TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El
Cuartel de Casamata es, a nuestro juicio, testigo mudo de una fábrica de delitos adoptados por los más fatuos oficiales hasta los más pinches policías (sus gatilleros) que hoy juran, a su modo, no recordar que compartieron el tolete con el bajo mundo. Inaudito olvidar, por provecho, la ristra de asaltos, crímenes y otras faltas ordenadas en cúpulas.
Andan en manada, sin cansarse, aunque cansen, contando su cuento, pero no la verdad. Riñen el arbitraje de la depurada Policía Nacional que los enlodó, con aplomo o no, en actos sucios dentro y fuera de la entidad donde no cesa el tormento tras el imprevisto arresto del comisionado general Leonel Sauceda, acusado de lavado de activos por la Fiscalía.
Varios de ustedes trotaron y, por maña, no paran de andar de bravucones. Frescos, hasta se tropiezan clamando candor en micrófonos y cámaras. La pureza se prueba en los tribunales, sea cual fuere y no haciéndose las víctimas, con o sin conciencia por un chorro de delitos y víctimas mortales ocurridas en sus foscos pasados. Unos que hoy cacarean respeto y decoro quitaron estorbos de temibles bandidos.
Usaron Casamata para sembrar odio entre promociones, marcando territorios, como dicen en el bajo mundo. Se hacen los idos y fueron soplones de bandas y pandillas. De Juticalpa les mandaron saludos y de San Esteban, también, solo para poner dos ciudades de ejemplo. Parecen maletas con diversos fondos. De día sanos y en la oscuridad totalmente aviesos.
Aunque buen grupo de altos oficiales separados se la tiren de muy castos la careta siempre se cae a pedazos, nada es para siempre. Las tumbas de sus víctimas les están retumbando de pies a cabeza. Con poder altivos, sabelotodo e inmunes. Fuera de sus estrados parece que siguen igual de altaneros. ¿Saben quiénes o por qué ordenaron liquidar a Arístides Gonzales y a Alfredo Landaverde?
Uno de ustedes, tal vez repasa, fue al lugar donde mataron a uno de estos dilectos catrachos para certificar (a las mafias) que el escollo a sus malignidades estaba oficialmente muerto. Es aquí donde todo lo que subliman se viene al suelo. No hay tales que son “sanos”, sino malsanos y reales matasanos. Si aún andan libres no les quepa la menor duda que, ni así clamen a su “dios”, escaparán del tormento. Tarde o temprano la pagamos, así nos duelan las entrañas.
Andan en manada, sin cansarse, aunque cansen, contando su cuento, pero no la verdad. Riñen el arbitraje de la depurada Policía Nacional que los enlodó, con aplomo o no, en actos sucios dentro y fuera de la entidad donde no cesa el tormento tras el imprevisto arresto del comisionado general Leonel Sauceda, acusado de lavado de activos por la Fiscalía.
Peaje
De todas partes hablan de Casamata. “Me sacaron malamente”, repiten unos, sin aclarar, decir o admitir si ahí, en sus recintos, se armó una banda de matasiete que, sin conocer el pudor ni la piedad, asesinó por órdenes de capos y de otros criminales. ¿Eran jefes dignos o tenían, igual que ciertos periodistas, doble vida? De día claros, verticales, y, a tapadas, peligrosos uniformados.Varios de ustedes trotaron y, por maña, no paran de andar de bravucones. Frescos, hasta se tropiezan clamando candor en micrófonos y cámaras. La pureza se prueba en los tribunales, sea cual fuere y no haciéndose las víctimas, con o sin conciencia por un chorro de delitos y víctimas mortales ocurridas en sus foscos pasados. Unos que hoy cacarean respeto y decoro quitaron estorbos de temibles bandidos.
Usaron Casamata para sembrar odio entre promociones, marcando territorios, como dicen en el bajo mundo. Se hacen los idos y fueron soplones de bandas y pandillas. De Juticalpa les mandaron saludos y de San Esteban, también, solo para poner dos ciudades de ejemplo. Parecen maletas con diversos fondos. De día sanos y en la oscuridad totalmente aviesos.
Rebuzne
Si por diversos juicios los botaron malamente de Casamata y este régimen es un pozo de pus, secuaz del narcotráfico como alegan y aseguran ¿por qué ustedes cedieron, mimaron y nunca resolvieron la vena de asesinatos, asaltos, secuestros y la extorsión en todo el país? Callaron con poder y ahora aúllan desde sus viles llanuras. ¿Son machos o cobardes?Aunque buen grupo de altos oficiales separados se la tiren de muy castos la careta siempre se cae a pedazos, nada es para siempre. Las tumbas de sus víctimas les están retumbando de pies a cabeza. Con poder altivos, sabelotodo e inmunes. Fuera de sus estrados parece que siguen igual de altaneros. ¿Saben quiénes o por qué ordenaron liquidar a Arístides Gonzales y a Alfredo Landaverde?
Uno de ustedes, tal vez repasa, fue al lugar donde mataron a uno de estos dilectos catrachos para certificar (a las mafias) que el escollo a sus malignidades estaba oficialmente muerto. Es aquí donde todo lo que subliman se viene al suelo. No hay tales que son “sanos”, sino malsanos y reales matasanos. Si aún andan libres no les quepa la menor duda que, ni así clamen a su “dios”, escaparán del tormento. Tarde o temprano la pagamos, así nos duelan las entrañas.