TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Si tuviéramos a dónde ir, no vuelvo, pero a dónde más podemos acudir”, esta es la respuesta de Emma Gómez, de 28 años de edad, ante la consulta de si está dispuesta a volver a su casa, a pesar del riesgo de las inundaciones.
Con la mirada en el suelo, la mujer responde mientras alimenta con espaguetis a su hijo de siete meses.
Emma vive en la ribera del río San José, cerca del bulevar Kuwait, desde hace más de 14 años. La joven madre es originaria del municipio de Orica, Francisco Morazán, y emigró a la ciudad en busca de una mejor vida, pero con la experiencia que vivió este fin de semana, lamenta no haber encontrado las oportunidades que anhelaba al hacer de la capital su hogar.
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La mujer fue trasladada a la Escuela Michel J. Hasbun de la colonia Las Vegas, junto a sus tres hijos, todos menores de edad, pues su hogar fue amenazado por las embravecidas aguas del río San José.
“Mi casa es de madera, todas nuestras cosas quedaron allá, a nosotros nos trajeron a las cuatro de la tarde, la verdad jamás pensamos que nos iba a tocar vivir una situación tan peligrosa”, aseguró.
A la par de su covacha se encuentra la vivienda de una de sus primas, quien también se encuentra albergada en este lugar.
Su prima, Rosa Angélica Cadena, es la segunda vez que experimenta una situación similar.
