Yovanny Argueta: La población no quiere saber con quién se casó el funcionario, sino sobre su función pública
El experto en políticas de la comunicación dijo que es necesario que los políticos y funcionarios se autorregulen para no discriminar o compartir mensajes de odio en las redes sociales
Yovanny Argueta, quien tiene un doctorado en políticas de comunicación, afirmó que los discursos confrontativos y calificativos tienen una finalidad e impacto.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los políticos y funcionarios hondureños sí deben ser activos en redes sociales, pero con el propósito de informar, formar y rendir cuentas a la población, consideró Yovanny Argueta, director de Sien Comunicaciones.
El experto, quien tiene un doctorado en políticas de comunicación, cuestionó que hay muchos políticos que solo escriben mensajes que fomentan el odio y la discriminación con la finalidad de disuadir sobre la realidad del país. Estas fueron sus declaraciones.
¿Qué tan importantes son las redes sociales como herramienta de comunicación para los funcionarios y políticos?
Toda acción de comunicación política está intencionalmente dirigida hacia algo específico, no hay comunicación al azar. Tiene un propósito y tiene una estrategia. La diferencia entre los políticos de los diferentes países es el uso excesivo que pueden hacer de forma positiva y no tan positiva. Entonces, si hablamos de las redes sociales como una herramienta potente para los políticos, porque les proporciona una plataforma inmediata y se puede decir que no solo es inmediata, sino que tiene un gran alcance para comunicarse no solo con sus correos religionarios, sino con un público general. Entonces hay que verla como eso, las redes sociales, como esa herramienta potente que la van a utilizar no solo con los que le siguen o que progresan. Las mismas ideologías y los mismos pensamientos, sino que aquí viene la importancia es con un público más amplio. Y eso es por lo cual hay que tener mucho cuidado y tener una responsabilidad en relación al uso.
¿Cuál sería el uso positivo de las redes sociales para los políticos y funcionarios?
Generalmente el uso positivo, podamos decir, es informar sobre acciones puntuales y decisiones políticas, no acciones puntuales como una marcha, acciones puntuales como una ley, acciones puntuales como alguna decisión que tomó su partido político o que él está asumiendo una postura como político frente a eso. Entonces ahí las redes sociales son una forma rápida y eficiente de compartir información para que sepan lo que está pensando.
¿Qué mensaje quieren dar los políticos cuando empiezan con confrontamientos y con publicaciones hasta degradantes?
Lo que pasa es que el fenómeno de los discursos confrontativos y descalificativos no se puede ver a la ligera, porque tienen un daño más allá y se lo voy a explicar un poco desde el punto de vista teórico y lo vamos a ir aterrizando al punto de vista práctico... En estos mensajes que nosotros vemos a diario de nuestros políticos pueden ser un paso para la confrontación política, no diaria, sino de minuto a minuto. Y vemos, a pesar de que muchos políticos utilizan esta plataforma para atacar a sus oponentes, y vamos a abrir un paréntesis en oponentes porque a veces oponentes no solo se queda en el partido contrario, sino oponentes es todo lo que no me acompaña a mí: un medio de comunicación, una ONG, una iglesia, etcétera. Entonces, cuando hablamos de confrontación política y atacar a los oponentes no nos referimos directamente a atacar al partido contrario, no, es todo lo que me lleva la contraria, por decirlo de alguna forma coloquial, lo que puede ser una estrategia y, como hemos visto recientemente, para movilizar a su base de seguidores y desviar la atención de temas importantes de país.
¿Qué ganan con estos mensajes en sus redes sociales?
Ese discurso da lugar a la desinformación, a la polarización de la sociedad y el discurso de odio, entonces usted va a entender por qué los políticos usan las redes de esta manera. Si quiere entender también un panorama más amplio de la comunicación política y en el caso de los hondureños, en la comunicación política ha primado eso, la confrontación y descalificación, pero sin argumentos y sin evidencia. Y eso ha evitado que realmente Honduras construya diálogos y que al mismo tiempo haga debates, y eso no es no sólo en el momento en que se está ejerciendo el gobierno, sino cuando vienen las elecciones; Honduras no tiene una cultura del debate político entre los contrincantes y por eso nunca nos enteramos de qué realmente nos están proponiendo, pero a la larga, eso es lo que se ha hecho. Lo más perjudicial para nosotros como sociedad que consumimos información, que estamos intentando tener información es todo lo contrario, lo que vamos a tener como ciudadanos es desinformación, vamos a entender, vamos a sentirnos en un panorama de polarización y por último vamos a encontrar que todo esto termina en discursos de odio. Si se lo resumo es un proceso de información que erosiona la confianza en las instituciones y en la política en general, la polarización que dificulta la cooperación y el consenso y un discurso de odio que puede incitar a la violencia y a la discriminación. Entonces, cuando dicen que sólo es un Twitter, que dicen que sólo es un posteo, cuando dicen que sólo es un video, no es cierto, la comunicación es una herramienta tan poderosa y colocada en canales tan potentes como las redes sociales, no hay acción que sea ingenua y no hay acción que no esté intencionalmente dirigida a lograr algo. Entonces yo lo que les puedo decir viendo las redes sociales y todo, estas prácticas son éticamente cuestionables, eso sí, éticamente son cuestionables y a la larga pueden ser perjudiciales para la democracia.
¿Cree que los funcionarios deberían ser más activos en redes sociales?
Todo funcionario debería informar, ese es un derecho que tiene la ciudadanía. La ciudadanía no quiere saber dónde comió, con quién se casó, a dónde va de vacaciones, la ciudadanía quiere saber sobre la función pública que se le puso y eso es también educar, eso es también informar, pero eso también es rendición de cuentas. Entonces, si usted me pregunta si los funcionarios deberían de tener actividad en las redes sociales, sí, pero desde su punto de vista y si lo va a hacer desde la página institucional, debe ser sobre el discurso institucional. Si lo hace desde sus redes sociales, tiene que hacerlo también desde el punto de vista del dato de sus logros. Pero realmente si usted entra en la mayoría de las personas que tienen una actividad en redes sociales fuerte, eso no le está permitiendo a usted valorar por qué ese funcionario está haciendo una buena labor o por qué ese diputado debería ser reelecto en las próximas elecciones. No le está dando un panorama de valorar, o sea, usted puede tener mil tweets, usted puede ser la persona más activa en redes sociales y tomando el ejemplo de Nayib Bukele, ahí está la diferencia... si usted ve los tweets del presidente Bukele, los tweets del presidente Bukele generalmente llevan información y él hace una clara separación entre esos y lo maneja muy hábilmente; cuando usted no logra dividir lo que está haciendo como funcionario, lo que está haciendo como político, entonces no sólo crea confusión, sino que realmente no está haciendo su labor de informar a la población.
¿Aún así, hay funcionarios que usan las páginas institucionales para levantar su imagen personal?
Mire cómo es todo este proceso, porque son prácticas también cuestionables, porque usted está utilizando recursos del Estado, está utilizando canales también del Estado para una causa particular y no colectiva. Usted está ahí para resolver problemas colectivos y no personales, por eso puede ser provisional para la democracia cuando hablamos de todo este proceso.
¿Debería de haber un manual o un código de conducta que permita que los funcionarios se rijan de eso para hacer publicaciones, sin caer o sin coactar la libertad de expresión?
Yo creo que todo el código que nos ayude a realmente apegarnos a la ética, a la construcción de ciudadanía, a mejorar la democracia, pueden ser puntos de partida. ¿Qué significa? Pueden ser referenciales, como cuando a usted le dice mire, no utilice un lenguaje machista, no trate de justificar los femicidios porque ella andaba con falda corta o porque ella andaba a tal hora de la noche. Entonces esos son como pautas y sí las necesitamos todos. Yo creo que son pautas que deberían de ser como de autoasumir esas pautas para la comunicación. Lo que pasa es que en el caso de las autoridades, en el caso de los funcionarios, en el caso de los políticos, ellos tienen una doble responsabilidad: tienen la responsabilidad, si son funcionarios, de rendir cuentas, de informar, pero tienen que la responsabilidad aún mayor de fomentar la democracia, de no fomentar el odio y la confrontación... Una pauta que nos lleve a evitar todo esto es buena, pero debe ser una situación que decida personalmente asimilar y no que intervenga el Estado de una forma coercitiva.
Hay una línea muy delicada, pero muy delicada, entre la censura y la libertad de expresión. Entonces yo prefiero que quedarme con la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, la libertad de prensa, la libertad de la información a regular, porque por muy inteligente que sea la persona, por muy amplio que sea el grupo y muy capaz, siempre van a dejar cosas por fuera. Entonces es mejor que la gente se le oriente, se le indique con guías, con códigos para que lo asuman ellos de forma personal, pero que no intervenga el Estado para poder coartar, porque generalmente en América Latina hemos tenido cantidad de malas experiencias cuando interviene el Estado para regular, aunque sea, las comunicaciones de cualquier tipo.