TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los vehículos modernos pueden ser confusos. Atrás quedaron los sistemas en los que los mecánicos manualmente ajustaban la mezcla entre combustible, aire y sincronización valvular.
Con tantos sensores, dispositivos, cables y chips, suele ser difícil saber por dónde comenzar cuando se percibe un problema en la sincronización del sistema de válvulas. En esta ocasión nos centraremos en el Sistema Multivalvular de Tiempo Variable, o VVT por sus siglas en inglés y en su dispositivo complementario, el Sistema Multivalvular de Alzada Variable, o VVL.
Todo motor lleva sobre su bloque de pistones y cilindros una culata que contiene el sistema de válvulas. En vehículos de antaño el número de válvulas era simple pero en vehículos modernos y tecnológicamente de punta, la cantidad de válvulas puede llegar a cinco o más por cilindro.
Cada válvula tiene la función específica de abrirse (levantarse) o cerrarse en una danza sincronizada perfecta para permitir en algunos casos la entrada precisa de oxígeno (válvulas de admisión), y por otra parte la salida de gases post-combustión hacia el manifold (válvulas de escape). A diferente velocidad de rotación del motor, diferentes necesidades.
Cuando su vehículo está al ralentí, es decir, a unas 800 RPM (revoluciones por minuto) estacionado y encendido, la alzada o apertura de válvulas que necesita es muy diferente a cuando, por ejemplo, su motor alcanza revoluciones altas en conducción deportiva.
Es ahí donde el sistema de sincronización y tiempo variable hace su magia: mediante el uso de solenoides electro-hidráulicos permite la flexibilidad justa para que su cámara de combustión reciba la óptima cantidad de oxígeno para la exigencia específica del momento y a la vez el tiempo perfecto de apertura de las válvulas de escape para dejar salir perfectamente consumido el combustible inyectado evitando contaminación ambiental innecesaria y optimizando las prestaciones de su coche.
Lo más impresionante y delicado del sistema es que el cerebro detrás de las órdenes para que los solenóides y poleas decaladoras orquesten la correcta posición multivalvular es la computadora central de su vehículo (ECU), que envía las órdenes de acuerdo a la retroalimentación recibida de los sensores de posición de pistón, admisión (MAF) y escape. Si tan sólo uno de estos componentes falla, su vehículo experimentará problemas, será inestable o tendrá problemas de encendido.
Como todo componente mecánico o eléctrico, estos elementos eventualmente se gastan o fallan. Es entonces cuando se hacen evidente los síntomas: luz o piloto CEL (Check Engine Light) encedido, ralentí inestable que sube y baja inexplicablemente y pérdida de potencia cuando se exige al motor, como al subir cuestas empinadas o súbita aceleración.
¿Cómo puede prolongar la vida útil de su sistema VVT y/o VVL?
La clave es aceite de motor limpio y de la viscosidad recomendada por el fabricante de su automotor. Un aceite expirado, sucio o viejo jamás lubricará correctamente los elementos de este delicado sistema y sus impurezas pueden estropear los solenóides hidráulicos y evitar que cumplan su función específica crucial.
Manejar su vehículo con el nivel de aceite bajo también daña irreversiblemente este sensible sistema multivalvular y los costos de recambios y mano de obra podrían ser su peor pesadilla.
Sea proactivo
Los sistemas de monitoreo via OBD (On Board Diagnostic) son su mejor aliado para identificar con certeza cuál de todos los componentes del sistema multivalvular requiere limpieza, reposición o tiene algún corte o corto en su circuito eléctrico y electrónico.
No vacile en visitar de inmediato a su mecánico si experimenta los síntomas supracitados y evite que el daño a tan complejo pero necesario sistema sea mayor.
