TEGUCIGALPA, HONDURAS. -El encierro temporal de líderes políticos por la llamada Caja de Pandora (atraco de casi 300 millones de lempiras para la “agricultura”) la justicia volvió a dejar mil dudas sobre su aparente rigor. Un inequívoco mal esbozo de juicios excarceló a los tiburones que están muertos de la risa para seguir en la lucha política y sacarse unos cuantos clavos con sus rivales.
La duda asoma –como siempre- en los gentíos. Gran parte quedó atónita con el proceso abierto hacia excandidatos presidenciales, exfuncionarios y otros de linaje que fueron de paseo a batallones y a cárceles comunes por su presunta implicación en el colosal saqueo a la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) para fines políticos y personales.
Chismes
Se les “engrilló” a escondidas. El diputado Oswaldo Ramos Soto y el noble expresidente Porfirio Lobo Sosa habían adelantado, a su truco, que los indiciados –sin excepción- serían liberados porque no cabía el delito de lavado de activos. El tribunal de alzada solo los vio como “encubridores”. En palabras llanas, los señalados nunca supieron que era billete saqueado ni lavado.
Gallo viejo con el ala mata y así ocurrió. El Ministerio Público y la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad (Maccih) fueron bateadas en medio de sus cacareos por arrinconar la “clase política” manchada por diversos actos de pudrición. Ojalá Óscar Chinchilla no haya negociado su reelección a cambio de juicios mal planteados. La Maccih ni tosió.
Tampoco tienen altura para discutir la libertad de “Los Pandoros” aquellos presumidos de pulcros que dicen amar la igualdad y la justicia cuando injustamente también están libres siendo garantes directos de la quiebra del país. Se acusan mutuamente de mil actos de corrupción y hasta de narcos al estilo de pandilleros. Así pelean territorio, ciertos trajeados enfermos, codiciosos y dañinos.
Narcos
Ya nada es igual que diez años atrás. Los prefectos han encerrado a medianos, felinos y a una señorona por sendos casos de corrupción. Empero, mientras se someta a unos y a otros se les acaricie, la justicia quedará en ridículo, fundida en un mar de dudas frente a una población que apura castigo para todo aquel que dilapide fondos del ofendido erario.
El caso de Pandora tiene supuestamente más de setenta mil folios entre fotocopias de cheques para costear campañas políticas, además de pliegos que validan sinnúmero de compras de inmuebles y otros gustos a costillas de la SAG, algo similar al saqueo del Seguro Social, la famosa cuarta urna y los millones para reducir la pobreza que dejaron multimillonarios a otro grupo de políticos, particulares y a periodistas bandidos.
A la velocidad del rayo, la jueza Álvarez se tragó miles de papeles en los que –según calificó- no existe el mínimo indicio de que los imputados “lavaron” los casi 300 millones sustraídos de la SAG. Como siempre, en este otro juego político cayeron en la trampa los gatos y las fieras salieron en total calma porque la Maccih y la Fiscalía no probaron el fraguado de pisto.
Bandidos
Que ninguno de ellos (as) nos asalte la inopia en temas de interés nacional. Hay carambolas que dejan malparada la justicia por temas como el de Pandora, que según cuentan, no tiene fortaleza legal. La Maccih como que cayó por inocente o por inepta. No nos den atol con el dedo. Mantener esta misión nos cuesta una millonada.
La Maccih, la Ufecic y el Ministerio Público están indagando los últimos doce años de gobierno. En lista están expresidentes, también el actual y primeras damas, entre grueso número de galanes. Figuran asuntos de fraude de fondos en diversos entes, ayudas de Taiwán y rectores de diversas ONG usadas como lavanderías. Ojalá sustenten bien los procesos para no verse tan bobos.
Que se hundan los patrones y sus doncellas. Aunque pongan careta de yo no fui, la Maccih está obligada a enrollarlos por perversos (as). De izquierda o de derecha, sea quien sea, que vayan al patíbulo, así nadie alegará “persecución política”. No más cuentos trillados. Que resuciten todos porque de corruptos y capos estamos hasta el gorro.