Migrantes hondureños generan trabajo y desarrollo en municipios del país
Los migrantes hondureños generan empleos con la construcción de casas e instalación de negocios en sus municipios natales, lo que contribuyó para que en 2022 el ingreso por remesas aumentara
El Pedernal es una de las comunidades de El Porvenir, Francisco Morazán, que más se ha desarrollado gracias a las remesas de los migrantes. Casas y negocios le dan otro rostro.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un callejón de tierra llevaba hasta una majestuosa casa que seguía en construcción en El Pedernal, una comunidad de El Porvenir, Francisco Morazán, caracterizada por tener las viviendas más hermosas de la zona, todas construidas con dinero de migrantes.
Un hombre de unos 50 años repellaba la pared del estacionamiento, mientras un joven (su hijo) movía la mezcla de cemento con una pala.
Las letras SF, alusivas a la ciudad de San Francisco (donde vive el dueño de la vivienda), sobresalían en un portón negro que estaba semiabierto.
“¡Buenos días!, ¿ustedes son los dueños de esta casa?”, preguntó el equipo de EL HERALDO Plus.
“No, están en Estados Unidos”, contestó don José Castro, quien había sido contratado por la familia del hondureño.
La vivienda -a punto de ser concluida- estaba sola y así seguiría hasta que sus dueños decidieran retornar a Honduras, comentó el albañil.
“La mayoría de casas están vacías, son de migrantes”, confesó el hombre.
La respuesta sorprendería a cualquiera, pero no a ellos, pues ya estaban acostumbrados a construir monumentales casas de hasta tres pisos para que estuvieran abandonadas por meses y hasta años.
En El Pedernal la gente vive de las remesas y, en el mejor de los casos, de los negocios que administran familiares de los hondureños que viven en el extranjero.
Con ese dinero también pagan los materiales y la mano de obra de las casas, lo que contribuyó para que hasta diciembre de 2022 el ingreso por remesas en Honduras alcanzara los 8,686.2 millones de dólares, lo que significa un aumento de 17.8% en comparación con el cierre de 2021.
Según el Banco Central de Honduras, el 35.3% del dinero lo reciben las madres, el 19.5% los hermanos, el 10.7% los hijos y el 9.2% los cónyuges. El resto es para el padre, los tíos, abuelos y primos.
Generadores de trabajo
El trabajo de albañilería es uno de los más cotizados en El Pedernal, al punto que la mano de obra es insuficiente. Todos quieren construir pero no hay quien haga el trabajo, pues los adultos mayores ya no pueden y los jóvenes emigraron.
Este oficio es tan cotizado que personas de otros municipios se movilizan todos los días a esta comunidad porque es una de las zonas que mejor paga: algunos reciben 700 y hay quienes pagan hasta 1,000 lempiras por día.
“Solo en El Pedernal habemos más de 100 albañiles y 100 de afuera”, contabilizó don José.Años atrás, la comunidad era como cualquier punto geográfico rural de Honduras: una zona dedicada a la agricultura y ganadería, con casas de adobe, madera y una que otra de material. Ahora es como una ciudad en proceso de urbanización (exceptuando sus polvorientas calles de tierra), pues tiene casas que solo se observan en residenciales lujosas.
Lo más sorprendente son los negocios acordes con lo que más consumen en la comunidad: por un lado las ferreterías, seguido de los mercaditos, venta de motocicletas, cuatrimotos y no pueden faltar los salones de belleza y barberías, todas con diseños de lujo.
“La misión de ellos (los jóvenes) es irse y construir su casita, porque en este pueblo está dura la vida. Cada solar de 20 por 25 varas vale aproximadamente 400 mil lempiras y acá es difícil”, lamentó don José.
En El Pedernal, los únicos que compran solares sin dificultad son los migrantes en el extranjero, en su mayoría jóvenes que se fueron con ese propósito, por eso la comunidad está conformada en mayor parte por adultos mayores. Esta situación es ahora común y normal, en otras comunidades de El Porvenir, Francisco Morazán también es evidente.
En este municipio no hay una disminución poblacional, según señalan las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al menos desde 2013 hasta el cierre de 2022.
Sin embargo, al analizar el número de habitantes por rango de edad, EL HERALDO Plus encontró que el aumento poblacional es más notorio a partir de los 50 años.
En Orica, otro municipio de Francisco Morazán, ocurrió prácticamente lo mismo, ya que el aumento poblacional registrado apenas alcanzó a las 100 personas en diez años, al menos en los rangos de 0-17 años. Esto es completamente contrario a partir de los 30 años, ya que se hablaba de entre 200 y hasta 300 personas más que los reportes de 2013.
Para muchos pobladores, esto está estrechamente relacionado con la migración, ya que en ese municipio los jóvenes son los que más se van, pero también los que se convierten en generadores de empleo en las comunidades.
Ponen negocios y regresan
Alexander José Hernández dejó la universidad para emigrar. Tenía apenas 23 años cuando tomó sus pocas pertenencias para emprender la ruta migratoria porque no miró opciones en Honduras.
Estuvo durante tres años en ese país, hasta que a los 26 decidió retornar a Orica, el municipio que lo vio nacer. Durante esos años, trabajó constantemente y ahorró lo más que pudo hasta que consiguió su propósito: construir un pozo para instalar una empresa de agua potable.
“Desde que nos fuimos de Honduras hacia Estados Unidos fuimos con una meta: ir a trabajar para venir a generar empleo, para poder subsistir uno, porque el país de Estados Unidos no es nuestro”, contó el joven de 28 años.
El hondureño afirmó que no ha sido trabajo fácil. Además, contó que junto a su esposa abrieron una ferretería, porque Orica es otro municipio migrante que día a día va creciendo gracias a aquellos que lo mantienen con las remesas.
“Se ha visto un cambio durante los dos últimos años porque ha emigrado mucho joven; aquí eran los recursos muy bajos, han ayudado a la familia, hay construcciones, es una cadena para todos los negocios y la economía del municipio es muy buena a raíz de ello”, justificó el joven.
En San Francisco de Coray, ubicado en Valle, también se registran casos como este, solo que en este punto geográfico quienes más se quedan son los adultos mayores, quienes viven de las remesas. Muchas casas fueron remodeladas o reconstruidas desde cero, aunque sus calles conserven el recuerdo de la pobreza que orilló a aquellos migrantes a irse a otro país.