“A mi hermana le dejo mis cuentas de Facebook, a mi hermano las Twitter e Instagram, a mi mamá la cuenta de Yahoo y Foursquare y a mi papá la cuenta de Gmail”.
No es de extrañarse que estos “testamentos virtuales” sean utilizados cada vez más.
En la actualidad existen servicios en Internet que se ofrecen a gestionar el rastro digital de una persona, ya sea para eliminarlo completamente o que lo gestione algún ser querido.
La huella que deja un usuario en su vida virtual forma un legado digital, con el que pocas veces nos planteamos qué hacer después de nuestra muerte. De lo que sí podemos estar seguros es que todos dejaremos escritas, en algún momento, nuestras últimas palabras en la red.
La idea de crear un testamento virtual ya no es cosa de pequeñas empresas; gigantes tecnológicos como Google han desarrollado una herramienta para que los usuarios de la red decidan qué hacer con cuentas asociadas a servicios como Google+, Drive, Gmail, YouTube, Voice, Picassa y Blogger. Después de un tiempo de inactividad, que se puede establecer en 3, 6, 9 o 12 meses, se puede eliminar o designar a un contacto en el que confía para que reciba los datos de sus cuentas.
Servicios
A la fecha, existen varios servicios especializados, como Legacy Locker, que permiten decidir a quién quiere remitir las claves de cada una de sus cuentas, además de instrucciones sobre contenido importante dentro de ellas.
Para que se active el protocolo, alguien debe presentar un certificado de defunción y, acto seguido (para evitar documentos falsos), se le envían varios correos electrónicos a su cuenta.
Si no responde, en los tiempos estipulados la empresa procede a desvelar su testamento digital, que puede incluir el envío de correos de despedida a las personas que haya elegido previamente.
Por otra parte, otro punto fuerte de este servicio es que se puede utilizar también en casos de una alta discapacidad que impida al usuario utilizar sus cuentas en Internet.
Death Switch puede resultar un servicio interesante por si quiere nombrar un albacea a quien dejarle la parte que considere de su vida en línea. El servicio envía periódicamente mensajes al usuario, que debe responder para demostrar que sigue vivo.
Si después de varios intentos no contesta, se envía un correo a la persona elegida, que puede recibir no solamente las contraseñas de redes sociales, sino también documentos, imágenes y otros secretos que el dueño original de la cuenta no quería llevarse al otro mundo.
Más opciones
Existen servicios como Slightly Morbid que además de custodiar sus contraseñas permite enviar notificaciones de fallecimiento a sus contactos, obviamente gestionadas por una tercera persona previamente elegida.
En Assetlock puede almacenar la información más privilegiada que solamente el dueño de la cuenta conoce y que le será útil a su familia para realizar todos los papeleos engorrosos una vez haya fallecido, por ejemplo, cómo gestionar sus negocios bursátiles, datos importantes sobre sus pólizas de seguros, el escondite de la caja fuerte o dónde recoger su testamento.
En la misma línea se encuentra After Steps, un servicio que permite dejar instrucciones sobre herencias, últimas voluntades, deseos para el entierro y el funeral, donación de órganos... Aunque es un tema poco agradable, ya que nos hace pensar en la muerte, este tipo de servicios están proliferando en la red, pese a que aún no están muy implantados.
El tip
Si le da por apuntarse a alguno de estos servicios post mortem, acuérdese de cambiar su testamento digital cada vez que cambie las contraseñas de sus cuentas en redes sociales o correos electrónicos.