TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Rolando Paulino Ríos Castellón (1947, Managua, Nicaragua), es un artista desdoblado, cedido al racionalismo de la arquitectura, pero rendido —quizá por igual o mayor medida— a la multiplicidad de la pintura.
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En lo pictórico, busca un reto, una liberación, la sublimación y emulación de un hábito pulido, pero heredado. Arquitecto por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 1970 hasta la fecha, en el tradicional acto de esbozar y modelar se adentra a la fluidez y flexibilidad del lenguaje pictórico y, en particular, al trazo fino y firme de sus acuarelas.
A un lustro de haber plasmado su primer encuentro con el arte pictórico (“Ríos de acuarelas” en 2018) habla con EL HERALDO sobre “Las catedrales de Honduras”, su segunda muestra albergada en el Museo de la Basílica Menor de Nuestra Señora de Suyapa, sus inquietudes y justificada inclinación por el arte.
Hábleme de “Las catedrales de Honduras”
Se origina en la necesidad de acercarme a Dios por medio del arte. Todos los actos humanos se derivan de la creación y encontré que la mejor forma de decir presente fue pintando las catedrales y algunos otros templos como la Basílica y la Ermita de Suyapa que reafirman la hondureñidad.
De su primera exposición “Ríos de acuarelas” (2018) a “Las catedrales de Honduras”, ¿cómo describe su evolución artística?
Ha pasado mucha agua bajo el puente, y de pintar temas variados fui encontrando una mejor expresión a través de temas concretos como edificios y en particular iglesias, que son de alguna forma la presencia de Dios en la Tierra.
“Las catedrales de Honduras” es mi segunda muestra. La primera fue un acercamiento del pincel a la tradición del arte representado en la poesía y vida de Clementina Suárez, que fue la mujer más retratada de América Latina por los más prestigiosos pintores de su época tanto hondureños como internacionales.
Ahora, esta segunda exposición supera toda expectativa. Ser invitado a la casa de nuestra señora Santa María de Suyapa, en el marco de su celebración, es algo inesperado para mí y, quizá, inmerecido. El honor que significa es grandioso.
¿Dónde arraigó la semilla del arte?
Mi madre pintaba pero nunca me dio por hacerlo, sino hasta hace cinco años, en 2018, cuando experimenté con la acuarela. Al final, se convirtió en un pasatiempo agradable.
¿Entonces, ahora es fácil salir y entrar de la racionalidad de la arquitectura a la experimentación de la pintura?
Creo que nunca se entra y se sale. Cuando llevas la arquitectura en el alma es permanente y se convierte en una forma de expresión, por eso la acuarela es un vínculo para la pintura. Por ejemplo, los edificios que pinto los dibujo utilizando mis conocimientos como arquitecto.
Todas las facetas artísticas responden a inquietudes personales, ¿cuáles son las suyas?
Es una expresión personal a través del papel, mojándolo con colores puedo plasmar la forma en que veo la realidad, muy práctica, pero diferente.
Y en términos generales, ¿cuáles son los ejes de su obra?
Expreso lo que veo, pero de la forma en que lo siento. Los claros oscuros me llevan a la volumetría de los edificios y los reflejos vienen de la forma en que Dios se refleja en nuestra vida. En mi obra busco transmitir una realidad a través de mi lente.
Ahora, ¿qué papel juega el tiempo en la pintura?
El tiempo hace mejorar la pintura. Siempre es un cambio hacia adelante, cada cuadro nos eleva en el horizonte de la vida.
Algunos pintores le dan prioridad a la construcción de los personajes; otros, a la estructura o a la técnica. ¿A qué se la da usted?
Yo le doy prioridad a la expresión de lo que resulta la realidad al pasar mi propio lente. Considero que expreso lo que sale de mi interior y por ello el resultado es variado. Cada caso es diferente.
¿Es optimista respecto al futuro del arte en Honduras?
En Honduras cada día se proyectan más artistas a nivel nacional e internacional. Tenemos por ejemplo al maestro Gabriel Zaldívar, que acaba de exponer en el Museo del Louvre en París, y que estuvo presente en la inauguración de esta exposición de “Las catedrales de Honduras” apoyando nuestro movimiento artístico.
¿En qué trabaja ahora?
Sigo trabajando en la hondureñidad. Después de inaugurada la exposición, una familia de Gualaco, Olancho, se me acercó y me preguntó: “¿podría pintar nuestra iglesia?”, y claro, lo haré. Seguiré pintando las múltiples iglesias que hay en nuestros pueblos para promover el conocimiento y el turismo interno religioso y cultural.
Perfil
Arquitecto por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se ha desplegado en México, Nicaragua, Estados Unidos y Honduras. Nicaragüense de nacimiento, se ha afincado en Honduras desde 1979, y siendo católico mariano sus obras gravitan en torno a la religión y arquitectura transcendental, así como a la propia naturaleza.