Tegucigalpa, Honduras
Sentada en una camilla de la Sala de Rehabilitación Física del Hospital Escuela Universitario (HEU) estaba Kleidi Yanory Ramos, de 23 años, moviendo poco a poco sus piernas con ayuda de la doctora que la asiste en sus terapias.
Ella es una paciente que se recupera del síndrome de Guillain-Barré, que la atacó en enero pasado luego de haber presentado uno de los síntomas del virus tropical zika. La joven madre, que vive en la aldea El Tablón, de la capital, quedó paralizada de sus articulaciones debido al síndrome, no puede caminar y tiene que usar una silla de ruedas.
A pesar de sus dolencias, piensa en lo afortunada que es, ya que a pesar de haber padecido del virus en su primer trimestre de embarazo su pequeña Génesis, de apenas tres meses, nació sana.
Su temor era que la bebita naciera con microcefalia, como sucedió con nueve pequeños la semana pasada cuyas madres padecieron de zika a finales de 2015 y a inicios de 2016.
Y es que la microcefalia no representa únicamente problemas en el desarrollo motor de los pequeños que la padecen, ya que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), también puede producir ceguera, sordera y epilepsia en los menores.
“La microcefalia puede presentarse como una condición aislada o asociada a otras condiciones de gravedad variable, que pueden ir desde convulsiones, dificultades para alimentarse, efectos sobre el desarrollo del niño, hasta el riesgo de vida del recién nacido”, dice un documento de la organización.
Estas enfermedades son sumamente caras de tratar en el país.
Según algunos padres de bebés microcefálicos, en la mayoría de los hospitales públicos el medicamento es escaso y para comprarlo deben invertir al menos mil lempiras mensuales.
Cifras siguen en aumento
La Secretaría de Salud reporta hasta la fecha un total de 531 mujeres embarazadas que tienen o han tenido los síntomas de zika.
De estas mujeres una 60 tienen altas posibilidades de que sus pequeños nazcan con microcefalia, según el decano de la Facultad de Medicina de la UNAH, Marco Tulio Mejía.
Las autoridades sanitarias consideran que la única arma que tienen contra la expansión del virus es la prevención. Para ello, invitan a la población a eliminar los criaderos del mosquito Aedes aegypti que se forman en los recipientes de agua limpia y estancada.