El Museo Chillida Leku, que el escultor español Eduardo Chillida ideó en vida para exponer sus obras, reabrió el miércoles en Hernani, País Vasco (norte), a ocho años de haberse visto obligado a cerrar por la crisis económica.
A cielo abierto, una cuarentena de sus obras de acero y piedra se encuentran repartidas a lo largo de once hectáreas. Otras más de 90 se muestran en una construcción tradicional vasca del siglo XVI.
Referencia de la escultura monumental, Chillida tenía 78 años cuando murió en 2002 en San Sebastián, su ciudad natal en el País Vasco español.
A algunos kilómetros al sur, en Hernani, el artista y su esposa reacondicionaron pacientemente el Chillida Leku (“lugar de Chillida”).
“Es un museo privado, propiedad de la familia”, explicó a la AFP su nueva directora, Mireia Massagué.
Uno de los ocho hijos del escultor, Luis, preside la fundación. Otro, Ignacio, es el comisario de la exposición que reinaugura el museo.
Esta retrospectiva reúne excepcionalmente 90 obras en hierro, granito, alabastro, yeso y papel, todo un testimonio de la carrera del escultor de los años 1940 al 2000.
Se completa con una sección dedicada a la serie “Peine del viento”, sus conocidas obras que desde 1977 reciben las olas en San Sebastián.
Chillida inauguró su museo en 2000 en presencia de centenares de invitados, entre ellos el rey español de la época, Juan Carlos, y el dirigente alemán Gerhard Schoeder.
Pero su cierre se decidió a fines de 2010, por un déficit recurrente amplificado por la crisis económica.
Desde 2011, el lugar solo permitía visitas con cita previa.
Su reapertura al gran público es posible gracias al aporte de fondos privados: la importante galería suiza Hauser & Wirth llegó a un acuerdo con la familia para administrar el patrimonio, cuyos términos no han sido desvelados.
“Nuestra decisión no es solo de carácter filantrópico”, reconoció Irwan Wirth, personalidad influyente del mercado del arte, al diario El País.
“La obra de Chillida es admirada en Europa y en Japón, y tiene un enorme potencial para serlo cada vez más en Estados Unidos y en el resto de Asia. Pero comparada con la de otros grandes artistas, creemos que está hoy infravalorada y nuestra ambición es cambiar
eso”, agregó.
El arquitecto argentino Luis Laplace y el paisajista holandés Piet Oudolf participaron en la renovación del lugar.
Junto al Museo Guggenheim de Bilbao y al Centro Botín de Santander, el Chillida Leku puede contribuir a que “el arte pueda ser este nuevo eje importante en el norte de España”, señaló Massagué.