Para doña Sofía Laínez, una ama de casa de 53 años, residente en la colonia Nueva Capital, es un dolor de cabeza constante, tener que ver su pila sin agua.
Esta situación la padece gran parte de la población que vive en zonas altas de la capital, pues no tienen acceso al vital líquido, o en su defecto, éste no llega y deben comprar el barril de agua hasta a 35 lempiras.
En decenas de colonias, entre ellas: la Nueva Capital, Fuerzas Unidas, Mary Flake de Flores, así como Altos de Santa Rosa, al sur de Comayagüela, los pobladores compran al menos dos barriles del vital líquido a la semana, lo que representa un gasto de 70 lempiras cada siete días.
Sin embargo, el precio de venta de los 55 galones de agua que contiene cada barril, se ve multiplicado en comparación al monto que estos comerciantes pagan en los llenaderos del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA).
'Nosotros le vendemos a cinco centavos el galón, son unos 2.75 el barril de agua. Aunque tenemos entendido que los cisterneros lo venden a un precio más alto, pero no depende de nosotros su regulación', dijo Tomás Romero, jefe de operaciones del ente autónomo.
Por su parte, los vendedores de agua, alegan que los altos precios son producto de los gastos de combustible que hacen a diario, pues hay días en los que no venden todo el líquido de las cisternas.
'El precio del barril es porque tenemos que incluirle los gastos de gasolina, porque hay días en los que no vendemos ni un tanque, y tenemos que andar circulando por las colonias, y eso hace que se nos dañen las cisternas por el mal estado de las calles', aseguró uno de los conductores de estos tanques.
Mientras no se regule esta situación, miles de capitalinos como doña Sofía seguirán pagando los excesivos cobros que realizan estos mercaderes del preciado mineral.