DE INTERÉS: El artículo de Octavio Carvajal: Pacheco 'chueco' o de pecho
¿Qué nos está pasando? Cambiamos o nos inmolamos. Tenemos al mundo patas arriba y, fríos, inquirimos por qué está ardiendo. En diciembre de 2019 explotó el mal desde Wuhan, China y, por lo que vemos y leemos, personas de todo estrato y de cualquier lugar de la Tierra, siguen altivos, no dan crédito a la plaga. Eso es invento, gritan de un lado y de otro.
Cambios
Tras sendos análisis, científicos afirmaron que su segunda oleada sería peor y así fue. Desde la primera, Europa y el norte, pese a su poder económico y “sanitario” no paran de tronar. De inicio morían miles mayores de 50 años. Y las víctimas no cesan. Ya no importa su edad, su obesidad, diabetes, entre otros males. Está feroz, inescrutable. La ciencia no atina cómo mermar sus serios cambios.LEA TAMBIÉN: El artículo de Octavio Carvajal: ¡Cambio de uñas!
Dureza
Es tan diminuta la pandemia que millones dan “negativo” en pruebas “creíbles” y sus pulmones resultan con daños severos de neumonía.
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En cualquier rincón de la Tierra hay más de un caso de coronavirus visible o asintomático atendido o no por doctores. Hilo de personas se recupera de puro milagro o muere en hospitales o casas particulares. Estamos frente a un fenómeno que cada día se torna más intratable. Los expertos desmayan ante su carnicería e igual, presagian otra plaga peor en Wuhan sin revelar fecha.
Afán
Y en medio de sinfín de titubeos, luchas, desvelos en clínicas, laboratorios, hogares, en cúpulas políticas y empresariales por atinar su cura o aplacar su dureza, la extraña y, de pronto apocalíptica enfermedad, sigue imparable en su silencioso ataque que derrumba las economías más poderosas y nos lleva a una recesión sin precedentes.
Versión
El nuevo mal que sitia Inglaterra “va a barrer el mundo con toda probabilidad”, dijo a la BBC Sharon Peacock, jefa de la firma Covid-19 Genomics UK.
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Aquí, los hospitales están a reventar, los médicos y enfermeras se nos mueren a diario mientras la gente reniega por la mascarilla, incumple normas, es libertina (como en todo lugar) y, los políticos, igual que la pandemia, están desatados deseando el voto para los próximos comicios, citándose en sitios sin aire o totalmente encerrados. Resultados: más contagios, más muertes.
Cura
Sueños
Aquí, las vacunas están en veremos y los hospitales móviles sirvieron para llenar bolsos ajenos, así que métase la mascarilla, le guste o no.
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Medio mundo cacarea remedios ante una partícula microscópica caótica que nos tiene de correr en todo el mundo. La pandemia arrinconó a numerosos científicos, los tiene en el voladero. Ninguna vacuna es efectiva en el 100% y, de paso, la población mundial requerirá de, por lo menos, dos dosis, sin garantizarle su inmunidad total.
De remate, las tormentas invernales retrasan la entrega y vacunación masiva en Estados Unidos, afectando a países como el nuestro donde, por un lado, urgimos la cura (inyección) y por el otro, nos embrujan los jolgorios en los que, al calor de los tragos de licor, se convierten en serios focos de contagio. ¡Sodoma y Gomorra!
Así estamos. Nadie, ni mucho menos un simple mortal de estas tierras tiene la varita mágica o el antídoto contra el coronavirus. Después de empinar el codo, seguro que en veinte días nos empinan las coronas sin tientos ni rezos. Sin educarnos, perderemos los pulmones humanos y económicos.
Hechos
Los autores de inyecciones contra la plaga idean mil formas de variarlas por las temibles mutaciones que presenta. Su modelo es atípico.Ojo
Cada minuto, cientos de miles se infectan de coronavirus en el mundo. En Honduras, treinta o más personas mueren diariamente, pero nadie cree.VEA: El artículo de Octavio Carvajal: ¡El 'payaso' se pinta solo!