiendo” los gustos de un hilo de artistas a quienes, de paso, les conducen y lavan sus autos pompa, les hacen sus compras de supermercado y, para cerrar con broche de oro sus caprichos, les acarrean sus desechos. Esta historia nadie nos la contó, la vemos todos los días en barrios y colonias donde está el abuso y el abusivo, pero “el arbitrario soy yo”.
Prometemos al secretario de Defensa ayudarle a “quemar” esta orgía oficial. Si el “Tasón” se chupa millones de nuestros bolsillos, úsenlo para luchar contra el crimen y no para cuidar barzones que riñen la corrupción y cuando les encaja se “lucen” en desteñidos y rotos uniformes de la milicia con que visten a soldados vistos como sus sirvientes. Señor, perdónalos porque estos inmorales sí solapan la verdad. ¡Desvergonzados!