TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Como reyes y señores de las carreteras circulan los operadores de rastras nacionales y los que ingresan de otros países.
Los carros livianos al momento que ven un tráiler o camión deben hacerse a un lado para evitar que los saquen de la carretera debido a la imprudencia de muchos conductores.
Además, poco o nada se conoce de las revisiones físico mecánicas que deberían hacer las autoridades que regulan este tipo de transporte en el país.
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Todos los meses, los medios de comunicación registran más de dos accidentes donde se ve involucrada una rastra y los resultados son fatales.
Para el caso, a mitad del feriado morazánico, una rastra estuvo involucrada en la muerte de una familia completa en el sector de Pavana, Choluteca.
En noviembre de 2017, otra rastra con desperfectos mecánicos también causó una tragedia en la salida al norte de la capital.
Lo más doloroso se registró en febrero de 2017, cuando un vehículo pesado de este tipo sobrecargado de melones chocó con un bus interurbano, provocando la muerte de 23 personas y dejó a más de 35 heridas.
Pero la incidencia mortal de los pesados vehículos no para, llevándose entre sus ruedas a niños, adultos y ancianos sin que nada pase.
Controles
La presencia de inspectores del Instituto Hondureño de Transporte Terrestre (IHTT) especializados en carga es prácticamente nula.
De igual forma, las autoridades de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT) se limitan a revisar la documentación de las unidades y del conductor en las carreteras.
Lo único que hace el IHTT es verificar el peso de la carga en ciertas carreteras del país, pero no existe un informe oficial, semanal o mensual de cuánto equipo pesado del que circula por el país se pesa.
Tampoco hay reportes de las revisiones físico mecánicas de las unidades pesadas que se hacen al año y sobre los controles que se hacen al personal que las manejan.
Edgardo Menéndez, dirigente del transporte de combustible, señaló que el problema es que se le está dando la responsabilidad de acarreo de combustible a empresas que no son especializadas. Afirmó que ellos como asociación capacitan a los conductores y se aseguran del buen funcionamiento de las unidades.
No obstante, hay empresas que no tienen la capacidad para prestar este servicio y operan sin ninguna medida de seguridad para acarrear ese producto.
Las declaraciones de Menéndez aseveran que muchas unidades de carga circulan al libre albedrío, sin que las autoridades los certifiquen de acuerdo con el rubro donde operan.
Precisó que es necesario que haya revisiones de unidades, que existan programas de control de drogas para los conductores, horarios de trabajo para el personal y que se pongan controles de velocidad a las unidades.
EL HERALDO llamó ayer a los tres comisionados del IHTT para consultarles sobre el trabajo que hacen para ejercer control en las unidades de transporte de carga, pero ninguno contestó las llamadas.
Tampoco dieron respuesta sobre el número de unidades de carga registradas en el país, las que a diario transportan mercadería con mínimos controles, causando accidentes que terminan en tragedias.
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