TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La clave de la democracia es respetar las reglas y no usar un cambio ideológico para justificar un abuso de poder o eternizar en él, reflexionó Edison Lanza, exrelator para la libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA).
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Lanza, quien estuvo en el país como observador del proceso de selección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), dialogó con EL HERALDO sobre los riesgos que vive la democracia latinoamericana y las amenazas a los derechos humanos y libertad de expresión. A continuación sus valoraciones.
¿Por qué los países de América Latina están girando hacia la izquierda?
Somos el continente más desigual. Hay élites que históricamente han concentrado la riqueza. Ante tanta acumulación de desigualdad, la gente busca una alternativa para la redistribución y aparecen aquellos que prometen eso, pero habría que ver si eso se hace mediante la distribución del aparato productivo, una carga impositiva insensata o mediante el populismo distributivo. Ahí puede ser que tampoco funcione, entonces entramos en esos ciclos, en América Latina, de que ningún gobierno satisface a la gente y surgen gobiernos como el de (Jair) Bolsonaro en Brasil, que prometiendo un cambio puso en riesgo la democracia y terminó en un ataque a las instituciones.
¿Qué actuaciones de la derecha son las que generan más descontento social?
La frustración viene de la idea ideológica de que solo el desarrollo de las fuerzas productivas y de los mercados va a generar un derrame y va a llegar a los que tienen menos recursos, y eso en América Latina está demostrado que es una falacia; ese derrame no es natural, no llega a todos por igual, además cuando hay situaciones de crisis como ahora con el cambio climático, la pandemia, siempre los que sufren más son los más rezagados. Ahí tienen un gran problema todas las fuerzas políticas, el sacar de la pobreza a las masas porque si no la gente va a buscar atajos para llegar a ella.
¿Qué tanto la derecha con sus incumplimientos y la izquierda con su populismo ponen en riesgo la democracia?
Es un gran error pensar que la izquierda como la derecha son iguales en todas partes; y no es así. Nicaragua ha tenido una deriva autoritaria y se ha convertido en una autocracia, por supuesto que Venezuela tiene que volver al cauce democrático, pero también la derecha ha generado fenómenos autoritarios como el caso de Bolsonaro que atacó a la prensa, a los opositores y al órgano electoral, o el caso de Guatemala y de Hernández en Honduras. También hay izquierdas que son probadamente democráticas como “Pepe” Mujica en Uruguay, Lula en Brasil. Lo que pasa es que las dos grandes familias ideológicas han pecado de señalarse lo autoritario entre uno y otro, pero protegen a sus propios autoritarios.
¿Puede un político de ultraderecha, por un golpe de Estado, volverse de izquierda?
Esa pregunta viene con trampa... Los dirigentes políticos tienen derecho a cambiar de ideas, arrepentirse incluso de las que sostuvieron al comienzo de su carrera política. Si uno mira más fino la política de cada país, uno ve cómo dirigentes dentro del mismo partido sostenían ideas al principio de su carrera política y después otras al medio o al final, ese no es el problema, el problema es que se use ese cambio ideológico para justificar un abuso de poder o eternizar en él. La clave es respetar las reglas del juego de la democracia.
¿Por qué la izquierda al llegar al poder reproduce los defectos de la derecha?Eso es un mal de la política en Latinoamérica. La Corte Interamericana acaba de sacar una opinión consultiva sobre este tema y explica que no es un derecho humano reelegirse eternamente, que es sano para la democracia tener cláusulas que impidan la reelección indefinida. Hay que elegir un sistema y respetarlo, no usar artilugios para perpetuarse en el poder. Actualmente se han buscado vías oblicuas, interpretaciones traídas de los pelos para mantenerse en el poder.
¿A que se debe que los gobernantes de este siglo se han vuelto muy intolerantes a la libertad de expresión?
El mundo vive una situación muy compleja que va más allá del periodismo, creo que hay una revolución digital, una revolución ideológica, una revolución climática, un mundo convulsionado, hay una geopolítica que está incidiendo cada vez más, entonces creo que todo eso está generando un malestar mundial y aparecen esos fenómenos autoritarios.
¿Por qué la OEA no condena la violación de derechos humanos y libertad de expresión en Nicaragua?
Cuando estuve en la Relatoría lo condenamos con energía; realizamos una visita in locu que nos expulsaron al final, y por mí habla mis pronunciamientos. La Comisión de Derechos Humanos hace un trabajo, lo envía al Consejo Permanente que es el órgano político de la OEA y este tiene que tomar decisiones políticas basadas en si se encontraron o no violaciones de derechos humanos y ahí está la Carta Democrática para articular acciones para que ese país vuelva al cauce democrático. Evidentemente en los últimos años, este órgano político no ha tenido la eficacia que todos quisiéramos que tuviera.
¿Cómo valora la libertad de expresión en Honduras?
En líneas generales la prensa está actuando de forma libre; he visto debates, opiniones en contra y a favor del gobierno. Claro que hay problemas estructurales que tienen que ver con la violencia contra periodistas. Yo trabajé mucho para que hubiese en este país un mecanismo de protección de defensores de derechos humanos y de periodistas y estamos viendo que está un poco lenta sus actuaciones. Es una obligación de los gobiernos proteger a los periodistas cuando están en riesgo, tratar de ayudar a que la prensa tenga recursos justos, que la distribución o asignación de publicidad oficial se haga de manera objetiva.