Redes de extorsión, corrupción, amoríos y hasta acceso a Internet en la cárcel de Támara
Reos hasta actualizan sus perfiles de Facebook y suben fotos dentro de prisión. Recuperación de las cárceles pasa por un proceso integral, que incluye desarme y bloqueo de señal, dice criminólogo
EL HERALDO tuvo acceso a videos, audios, fotografías, mensajes y documentos sobre la descomposición a lo interno de la Penitenciaría de Támara.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Por negligencia el Estado toleró que la Penitenciaría Nacional de Támara, la principal prisión de Honduras, se volviera una verdadera Sodoma y Gomorra.
Las autoridades penitenciarias en manos de policías, militares y civiles dejaron que los privados de libertad impusieran su autogobierno, les permitieron armarse, nunca les bloquearon por completo el acceso a la telefonía móvil y el internet, se desentendieron de la alimentación de los presos y aprobaron que los grupos criminales -con el dinero de la extorsión desde las prisiones- se proveyeran sus propios alimentos, a tal extremo que las maras y pandillas hasta le mandaban la comida a ciertos directores de la cárcel.
Con privados de libertad -sobre todo- por crimen organizado, pandillas y maras actuando armados, con telefonía, internet, y sin control, este reclusorio ubicado en Támara se volvió el epicentro de la maldad, la violencia, la corrupción y la extorsión.
Tras años de encierro en un total ocio -ya que la rehabilitación solo existe en las páginas de la Ley del Sistema Penitenciario-, muchos de los presos hasta perfeccionaron su burla a las autoridades penales al nivel de lo inconcebible.
Para expertos, la recuperación de las cárceles debe pasar primero por el desarme de los grupos del crimen organizado al interior de las principales prisiones y la interrupción del internet y la telefonía móvil.
Celulares e Internet
La telefonía celular y los servicios de redes es uno de los negocios más jugosos que deja a los proveedores, según testimonio de algunos internos, a quienes semanalmente les cobran cinco lempiras para pagar al que provee el servicio, lo use o no lo use.
Gracias a la buena señal de internet, que solo es interrumpida cuando hay riesgos de algún operativo de revisión, muchos privados de libertad tienen activas sus páginas en Facebook y hasta colocan sus fotografías con sus compañeros de cárcel.
De acuerdo con el criminólogo Reynaldo Rubio, para recuperar la gobernabilidad de las prisiones se requiere de un plan con un proceso integral que no solo esté encaminado a someter a los privados de libertad, sino que también combata el alto nivel de corrupción que existe en la administración de las cárceles.
La Unidad de Investigación de EL HERALDO Plus tuvo acceso a videos, audios, fotografías, mensajes y documentos sobre la descomposición a lo interno de la Penitenciaría. Una parte de este material que evidencia la degradación del sistema carcelario está en poder de fiscales del Ministerio Público y otra ya consta en expedientes judiciales.
Entre el material está documentado cómo algunos coroneles directores no solo sacaban a los presos para que les construyeran sus casas, sino que también se robaban los alimentos de los reos, llevándose también las estufas, utilizando los carros del INP para trasladar materiales de construcción a sus viviendas y otros recibiendo vehículos y dinero de las pandillas y maras.
En todo ese material, que también está en poder de las autoridades del INP, consta el caso de una psicóloga, en su oficina dentro de la prisión, manteniendo una apasionada relación con un criminal preso.
También hay audios y mensajes de una abogada, identificada como KM, extorsionando a los internos para dejarlos en libertad o aplicarles el derecho a la preliberación y el de una trabajadora social pidiendo dinero a los reos para hacerles una visita domiciliaria previo a su preliberación, pero que no las ejecuta.
“Hola, me quedé esperando. Solucione esta semana, porfa, me urge. Disculpe, ¿cuándo? Porfa y ya sabe tal vez hoy he estado esperando. ¿Cuándo lo va a hacer? Dígame”.
“Hola, me avisa, por favor. Aquí tiene que pagar la casa (presunta extorsión)”.
Esas son parte de las comunicaciones vía WhatsApp interceptadas por las autoridades penitenciarias de un teléfono supuestamente de una profesional del derecho con diferentes presos, a quienes presuntamente les exigía dinero para ponerlos en libertad.
“Pero, ¿cuándo? Me avisa, por favor, y le daré otra cuenta”, les escribía supuestamente la abogada a las víctimas y les mandaba el número de cuenta bancaria 79070113649330 a nombre de Yolanda Sosa para que le hicieran los depósitos.
“Bueno, está bien, con cuidado y ya sabe”, escribía la mujer, además de pedirle a los presos no meterla en problemas.
De esta forma, según audios y testimonios, la abogada exigía 20,000 lempiras para hacer el trámite de liberación de las personas que ya habían cumplido su pena.
Según uno de los audios, un colombiano, preso por narcotráfico, le habría pagado 20,000 dólares por su liberación.
“Bien, gracias a Dios, la otra semana espero algo, yo le aviso, todo está saliendo bien. Estoy arreglando lo de la condicional”, dicen parte de los mensajes enviados.
Tramposos
Algunos presos tramposos que le han querido jugar la vuelta al personal penitenciario también están cayendo uno por uno.
Según documentos de la fiscalía, el 24 de febrero reciente, las autoridades penitenciarias descubrieron que el privado de libertad José Douglas Lezama Baca, quien gozaba del beneficio de preliberación, estaba enrolado dos veces en el sistema de registro del penal.
Al llegar a firmar el libro de control, cuando colocó el dedo índice derecho en el dispositivo dactilar la computadora tiró el nombre de Carlos Ovidio Martínez Argueta, quien es otro reo que también goza de preliberación.
Sin embargo, cuando le ordenaron que colocara el dedo índice de la mano izquierda dio el nombre de José Douglas Lezama Baca. Al verificarse las firmas en el libro, se detectó que él estaba llegando a firmar también por Martínez Argueta.
Inmediatamente fue detenido y regresado a la cárcel, luego que la Fiscalía conociera el caso. Igualmente, el 5 de marzo se conoció otro caso similar.
El señor Omar Cruz se presentó a la oficina de preliberación manifestando que llegaba a firmar el libro, pero los agentes descubrieron que él nunca había estado preso, quien sí lo estaba era su hijo Óscar Cruz Oseguera.
El progenitor fue capturado y remitido ante las autoridades correspondientes, quienes lo terminaron enviando a prisión.