CORTÉS, HONDURAS.- Una nueva masacre enlutó a una familia en Honduras entre la noche del sábado y la madrugada de este domingo 22 de octubre, en la colonia Nueva Inversión de San Pedro Sula, departamento de Cortés, al norte del país.
Las víctimas son dos mujeres y un hombre, quienes se encontraban dentro de una vivienda y fueron acribillados a disparos en un patio.
Los fallecidos fueron identificados como Wilfredo Alonso Turcios Alvarenga, de 36 años, Berta Alicia Alvarenga de 58 y Chady Sonoria Arriaga de 41, quienes serían un hijo, su madre y su hermana, respectivamente, aunque inicialmente trascendió que eran un hijo, su madre y su esposa.
En la vivienda también habían tres menores de edad, quienes afortunadamente no fueron heridos por los victimarios.
Misterioso rótulo
En la escena del crimen se encontró un rótulo con el nombre de una persona, el cual habría sido dejado por los atacantes, quienes después de cometer el asesinato múltiple huyeron.
La página de papel decía: “Atte: Kevin Omar Martínez Palma”, como si se tratara de la persona responsable del masacre, pero las autoridades se encuentran investigando a quién corresponde este nombre y qué relación tendría con el hecho violento.
Un cumpleaños empañado
EL HERALDO tuvo acceso a las identificaciones de las víctimas y comprobó que Wilfredo Turcios Alvarenga cumpliría años este lunes 23 de octubre, es decir, un día después del crimen.
El joven, quien presuntamente laboraba como conductor de un taxi urbano, no alcanzó a cumplir sus 37 años de edad.
Vecinos de la familia se mostraron consternados y relataron que los fallecidos tenía alrededor de cuatro años de vivir en esa casa y que durante ese tiempo demostraron ser personas tranquilas.
En el caso de las féminas, se supo que se dedicaban a las labores domésticas y que nunca Berta sería prestamista, pero que se les conoció por protagonizar algún conflicto con otros parientes o con pobladores del sector.
Es precisamente por eso que ha sido difícil determinar el móvil de la masacre, al igual que el paradero de los autores, quienes realizaron el ataque con saña y que por sus características, sería un crimen dirigido.
Versiones preliminares indicaron que los asesinos vestían indumentaria militar y cargaban fusiles AK-47.
Sin embargo, serán las autoridades de investigación las encargadas de recabar las pesquisas correspondientes y resolver este caso, que se suma a la larga lista de violencia y dolor en suelo hondureño.
Según datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), esta sería la masacre número 38 en lo que va del año en el país, de las cuales la mayoría permanece en impunidad.