ROATÁN, HONDURAS.- En un ambiente de dolor, impotencia y desconsuelo, familiares dieron este jueves por la tarde el último adiós a las tres jóvenes asesinadas en Roatán, María Antonia Cruz, Dione Solórzano y Nikendra McCoy.
Juntas, las tres, salieron a un tiempo de esparcimiento sin imaginar que así mismo -juntas- se acabarían sus vidas a manos del ex de Dione Solórzano.
Tras una angustiante desaparición que sumió a sus familias en zozobra desde el día domingo, hasta que el martes un hallazgo confirmó su temor: las jóvenes había sido asesinadas y sus cuerpos abandonados en un carro. El caso ha sido condenado a nivel nacional y ha puesto en alerta a las autoridades que hablan de solicitar ayuda a Estados Unidos para extraditar al principal sospechoso, de quien, además, se sospecha, no actuó solo.
Tras la autopsia, que reveló que murieron por disparos en la cabeza, los cuerpos de María Antonia Cruz, Dione Solórzano y Nikendra McCoy fueron retornados a la isla para que sus familiares puedan darles una despedida ante su sepelio.
Difícil último adiós
Una vez en suelo isleño, las jóvenes esperadas por sus desconsoladas familias fueron trasladadas hasta su lugar de origen. Entre gritos y llanto de la familia, los cuerpos fueron velados en un espacio al aire libre para que la comunidad pudiera despedirse.
Videos transmitidos desde el lugar mostraban el pesar entre los presentes y las palabras de desconsuelo de los familiares. “Dios, no puedo con este dolor”, se escuchaba en uno de los audios.
En el caso de Nikendra McCoy y Dione Solórzano, sus restos fueron velados en los predios frente al cementerio de Pandy Town, en el municipio Santos Guardiola, de Islas de la Bahía, y por la tarde se procedió a su entierro.
Entretanto, la joven María Antonia Cruz fue trasladada hasta el sector conocido como Los Fuertes, Roatán, en donde había crecido. Ahí, en una capilla le dieron el último adiós para luego proceder a su sepelio en el cementerio Monte Placentero de la misma isla.