L 5.2 millones piden por el edificio donde ocurrió la masacre en Comayagüela
En el inmueble funcionaba un prostíbulo clandestino, pues sus habitaciones eran rentadas por prostitutas. Desde el día del múltiple crimen parece estar abandonado, aunque sigue a la venta
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se internó en las calles de Comayagüela, para conocer detalles y especificaciones del Hotel Venecia, actualmente a la venta, ubicado en la primera avenida, séptima calle.
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un manto de misterio rodea el edificio donde funcionó el Hotel Venecia del barrio Concepción, escenario de una masacre que dejó siete víctimas el pasado sábado 4 de marzo y que acaparó la atención de Honduras.
El inmueble, localizado en la primera avenida, séptima calle de Comayagüela, durante décadas pasó desapercibido. A la vista era un espacio abandonado, pero siempre funcionó un prostíbulo clandestino donde 16 sexo servidoras alquilaban diariamente la misma cantidad de cuartos, dejando únicamente dos habitaciones más disponible para clientes que deseaban permanecer en el edificio por más de una noche.
Actualmente a la venta, con dos números de teléfonos habilitados para que los interesados puedan conocer su valor y especificaciones, el Hotel Venecia está bajo la sombra de albergar en su interior el alma de siete hondureños, cuatro mujeres y tres hombres que fueron acribillados en un espacio entre la habitación 9 y un patio.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se internó en las calles de Comayagüela para evidenciar cómo cambió el ambiente después de la masacre, conocer interioridades que pasaban adentro del inmueble y conversar con sus encargados sobre el valor de venta y las especificaciones con las que cuenta el misterioso espacio.
La información recopilada corresponde a conversaciones con testigos protegidos que accedieron a conversar bajo la reserva que su identidad no fuera revelada bajo ninguna circunstancia.
Prostíbulo
El edificio parece más un inmueble abandonado, el tiempo se detuvo sin que nadie le brindara mantenimiento o alguna inversión.
Inundado durante el paso del huracán Mitch en 1998, la estructura aún mantiene vestigios de cómo el agua del río Choluteca entró entre sus paredes dejando marcas internas y externas.
Celosías quebradas, portones despedazados, suciedad en su fachada, harapos de cortinas, pisos destruidos, puertas en proceso de reparación, baños destrozados -y no precisamente limpios- son parte de lo que se puede observar en un lugar donde se movían fuertes cantidades de dinero producto de la prostitución y venta de droga.
Ubicado en la esquina de la primera avenida, séptima calle de Comayagüela, pocas personas tenían conocimiento que el inmueble era un prostíbulo disfrazado bajo el nombre de Hotel Venecia que incluso no lo tiene registrado a la vista por ninguna parte.
Equipado con 18 habitaciones, divididas en tres pisos, el inmueble siempre estuvo habitado por 16 prostitutas que pagaban 250 lempiras al día por cuarto, más 100 lempiras que debían desembolsar por el ingreso de cada cliente que entrara a sus aposentos a compartir el servicio.
Entre las sexoservidoras habían dos hombres y una mujer que pertenecían a la comunidad LGBT, (dos murieron) quienes prestaban sus servicios como el resto de las féminas que vivían bajo el mismo techo
Dos habitaciones, la número 9, donde estaban la mayoría de las personas que murieron en la masacre, y la 4, eran habilitadas únicamente para clientes que deseaban pasar días o semanas hospedados a un precio que rondaba los 300 lempiras por día.
Además de poseer una recepción y un espacio para una oficina donde el administrador poseía un moderno sistema de cámaras (la Policía Nacional obtuvo evidencias de este equipo de videovigilancia) que captaba el ingreso y salida de todas las personas que visitaban el misterioso lugar.
El Hotel Venecia, además, tiene una terraza en el tercer piso donde al momento de la masacre habían dos personas más en sus habitaciones, los sicarios no alcanzaron a llegar a ese nivel pues su objetivo lo identificaron al paso subiendo al segundo nivel.
Regrideradores cargados de cerveza, venta de cigarros e incluso comida estaban a disposición de los ocupantes y clientes que pasaban durante todos los días del año, porque el prostíbulo habría de lunes a domingo y las sexo servidoras pagaban su estadía a diario.
Como en la mayoría de hoteles, había una recepcionista encargada de pedir la documentación de los huéspedes. Ella se salvó de milagro del tiroteo, así como guardia que llegaba generalmente en horas de la noche, por lo que al momento del suceso no estaba presente en la zona.
Especificaciones de venta
Dos números de celular ubicado en un improvisado rótulo en la parte lateral del inmueble anuncian que el Hotel Venecia está a la venta.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, en un afán por conocer sobre el precio, escribió a uno de ellos por medio de WhatsApp, con la intención, además de conocer el valor del inmueble, era obtener un recorrido interno para ver de primera mano como quedó luego de la masacre.
En fotografías que circularon en diversos medios de comunicación y que fueron brindados por la Policía Nacional (PN) se logró observar que el estrecho patio donde acribillaron a las siete personas hay un muro marcado de agujeros de balas de armas de diferentes calibres.
En el inicio de la conversación para pactar un encuentro se consultó si en realidad el inmueble estaba a la venta luego de la desgracia y siendo aún una escena del crimen en la que sus dueños no han limpiado la sangre ni tampoco han desalojado algunas habitaciones.
Las pertenencias que lograron sacarse del edificio solo fueron de algunas de las victimas. Por ejemplo, de la habitación de Skarleth, los familiares, según relatos de testigos con los que conversó la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, se llevaron muebles y otros bienes.
La joven, según relataron, era una de las mujeres preferidas de Jorge Cerrato o Santos Arguijo, conocido en esos pasillos como “Kosovo”. Por su cercanía, él mismo le había amueblado la pieza.
-Buenas tardes, escribo para obtener información de la venta del edificio en la primera avenida de Comayagüela.
Seis minutos después al otro lado de la línea respondieron.
-Buenas tardes, ¿su nombre?, disculpe.
-Mi nombre es (se omite por seguridad), no sé si estoy escribiendo al número correcto o si ya no está a la venta.
La siguiente respuesta del vendedor tardó una hora con doce minutos.
-Sí, somos bienes raíces, y tenemos un edificio en venta en la primera avenida de Comayagüela.
Acto seguido, brindó los detalles: “Es de tres plantas, la primera planta tiene unos 200 metros y la segunda 250 metros, al igual que la tercera planta”.
-¿Cuál es el precio del inmueble? Lo vi abandonado... ¿Podría enviar un representante para que haga un recorrido y me muestre las instalaciones?.
Nuevamente, la respuesta resultó fluida: “Sí, solo un guardia que llega a cuidarlo, pero no hay nadie alquilando”.
El vendedor volvió a describir las medidas del edificio por piso explicando que en total son 700 metros y agregó que “un avaluó arrojó 5.2 millones de lempiras, pero es negociable”.
Con la conversación en desarrollo, se volvió a solicitar una visita al inmueble.
-Complicado porque no estoy en Tegus, miércoles estaré, dígale a la persona que usted tiene que me escriba porfa, (se omite nombre) bienes raíces, mi nombre es (también se omite)”.
Con la cita en mano se consultó más detalles que no fueron evacuados, pero si existió confirmación de la visita.
“Perfecto amigo, mañana le haré la cita, entonces, y le aviso”,
Llegó el día del recorrido, primero se intentó una conversación por llamada y posteriormente se escribió al WhatsApp, pero desde entonces no hubo más respuesta del vendedor, por lo que no se concretó la visita.
Se visitó el inmueble de día y noche durante tres semanas, pero nunca llegó nadie, el guardia descrito nunca ocupó su puesto de trabajo dejando el Hotel Venecia con una pequeña cadena y un diminuto candado como protección para que nadie ingresara.