TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Tres equipos multidisciplinario de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) y la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) han sido destinados para realizar las investigaciones correspondientes en el crimen del padre Enrique Vásquez.
Cristian Nolasco, vocero de la DPI, informó este viernes que se trata de la Fuerza de Tarea de Delitos Violentos (FTDV) que desde ya se está trasladando a los sitios donde estuvo por última vez el párroco: el departamento de Yoro, el municipio de Santa Cruz de Yojoa y la ciudad de San Pedro Sula, en Cortés.
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“Es importante mencionar que todas estas diligencias que se van a realizar ya están siendo coordinadas por la Fiscalía Especial de Delitos Contra la Vida (FEDCV), quienes han determinado dinamizar equipos para conformar un trabajo más sólido, más rápido y más contundente, evaluando todas las declaraciones, la prueba técnica y científica, para poder tener un caso de soporte y que estas vayan orientando a la investigación para tener pronto a los posibles hechores”, explicó.
De acuerdo al dictamen forense, Vásquez habría recibido al menos seis impactos de bala que le arrebataron brutalmente la vida.
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Solidaridad
El vocero de la DPI añadió que “el crimen perfecto no existe” dejando entrever que no descansarán hasta hallar a los perpetradores del violento asesinato.
“El criminal siempre deja algo o lleva algo y todas estas evidencias recolectadas en la escena del crimen, en la inspección del carro que fue encontrado en otro punto de Yoro, va a ser trabajado como pruebas de laboratorio de campo como también laboratorio específicamente en las pericias realizadas”, ahondó.
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Finalmente, externó sus muestras de solidaridad hacia la familia del sacedorte y la población católica hondureña.
“A la población, a los familiares, estamos con ustedes. Este crimen no va a quedar en la impunidad”, puntualizó Nolasco.
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Crimen
“Sí, es el padre Enrique Vásquez”... confirmó con su voz entrecortada monseñor Ángel Garachana la noticia que conmocionó a la comunidad religiosa del país.
El padre José Enrique Vásquez Cálix, párroco de la Iglesia San José del barrio Medina de San Pedro Sula, había sido vilmente asesinado por desconocidos.
Desde el miércoles anterior en horas de la mañana, sus familiares, feligreses y sus compañeros sacerdotes perdieron comunicación con el querido padre “Quique”. Nunca más volvió a responder las llamadas telefónicas ni mensajes que sus seres queridos le enviaban para conocer su paradero.
El padre salió por última vez de la vivienda de su progenitora en la aldea Agua Azul Sierra, en Santa Cruz de Yojoa, a bordo de un vehículo con dirección a su parroquia, donde le esperaban sus feligreses para celebrar la eucaristía de Miércoles de Ceniza, pero no llegó.
Las alarmas se encendieron a las 6:00 de la tarde al notar que el padre no aparecía por ninguna parte y de inmediato fue reportado como desaparecido en la Policía Nacional.
Veinticuatro horas antes se había reportado el macabro hallazgo de un cuerpo sin vida sobre el puente del río de la Regina, en Victoria, Yoro.
El cuerpo estaba tirado boca abajo y vestía una calzoneta roja, camiseta naranja, sandalias estilo crocs y gorra negra.
En la escena del crimen, las autoridades policiales encontraron seis casquillos de bala, pero la víctima no había sido identificada y fue trasladada en calidad de desconocida a la morgue judicial sampedrana.
La autopsia realizada por los médicos forenses reveló que el cuerpo tenía seis disparos en la cara, por lo que se concluye que murió inmediatamente.